martes, 30 de agosto de 2011

Klorane Mascarilla a la manteca de mango

Mascarilla nutritiva a la manteca de mango de Klorane

La mascarilla a la manteca de mango se vende en una sencilla caja de cartón que contiene un tarro de plástico semitransparente, con el tapón de color blanco. Este, a su vez, lleva un papel protector para asegurarnos que no se ha abierto y el producto se conserva en las condiciones idóneas. Se parece a la presentación de sus homólogas de supermercado, aunque en este caso es mucho más discreta (en Klorane miran más por el interior y la calidad que por una imagen llamativa). Contiene 150 ml (me gustaría que llevara más cantidad) y el precio, por lo que he podido comprobar después de varios años comprándola, oscila entre 18 y 25 euros según la farmacia o la parafarmacia donde la compréis. Vale la pena preguntar en unas cuantas antes de tomar la decisión, vaya (y aun así, me sigue pareciendo carísima).

En segundo lugar, la mascarilla es de color naranja, a juego con el resto de productos de la línea y con la fruta que le da nombre. Tiene una textura densa, como si fuera una manteca. Huele claramente a mango, una fragancia que perdura en el cabello una vez aclarado (ni me entusiasma ni me resulta desagradable, aunque con el tiempo me he acostumbrado a ella. El principio activo se extrae de las almendras del mango, que son ricas en ácidos grasos y aportan nutrición al cabello.

Sin embargo, esta mascarilla tiene una pega importante en su composición: contiene siliconas. ¿Y qué son? Unas sustancias que hacen que tu pelo luzca más bonito pero, ojo, solo en apariencia (se pueden identificar por las terminaciones -cone, -xane y –conol, en esta mascarilla en concreto aparecen tres). Se adhieren al cabello, reducen su tacto seco, pero no lo tratan en profundidad. Tampoco hacen daño (así que si usáis champús que las lleven no os tenéis que preocupar), pero si queréis tener un pelo mucho más sano es recomendable pasarse a los productos que no las llevan, como los de Lush, por ejemplo. En la red encontraréis mucha información sobre el tema.

Volviendo a la mascarilla, como se puede deducir por las propiedades de su ingrediente estrella, está indicada para cabellos secos y estropeados. En el envase nos prometen reparar el pelo, nutrirlo en profundidad y darle fuerza para resistir mejor frente a las agresiones externas. De todos modos, al tratarse de un producto para usar una vez a la semana o cada quince días, no me parece una mala opción para cabellos normales, pues un extra de hidratación y cuidado capilar nunca está de más.

Modo de aplicación

Al igual que la mayoría de mascarillas capilares, esta se aplica después de lavar el pelo y aplicarle el acondicionador correspondiente (en caso de que uséis, claro). Se extiende sobre el pelo mojado, se deja actuar durante 5 minutos y se aclara con agua. No obstante, si tenéis el pelo muy estropeado o simplemente queréis que los resultados sean mejores, envolved el cabello en una toalla y esperad 20 minutos para que haga más efecto (yo suelo dejarla unos 15). A continuación, podemos peinarnos y/o secar el pelo como de costumbre.

Resultados

Ya he contado más de una vez que tengo un cabello bastante delicado (muy largo, seco, fino, con tendencia a verse opaco y sin vida), así que cuando afirmo que esta mascarilla es una verdadera maravilla no lo digo en vano. Cumple todo lo que se espera de ella y más: hidrata el cabello a fondo, le aporta mucha suavidad y hace que se vea sano y bonito, incluso más fuerte. Puede pareceros cara, pero os aseguro que los resultados compensan cada euro que cuesta: es un verdadero tratamiento para el cabello, da mil vueltas a las mascarillas de supermercado (esas que consideraba buenas hasta que descubrí Klorane…).

Uno de los temores que tengo a menudo con las mascarillas reparadoras se debe al hecho de que, a veces, con tanta nutrición acaban aplastando (y hasta alisando) el pelo. Está bien que esté suave, pero un pelo sin volumen y apagado pierde toda la gracia. Por suerte, con esta mascarilla eso no ocurre: nutre sin restar volumen al cabello, la podemos usar con total tranquilidad. Ahora mismo me viene a la cabeza la Absolut Repair de L’Oréal Professionnel (una mascarilla reparadora que se vende en peluquerías y tiendas específicas, de muy buena fama en general), que a diferencia de esta sí que me aplastó el pelo y por ello no repetí.

