jueves, 16 de septiembre de 2010

Lush Honey Trap Bálsamo de labios


Desde pequeña tengo tendencia a tener los labios muy secos, tanto en invierno como en verano, y esto me obliga a tener siempre a mano un buen cacao o protector labial. He probado muchos y de diversos formatos: el típico cacao en barra, las vaselinas en lata, geles reparadores en tubo, de diferentes sabores, de farmacia, de perfumería, etc. Lógicamente tengo mis favoritos, encabezados por mi querido ChapSan, un protector-reparador labial con textura tipo gel que se vende en farmacias y parafarmacias. Aun así, no puedo resistir la tentación de seguir probando labiales: además de algo necesario para cuidar mis labios, se ha convertido en una afición para mí y los bálsamos labiales son uno de mis productos cosméticos favoritos.

En mi opinión del jabón Farmacia de Guardia os conté que mi último descubrimiento referente a cosmética ha sido Lush. Empecé comprando un producto que me hacía falta para combatir el acné, pero la cosa ha ido más allá y puedo decir que Lush me está conquistando con su filosofía y sus aromas exquisitos. Los bálsamos labiales me llamaron mucho la atención pese a no haber leído ninguna opinión de los mismos, y decidí comprar dos: el Chocolate Whipstick y el Honey Trap del que os hablo a continuación.

Presentación

La presentación del bálsamo es muy sencilla: una pequeña lata metalizada con una etiqueta de color rosa en la parte superior. Al contrario de lo que parece, la tapa se abre desenroscándola, y aquí viene mi primera queja: mi lata estaba tan bien cerrada que he tenido que forzarla (con las consecuentes abolladuras) para poder usar el bálsamo. Con la lata del Chocolate Whipstick no me ha ocurrido y son iguales, así que imagino que el defecto lo tenía la de Honey Trap. Si los señores de Lush me leen les pediría que no se pasen apretando las tapas de estas latas.

Contiene 10 gramos de bálsamo, bastante menos que las vaselinas Gal (por compararlo con otro labial que se presenta en lata). Aun así, calculo que me va a durar varios meses porque con muy poquita cantidad es suficiente para que los labios queden hidratados. Por cierto, en la lata se indica que lo hicieron el 13 de mayo de este año y que caduca el 13 de julio de 2011. Me parece un detalle curioso porque rara vez los labiales llevan fecha de caducidad. Como mucho llevan el icono para indicar que caduca 12 ó 24 meses después de abrirlo, pero la fecha concreta nunca la había visto.

Su precio es de 7,95 euros, que a mí me parece elevado porque hay multitud de bálsamos labiales en el mercado y la mayoría son más baratos que este. De todas formas, tampoco me parece un precio prohibitivo y, dado lo que cunde después, vale la pena hacer la inversión. Sin olvidarnos de la calidad, que muchos de los cacaos baratos sólo cumplen la función de proteger y a la hora de reparar no hacen nada.

¿Honey Trap?

Creo que no cabe ninguna duda de la originalidad de los nombres de los productos de Lush. Ninguno de ellos está escogido al azar y se alejan de lo típico de “bálsamo de … con extracto de …”. En cierto modo, Lush compensa las presentaciones sencillas con ingenio y picardía, dándole un toque especial a cada producto para que éste se convierta en único y exclusivo. Está claro que lo más importante es la calidad, pero estos detalles y la filosofía de la marca también hacen que mi opinión sobre ella mejore.

Hablemos del nombre de este bálsamo, Honey Trap. “Honey” es miel en inglés, y “trap” significa trampa o tender una trampa en caso de que se utilice como verbo. ¿La trampa de la miel? En Lush nos explican su verdadero significado: al parecer, en el mundo del espionaje internacional una ‘honey trap’ era una mujer enviada a sonsacar a un espía utilizando sus armas de mujer. Lush adapta esta idea para el bálsamo y lo vende diciendo que con él nuestros labios estarán suaves y sensuales, capaces de seducir a cualquier hombre. Yo suelo ignorar este tipo de publicidad, pero me parece curiosa la historia que hay detrás del nombre del bálsamo.

Aroma y composición

Sólo puedo calificar el aroma de este bálsamo con una palabra: delicioso. Huele a chocolate blanco con unas notas de miel, es una fragancia dulzona que os encantará si os gustan los aromas que recuerdan a postres golosos. El chocolate me encanta, y por suerte cada vez hay más productos cosméticos que imitan su olor. De chocolate blanco todavía no había probado ninguno, y la verdad es que me picaba la curiosidad porque este tipo de chocolate me gusta incluso más que el negro y el que lleva leche. En cambio, el olor a miel no me entusiasma y cuando es demasiado fuerte incluso me resulta molesto, pero aquí esta nota se aprecia de forma suave y para nada me parece desagradable. Cuando abrí la lata por primera vez noté el aroma a miel, pero una vez te acostumbras pesa más el de chocolate. En definitiva, que el olor está muy logrado y la combinación de aromas resulta exquisita.

