martes, 12 de abril de 2011

Lush La Máscara

La Máscara

Se presenta en un bote negro muy minimalista, en la línea de los otros productos de Lush. Está disponible en dos tamaños: 125 gramos, que cuesta 5,90€; y 315 gramos, por un precio de 10,50€. Yo tengo el grande —no por voluntad propia (no se me ocurriría comprar algo que no he probado en ese formato), sino porque pedí a alguien que me la comprara cuando pasara por una de las tiendas y, al no encontrar el pequeño, me trajo este—, aunque de entrada os recomendaría que adquirierais el otro porque 10,50€ en una mascarilla duelen y mucho, por mucha cantidad que traiga.

Su aspecto puede resultar tentador y repulsivo a partes iguales: de color verde, muy untuosa y con gránulos de alguno de sus ingredientes, en la línea de otras máscaras de arcilla. Desprende un fuerte aroma mentolado que me resulta muy agradable, aunque soy consciente de que estos olores tan frescos despiertan amores y odios. Hablando de la menta, la mascarilla contiene grandes dosis de este aceite con el fin de refrescar la piel y aprovechar sus propiedades descongestivas. Otros ingredientes que destacan son las arcillas de caolín y bentonita, que como sabemos combaten las marcas de la piel y en general le dan mejor aspecto. La miel le aporta propiedades limpiadores e hidratantes, el talco regula el exceso de sebo y los diversos aceites de plantas contribuyen a nutrir la piel y mantenerla bonita y cuidada.

Modo de aplicación

La mascarilla se usa como cualquier otra: sobre la piel previamente mojada, aplicamos una generosa capa de producto por el rostro, dejamos que se seque (aproximadamente unos 15 minutos) y a continuación la retiramos con agua. Después podemos aplicar el tónico, la crema o cualquier producto que uséis habitualmente. No os olvidéis de ponérosla también en el cuello, el escote e incluso en la espalda: son los grandes olvidados del cuidado personal y seguramente no vendrá nada mal una cura extra para la piel de esas zonas. Al traer mucha cantidad, puedo aplicármela por varias partes sin remordimientos; en ese aspecto supera a las mascarillas de sobre.

Mientras tengo la mascarilla puesta noto un frescor intenso, que como he dicho me resulta muy agradable (sobre todo ahora que ya hace calor, aunque la podemos usar en cualquier época del año). Al lado de las mascarillas de marcas blancas o más artificiales, esta es la que más «noto» cuando la tengo puesta, en parte por su textura densa, en parte por la fragancia. También se aprecia cómo se va secando, hasta el punto de que puede llegar a ser un poco molesta, pero vale la pena dejarla ese ratito porque luego los efectos compensan el esfuerzo con creces.

Con respecto a la conservación, basta con cerrar bien el bote y guardarlo en lugar donde no le dé la luz directamente (como cualquier cosmético, vaya). Lo comento para que no se confunda con otras máscaras de Lush, que deben conservarse en la nevera y tienen una duración de pocas semanas. Yo tengo La Máscara desde hace aproximadamente un mes y medio, y sigue tan fresca y estupenda como el primer día.

Resultados

Solo por las estupendas sensaciones que me provoca ese frescor ya le daría un diez porque, insisto, en ese sentido ha sido todo un descubrimiento para mí e incluso «disfruto» al aplicarla, cosa que no se puede decir de cualquier máscara (más bien causan indiferencia). ¡Usarla en verano tiene que ser una verdadera gozada!

Vayamos a lo que interesa: ¿qué efectos noto al aclararla? Para empezar, como buena mascarilla limpiadora, limpia la piel en profundidad: los poros negros de la nariz quedan limpísimos (aunque con el paso de las horas vuelven a su estado normal, claro) y en general noto que regula el exceso de grasa. Como sabéis, mi piel tiene tendencia acneica, de modo que el hecho de notar cómo la máscara se va secando (y absorbiendo con ella todo el sebo) me viene de maravilla. No sé si para una piel seca ese efecto será tan gratificante, aunque está indicada para todo tipo de pieles.

Por otro lado, deja la piel con mejor aspecto, más luminosa y extremadamente suave, incluso noto que aclara las rojeces e imperfecciones (tampoco nada exagerado, ¿eh? Los milagros a Lourdes). Me imagino que la máscara contiene pequeñas partículas exfoliantes y de ahí que consiga purificarla tanto. También noto una mayor tonicidad: mi piel lo está de por sí porque soy joven, eso también lo digo, pero diría que aún la mejora un poco.

En general, la máscara me gusta por su alto poder vigorizante —gracias al frescor mentolado que desprende—, porque siento que la arcilla absorbe el exceso de grasa de mi piel y porque en general me da muy buen aspecto y noto que realmente está actuando. Me parece una de las mejores que he probado, si no la mejor, aunque tengo que reconocer que es bastante más «guarra» que otras, pues al aclarar esa masa verde es fácil dejar rastros del producto por el lavabo o la ropa. Puede que por eso a algunas os dé más pereza usarla, ya que hay que tomárselo como un tratamiento de belleza y no como un acto rutinario que terminas en un visto y no visto.

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