El único pero que le puedo poner es que no noto que dé mucho brillo y quizá podrían mejorarla en ese aspecto. Aun así, como las indicaciones principales del producto no se centran en ello, no se lo tengo muy en cuenta (las líneas específicas para dar luminosidad al cabello son las de pulpa de cidra y camomila —a propósito del tema, he usado ambas y me quedo con la segunda). Para compensarlo, podemos usarla junto al champú Sublime de Lush, que me parece de lo mejorcito para dar brillo al cabello.

En definitiva, me parece una mascarilla digna de un sobresaliente. Además de ser sumamente eficaz a la hora de reparar y cuidar el cabello, no lo apelmaza y se extiende con facilidad. Si voy a dejar de usarla es solo por el tema de las siliconas, porque creo que a la larga mi pelo estará más sano con productos que no las lleven. En caso de que a vosotros no os importe, os la recomiendo encarecidamente. A los que estáis como yo, os aconsejo las mascarillas de Lush (en concreto, la H’Suan Wen Hua es una excelente alternativa a esta de manteca de mango y además sale mejor de precio).


martes, 23 de agosto de 2011

Klorane Bálsamo a la manteca de mango

Bálsamo de manteca de mango de Klorane

Este bálsamo de manteca de mango se presenta en un sencillo tubo de plástico transparente, con soporte sobre su base. Al ser una marca de farmacia (y parafarmacia), Klorane invierte más en la calidad de sus productos y no tanto en un envase llamativo, todos sus envoltorios son de lo más básicos. Cada unidad contiene 150 ml (me gustaría que llevara más cantidad, aunque lo que hay, se aprovecha) y el precio ronda los 7 euros y pico, que puede variar un poco en función del establecimiento. Teniendo en cuenta que hace años que no uso productos capilares de supermercado y me voy a opciones más específicas (farmacia, peluquería, perfumería), este no me parece de los más caros.

Pese a llamarse «bálsamo», en realidad no deja de ser un acondicionador de los de toda la vida: es de color naranja suave, con una textura gelatinosa que se extiende muy bien por el pelo. Se usa después del champú y necesita aclarado con agua. Este en concreto está indicado para cabellos secos y sus funciones destacadas son nutrir y reparar el pelo. La manteca de mango que le da nombre se obtiene por presión en frío de almendras, cuyos ácidos grasos destacan por sus propiedades nutritivas y desenredantes, entre otras. Con tanto poder hidratante, se aconseja no aplicarlo en el cuero cabelludo, pues se corre el riesgo de engrasarlo. Su olor, como no podía ser de otro modo, es de mango puro y perdura en el cabello (a mí me parece una fragancia agradable, sin ser de mis favoritas).

La única pega que puedo ponerle al bálsamo, aquí y en los resultados, es que contiene siliconas (las identificaréis por sus terminaciones en -cone, -xane y –conol). Os recuerdo que estos ingredientes no dañan el cabello, así que al leerme no tenéis que volveros locos para comprar otros productos. Su particularidad consiste en que no reparan la fibra capilar, sino que se pegan a ella para hacerla más bonita a nuestros ojos y al tacto. La inmensa mayoría de productos capilares del mercado las contienen, de modo que si hasta ahora no os habíais preocupado por ello, no debéis descartar este bálsamo de Klorane por ese motivo. En fin, en la red encontraréis mucha información sobre el tema, listas de las marcas que las llevan y las que no, etc.

Cambiando de tercio, dentro de la misma línea de manteca de mango he usado el champú y la mascarilla. Ambos me parecen muy buenos: el primero deja el cabello limpio y suave, sin restarle volumen, mientras que la mascarilla lo repara en profundidad y supone un buen tratamiento para los cabellos más encrespados y castigados. Los dos, junto al bálsamo, merecen la pena. Los considero una gran opción para este tipo de cabellos, incluso me gustan más que los de algunas marcas más populares, como L’Oréal Professionnel o Kérastase

Resultados

El primer efecto digno de mención se aprecia antes de secar el pelo: el bálsamo ayuda muchísimo a desenredar, vamos, que no me hace falta complementarlo con un acondicionador sin aclarado. Yo siempre he llevado el cabello muy largo (y además lo tengo fino y seco, ¡todos los puntos para que se encrespe!) y sé muy bien lo que es lidiar con una melena llena de enredos, por eso valoro tanto este aspecto. Es realmente eficaz, se nota desde el primer uso.