Por cierto, en la página de Lush dicen que el bálsamo “sabe” a chocolate blanco, miel y naranjas, pero realmente yo no noto que sepa a nada. Supongo que se referirán al aroma, aunque la parte de las naranjas no soy capaz de apreciarla.

Entre los componentes principales del bálsamo, destacan el germen de trigo, con alto poder nutritivo; la infusión de avena, con propiedades calmantes; el aceite de almendras, conocido por sus propiedades hidratantes y nutritivas; la miel, que calma y regenera la piel (los labios en este caso); naranja, que contiene vitamina C, y por supuesto chocolate blanco, que regenera y nutre la piel. Me hace gracia que al leer los ingredientes casi todos son conocidos, no suenan a chino como ocurre con otros productos. Supongo que esto en parte se debe al intento de Lush por hacer productos lo más naturales posibles. Ah, y por si no había quedado claro ningún ingrediente ha sido testado en animales. En Lush están muy concienciados al respecto.

Impresiones: Un bálsamo estupendo

Cuando por fin conseguí abrir la latita, me encontré con un bálsamo que en apariencia no es lo que se dice atractivo, pues es de un color beige-amarillento que al lado de los veinte mil colores que pueden tener los bálsamos hoy en día parece bastante soso. Pero no olvidemos que Lush cuida la composición de los productos en detrimento de su aspecto, y en parte es preferible que su producto tenga este color y sea más natural que otros. Además, tiene una ventaja: no deja ningún color en los labios, tampoco brillo, por lo que pueden usarlo hombres y mujeres, en cualquier parte. No sé vosotros, pero no soporto aquellos labiales que te dejan los labios blancos, y tampoco me hace mucha gracia que te los pongan más rojos o del color de la barrita en cuestión. Generalmente los bálsamos que dejan color blanco sólo los uso en casa, y eso es un inconveniente para mí porque vaya donde vaya me gusta llevar un labial protector en el bolso.

La textura del bálsamo es más dura que la de las típicas vaselinas Gal, y no he notado que se derrita a pesar del calor. Al principio puede parecer un problema porque cuesta más coger labial, pero enseguida me di cuenta de que con muy poquita cantidad en cada aplicación es suficiente para observar resultados, así que no pasa nada. Por otra parte, la sensación que deja en los labios es ligera. Notas que lo llevas puesto, pero de una forma más suave que las vaselinas y otros protectores.

Los resultados me han sorprendido para bien. Con unas pocas aplicaciones deja los labios perfectamente hidratados, muy suaves, y se mantienen así con el paso de las horas. Tengo que reconocer que llevaba un tiempo usando unos protectores que no son gran cosa, por lo que cuando empecé a usar el Honey Trap mis labios estaban resecos y con algunos cortes. El bálsamo me ha solucionado todos esos problemas muy rápido, estoy contentísima. Hacía mucho tiempo que no descubría un labial que hidratara y nutriera tanto. Hay muchos que cumplen la función de proteger, pero encontrar uno que repare a fondo ya es otra historia.

Otro aspecto que me ha sorprendido gratamente es su duración. Puede aguantar tranquilamente una hora (me refiero al tiempo que notas el bálsamo en tus labios), algo poco habitual en los labiales de textura ligera. Si bebes una vez, el bálsamo sigue ahí, aunque en menor cantidad, como es lógico. Nada que ver con los bálsamos en barrita que usé justo antes de empezar este: me los tenía que ir pasando con más frecuencia y aun así no me hidrataban ni la mitad que el Honey Trap.

Por todo esto, considero que este bálsamo es uno de los mejores que he probado, y os lo dice una persona que ha probado muchísimos. Hacía mucho tiempo que no notaba los labios tan suaves, y sólo hace unos días que empecé a usar el Honey Trap. Es realmente hidratante, a la altura de mi amado ChapSan. En fin, mi primer contacto con los bálsamos de Lush no ha podido ser mejor, y a pesar del precio creo que si tenéis tendencia a tener los labios secos vale la pena gastarse los casi ocho euros que cuesta. Y todo esto sin mencionar las sensaciones olfativas que produce el olor a chocolate…

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