Una vez seco, el cabello luce bien bonito: el producto lo hidrata en profundidad, le aporta toda la nutrición que necesita. Mi pelo está suave, con cuerpo, y se ve sano. Quizá podría dar más brillo, pero como no se vende como un artículo específico para eso, no puedo ponerlo como pega (si vosotros sí que buscáis luminosidad, os remito a mis opiniones del champú de camomila y la crema iluminadora de esa misma gama de Klorane, y del champú Sublime y la mascarilla Marilyn de Lush). Puedo decir que cumple todas sus promesas, que no es poco.

Con los productos para cabello seco se suele tener el temor de que engrasen o apelmacen el pelo. Y es que, en ocasiones, tanta nutrición resulta excesiva, o tal vez solo se necesita de vez en cuando, por eso procuro alternar tratamientos para este tipo de pelo con otros que tengan unas indicaciones distintas, como dar brillo o volumen. Aun así, este bálsamo de manteca de mango se puede usar varias veces a la semana con total tranquilidad: no apelmaza ni engrasa, en este sentido me deja el cabello igual que antes. Con lo que tendríais que tener más cuidado es con la mascarilla que, como es lógico, tiene un poder reparador más intenso.

Antes os he hablado del champú de la misma línea, porque en efecto los he usado juntos muchas veces. Sin embargo, el bálsamo también se puede complementar con un champú de otra índole: con el citado de camomila me va muy bien, porque uno le aporta brillo y el otro lo nutre a fondo. También forma un buen tándem con el champú de almendras de Klorane, indicado para fortalecer el pelo y darle volumen. En definitiva, aunque yo siempre cuente maravillas de la línea de mango en su conjunto, los productos de esta por separado también os darán buenos resultados.

En general, estoy muy contenta con este bálsamo, solo tengo palabras de elogio para él. He decidido dejarlo atrás y reemplazarlo por uno de Lush (en estos momentos, el Spa) porque ahora me fijo en el tema de las siliconas, pero insisto: si a vosotros os da igual, este acondicionador puede ser una opción fantástica. No he sido fiel a él durante años en vano (eso sí, reconozco que mi pelo se corresponde al cien por cien a las características que describe Klorane, en otro tipo de cabello no sé qué tal funcionaría). Y si, como yo, os fijáis en las siliconas, puedo deciros que el champú de la misma línea no lleva, así que si os pica la curiosidad podéis descubrir los beneficios de la manteca de mango con él.


martes, 16 de agosto de 2011

Lush H'Suan Wen Hua Mascarilla

H’Suan Wen Hua, la mascarilla más vegetal de Lush

H’Suan Wen Hua es una de las mascarillas capilares más exitosas de Lush. Se presenta en un tarro de plástico negro con capacidad para 225 g de producto y cuesta 12,95 €, un precio un poco elevado para quienes estén acostumbrados a los artículos de supermercado, pero al lado de la mascarilla de farmacia que usaba anteriormente me sale bastante más barato. Su presentación no tiene nada de singular, sigue el mismo estilo que el resto de tratamientos para el cabello de la firma.

Una vez abierto el tarro (o en mi caso, el envase de la muestra) nos encontramos con una mascarilla de color beige y textura cremosa, fácil de untar por el cabello. Con el olor, hay opiniones encontradas: el aroma está inspirado en una ensalada, pero no en una ensalada con lechuga, tomate y vinagre, sino a una con plátano y otros ingredientes. A decir verdad, por mí misma no habría dicho que huele a ensalada, ni siquiera destacaría el plátano. Su fragancia me hace pensar en comida sana, pero no en una mezcla que coma habitualmente (supongo que no le pusieron un nombre oriental en vano). Y he de decir que me encanta, me resulta muy agradable. Sin embargo, en otras reseñas he encontrado que hay mucha gente que lo considera un punto negativo. Cuestión de gustos (y total, al aclarar ya no se nota).

Con respecto a su composición, contiene berro, que le aporta vitaminas; huevos frescos, que de toda la vida se ha dicho que van fenomenal para el pelo por su proteína; pasta de plátanos, de alto poder hidratante; aceite de oliva, muy nutritivo también, y otros ingredientes dignos de una ensalada como vinagre, aguacate y soja. Al llevar huevos, no puede ser un producto vegano, aunque sí es vegetariano (como todo lo de Lush, por otra parte). También tiene algunos componentes menos naturales, pero aun así da gusto aplicarse una mascarilla con tantos alimentos que nos resultan familiares, ¿verdad?

Por otra parte, todos los productos capilares de Lush se caracterizan por no llevar siliconas. ¿Qué son las siliconas? A grandes rasgos, las podemos definir como unos ingredientes que hacen que tu pelo luzca más bonito pero, eso sí, solo en apariencia (se pueden identificar por las terminaciones -cone, -xane y –conol). Se adhieren a él y lo suavizan externamente, pero no lo tratan en profundidad. Tampoco hacen daño (así que si usáis champús que las lleven no os tenéis que preocupar), pero si queréis tener un pelo mucho más sano es recomendable pasarse a los productos que no las llevan. En la red encontraréis mucha más información sobre sus características (ha sido uno de los temas cosméticos del año).

Volviendo a H’Suan Wen Hua, está mascarilla se recomienda para todo tipo de cabellos, aunque al ser tan nutritiva e hidratante me parece especialmente tentadora para cabellos secos y normales. De todos modos, a nadie le viene mal un extra de hidratación cada cierto tiempo. Si aun así no os convence, os recuerdo que en Lush también podéis encontrar la mascarilla Marilyn (da mucho brillo y desenreda el cabello, se aconseja para cabellos rubios y castaños), la Hair Doctor (indicada para desengrasar el cuero cabelludo y revitalizar las melenas apagadas), la Jasmin & Henna Fluff-Eaze (para pelos encrespados), la R&B (adecuada para cabellos rizados y ondulados) y finalmente una llamada Caricias (mima los cabellos más estropeados y apagados).

Modo de aplicación

Las mascarillas de Lush tienen una particularidad, y esta H’Suan Wen Hua no es una excepción: se aplica antes de lavar el pelo, es lo que se llama una mascarilla prelavado. Hay que extenderla generosamente por la melena seca (yo siempre paso el peine, así se reparte mejor) y dejarla actuar unos veinte minutos antes de aclarar. Supongo que habrá gente que la deje más rato, como con las mascarillas convencionales, aunque yo con un cuarto de hora tengo más que suficiente para observar resultados. Después de eso, podemos lavarnos el pelo con normalidad, con nuestros champú y acondicionador habituales. Lo recomendable es usarla de forma periódica, una vez a la semana si tenéis el cabello seco, y una vez cada quince días si lo tenéis normal, por ejemplo.

Resultados

Al principio no me hacía mucha gracia esto de aplicar la mascarilla antes de lavar el pelo, por el simple hecho de que no me gusta que me cambien los hábitos y llevo toda la vida liándome la toalla a la cabeza durante un ratito al salir de la ducha. No obstante, y como ya me ocurrió con Marilyn, he descubierto que el formato prelavado es mucho más cómodo que el convencional. Al aplicarla antes, cuando terminas de ducharte ya estás de verdad, no tienes que volver a aclararte el pelo. Me he acostumbrado rápido a este procedimiento y, sinceramente, ahora no me apetece volver a las mascarillas de siempre.

Antes de comentaros los resultados que observé tras su uso, quiero puntualizar una cosa: cuando pedí muestras, me llenaron tres vasitos de plástico (con el dineral que gasté ese día ya podían, ya…). Los he usado del siguiente modo: el primer día, solo gasté uno, por lo que el cabello no quedó del todo impregnado. La segunda vez decidí gastar los dos restantes, con el propósito de comprobar si así hidrataba más (aunque también corría el riesgo de que me lo engrasara). Así pues, os comentaré mis impresiones en cada caso, usando poca cantidad o mucha:

En el primer caso, la mascarilla me dejó el pelo bastante bien, pero no llegó a parecerme un producto de cinco estrellas (se habría quedado en un notable). Lo hidrató en profundidad, me facilitó el proceso de desenredado y le proporcionó buen aspecto en general. Sin embargo, la promesa de reparar puntas y asemejarse a un tratamiento capilar profesional no se cumplió del todo.

Con una aplicación generosa, los resultados me parecieron sublimes: cabello altamente hidratado y nutrido, muy suave y desenredado, con cuerpo y vitalidad, sin nada de grasa. Además, en un aspecto me sorprendió para bien: tal y como dicen, repara las puntas, las tenía mejor después de aplicar la mascarilla que antes (un efecto extraordinario, si me lo permitís). No noto que dé demasiado volumen ni brillo (en esto último me sigo quedando con Marilyn) pero, en relación con sus efectos hidratantes, creo que he encontrado la sustituta perfecta para la mascarilla de mango de Klorane que he usado durante años (y que tiene siliconas…).

Hablando de las siliconas, os recuerdo que si hasta ahora siempre habéis usado productos que las lleven es probable que necesitéis un periodo de adaptación para que vuestro pelo se acostumbre a no tenerlas. O en otras palabras, puede que de entrada los artículos sin siliconas no os den muy buenos resultados. Es cuestión de tener paciencia, pensad que a la larga vuestro pelo ganará en salud. Por mi parte, ya llevo unos meses alternando productos con y sin siliconas, así que mi melena se ha adaptado bastante rápido a estos productos y no he llegado a experimentar esta sensación de tener el pelo peor de lo que estaba antes.

En definitiva, una mascarilla maravillosa, me gusta incluso más que Marilyn, que es la que tengo ahora (cuando la termine compraré H’Suan Wen Hua, lo tengo clarísimo). Considero que cumple a la perfección lo que necesita mi pelo (que, como sabéis, es bastante seco): nutrición, suavidad y, sobre todo, ese efecto reparador de puntas y de todo el cabello en general. Vuelvo a destacar que, pese a haberla aplicado en abundancia, no me engrasó lo más mínimo y el pelo me duró limpio el mismo tiempo que siempre. Me parece una mascarilla cien por cien recomendable.


martes, 9 de agosto de 2011

Lush Cupcake Mascarilla fresca

Cupcake, una mascarilla facial de chocolate

Cuando entramos en la pubertad nos decían que no comiésemos chocolate porque nos saldrían granos. Craso error: en aquella época yo apenas lo probaba y tenía la cara como una paella. La conexión entre el chocolate y el acné no deja de ser otra de esas leyendas urbanas sin mucho fundamento pues, como me he hartado de repetir, este problema de la piel está causado por diversos factores e incluso la persona con una alimentación más sana puede llegar a padecerlo. No obstante, esta vez la relación entre ambos no es de causa-efecto, sino justo al revés: Lush nos ofrece una máscara facial de chocolate para combatir el acné. Quién lo habría dicho hace unos años, ¿eh?

La mascarilla Cupcake se presenta en el típico tarrito negro minimalista de Lush. Cada unidad contiene 75 g (que cunden mucho) y su precio es de 8,75 € (algo caro para mi economía, aunque va en sintonía con otros productos similares). Todo esto sería fantástico si no fuera porque la máscara caduca en aproximadamente tres semanas y hay que darse prisa para gastarla. Yo suelo aplicarme la mascarilla de turno una vez por semana o cada quince días, pero con esta tengo que hacerlo con una frecuencia mayor para que no se estropee. Esta me parece su gran desventaja: preferiría que se vendiera en envases más pequeños y tuviera un coste menor.

Por otro lado, el aspecto de Cupcake no podría ser más apetitoso: color marrón chocolate, textura de mousse cremosa… ¡Y además se conserva en la nevera! Como podéis suponer, aplicarla es un gustazo, sobre todo en esta época en la que lo fresquito nos viene tan bien. El aroma también cumple las expectativas: huele a chocolate puro, ¡dan ganas de coger la cuchara y comérsela! Además, es apta para veganos. Siempre he dicho que Lush tiene productos muy golosos, y esta mascarilla es un ejemplo estupendo de ello.

Con respecto a su composición, lleva barro Rhassoul, que limpia en profundidad y además tiene propiedades bactericidas y antisépticas; aceite esencial de menta y hierbabuena, para refrescar y estimular la piel; infusión de linaza y aceite de sándalo para suavizarla, y por supuesto manteca de cacao, que aunque parezca una contradicción por ser un ingrediente graso, según nos dicen va bien para tratar el acné. Así pues, se trata de una máscara indicada para pieles grasas con tendencia acneica.

Aplicación

Cupcake se aplica como cualquier otra mascarilla facial: la extendemos por el rostro (hay que evitar las zonas de los contornos de ojos y labios) dando un suave masaje y la dejamos puesta unos 20 minutos, hasta que se seque. También se puede aplicar en el cuello, el escote y la espalda, sobre todo si en estas partes también tenéis granitos (por una vez no pasa nada si gastamos demasiado, porque para lo que va a durar…). A continuación, la aclaramos con agua abundante y nos ponemos el tónico y/o la crema hidratante que usemos habitualmente. Toda una experiencia spa en casa, con el poder olfativo del chocolate. ¡Recordad que al terminar debéis guardar el tarro en la nevera!


Resultados

Ante todo, reconozco que esta mascarilla gana puntos en mi ranking de cosméticos preferidos por sus características externas. No lo puedo remediar, me encanta el chocolate y esa textura de mousse fresquita es una verdadera delicia para la piel. Se unta con mucha facilidad, y una vez aplicada el olor se sigue notando (incluso se pega a la ropa y a los objetos que tengamos cerca). Eso sí, es un poco guarra, al llevar barro es de las que lo ensucian todo y al terminar tendremos que limpiar bien el lavabo. Aun así, las maravillosas sensaciones que produce esta máscara compensan todas las desventajas que pueda tener, incluso las relativas a su efectividad.

Después de aclarar la Cupcake, noto los mismos resultados que con cualquier mascarilla efectiva (La Máscara de Lush, las de Rilanja de Schlecker…), esto es, zona T sin brillos, poros más limpios, piel resplandeciente, suave y tersa («resplandeciente» en este caso no es sinónimo de grasa). Da muy buen aspecto, de eso no hay duda. Al secarse quizá no se adhiere tanto a la piel como las máscaras de arcilla, pero aun así la deja mate y perfectamente limpia. También merece una mención su poder revitalizante, en gran medida gracias a su conservación en frío.

El problema viene al día siguiente. Yo suelo aplicarme las mascarillas por la noche, un rato antes de acostarme y, aunque soy consciente de que sus efectos no durarán eternamente, sí que espero que por la mañana mi piel se vea igual de bien. En gran medida es así: la suavidad y la luminosidad se mantienen hasta veinticuatro horas después, pero no sucede lo mismo con los puntos negros, que enseguida vuelven a estar como antes (incluso cuando he utilizado la mascarilla junto a un exfoliante). De todos modos, eso no es lo peor: he notado que después de usarla me salen algunos granitos. No aparecen de inmediato, así que no creo que sean consecuencia de la máscara ni una reacción alérgica, pero los considero una prueba de que no es lo suficientemente efectiva para el acné.

En definitiva, tengo sensaciones encontradas con esta máscara. Por un lado, me fascina su olor a chocolate, es una de las más agradables de aplicar que he encontrado y de veras me veo más atractiva después de usarla, gracias al buen aspecto que da. Sin embargo, siendo realista veo que no es la mejor opción para quienes tenemos problemas de granitos, ya que a la mañana siguiente me volvió a salir alguno y creo que su poder bactericida debería aguantar por lo menos un día. Además, hay máscaras no específicas para piel grasa que me aportan lo mismo que esta.

¿La recomiendo o no? En general, sí, porque a pesar de sus indicaciones creo que la puede usar cualquiera (salvo que tengáis la piel muy seca, claro). Eso sí, si tenéis acné, yo no me haría ilusiones. El jabón Farmacia de Guardia y la crema Vanishing Cream por sí solos me ayudan más que esta mascarilla Cupcake, en ese sentido no me ha aportado gran cosa. De todas formas, he disfrutado mucho de su textura y su chocolaaaate, por lo que no tengo una mala opinión de ella y no me importaría repetir en el futuro. No será mi remedio contra los granos, pero es perfecta para aplicar antes de una noche de fiesta.

martes, 2 de agosto de 2011

Lush Champú ¡A Toda Caña!

Champú ¡A Toda Caña! de Lush

Al igual que la gran mayoría de champús de Lush, ¡A Toda Caña! se presenta en una sencilla botella de plástico transparente, con su correspondiente etiqueta negra, todo muy sencillo. Lo tenemos disponible en tres tamaños: 100 g por 6,25 €, 250 g por 12,50 € y 500 g por 18,95 €. Me parece bastante caro, aunque si se compra en el formato grande hay champú para rato. Yo lo he descubierto a través de una muestra, que como sabéis en Lush consisten en unos pequeños tarros de plástico en los que te sirven una cantidad suficiente para probar el producto en condiciones (nada que ver con los típicos sobres rácanos de otras marcas).

Tengo que reconocer que el aspecto de ¡A Toda Caña! no es lo que se dice atractivo (vale, es un champú, no hace falta que sea una maravilla). Es de color marrón oscuro, muy líquido (recuerda al champú de quinina de Klorane), y ahora viene lo malo: su aroma es muy fuerte, aunque al aclararlo yo apenas lo noto en el pelo (y lo usé sin acondicionador ni nada). Yo no sabría definir la fragancia, pero en Lush dicen que lleva cerveza negra, así que ahí lo dejo. A propósito de su composición, por lo visto la cebada sirve para dar brillo, domar los cabellos rebeldes y aportar fuerza y vitalidad a los más lacios. Es apto para veganos y no contiene siliconas.

Como consecuencia de las características que he comentado, el champú se recomienda para pelos rizados o rebeldes en general. De todos modos, no hagáis mucho caso: la dependienta escogió la muestra expresamente para mí y no tengo el cabello rizado, sino más bien ondulado tirando a liso. Desde mi punto de vista, y como comentaré más abajo, es un producto adecuado para todo tipo de cabellos (siempre y cuando no sufran de grandes problemas de sequedad o exceso de grasa, claro).

Resultados

Sobra decir que el champú se usa como cualquier otro y lo podéis emplear a diario sin ningún tipo de problema. Con respecto a los resultados observados, en primer lugar destaco que deja el pelo muy limpio y no cuesta de aclarar (eso sí, no llega al nivel de limpieza del Sublime, que además de limpiar exfolia el cuero cabelludo). No engrasa nada el cabello, aunque como he dicho muchas veces yo no soy una buena referencia para esto porque tengo el pelo seco y es muy raro que un producto capilar me lo engrase. En cualquier caso, para mí ¡A Toda Caña! cumple su función básica perfectamente.

En segundo lugar, el champú me gusta porque aporta cuerpo al cabello y gracias a eso luce mejor. Tengo el pelo muy fino, con tendencia a verse apagado y sin volumen, y me gusta cómo me lo deja este ¡A Toda Caña! Lo considero una buena opción para cabellos lacios como el mío, por eso antes os decía que no únicamente sirve para gente con mucha cantidad de pelo rebelde. Tampoco esperéis un volumen extraordinario ni un cabello fortalecido en cuatro días, porque milagros tampoco hace, pero me va bastante bien y creo que podría ser un buen champú de uso frecuente.

En cuanto a la nutrición, lo veo bien: mi pelo está suave, hidratado de la raíz hasta las puntas. Si bien es cierto que no es el champú más hidratante del mercado, tampoco se vende como tal y al menos llega al mínimo exigido. Cuando digo que podría ser una buena opción para usar a menudo no lo digo por decir: con los champús para cabello seco se corre el riesgo de que a la larga el pelo se vea apelmazado y sin vida, y por muy suave que esté, ese aspecto tampoco es bonito. Creo que ¡A Toda Caña! se podría combinar de manera ocasional con acondicionadores y mascarillas más nutritivos. Con eso los resultados serían estupendos.

Por otro lado, eso de que la cerveza da brillo no lo he notado demasiado. En ese punto veo mi pelo más o menos como siempre, para darle luminosidad prefiero el champú Sublime de Lush o el de camomila de Klorane, además de la mascarilla Marilyn, también de Lush. En cualquier caso, la apariencia general del cabello es bonita, de manera que mi opinión global del champú no se ve afectada por este tema.

En general, me parece un buen champú. Salvo que tengáis algún problema específico, pienso que puede ser una buena opción para todos los tipos de cabellos: hidrata sin engrasar ni resecar, le aporta cuerpo y buen aspecto, la melena se ve bonita. No me ha conquistado como el Sublime y algunos de la marca Klorane, pero lo considero un producto de notable y una opción más que recomendable para quienes me leáis. Estoy satisfecha con los resultados y no descarto adquirirlo en el futuro.

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