jueves, 28 de octubre de 2010

Lush Dulce Placer Gelatina de Ducha




Dulce Placer. Presentación

La gelatina se vende en un bote de 240 gramos que cuesta 8,15 euros. Cuando yo la compré este formato

no estaba disponible, así que os hablaré de la gelatina tal y como la he probado yo: en la tienda me cortaron una porción de unos 100 gramos y la guardaron en un recipiente de plástico transparente para que se conserve bien. Supongo que ahora todavía se puede adquirir al peso, puesto que en la web siguen indicando que el precio para 100 gramos es de 4,15 euros. Sale más a cuenta el bote (y supongo que también será más cómodo), pero si nunca la habéis probado os recomiendo comprar solamente una pequeña porción, como hice yo.

No nos vamos a engañar: a simple vista no parece un producto agradable (de hecho, si no se sabe lo que contiene diría que incluso puede dar asco). Yo la llamo cariñosamente “el bicho”, porque entre el color y el movimiento de la gelatina es como si hubiera un pequeño animalito en el envase. La gelatina es de color ciruela muy oscuro y lleva purpurina, pero sólo se ve si lo miramos de cerca, así que en la foto se aprecia poco. No obstante, no debemos olvidar que Lush aboga por lo natural y huye de los ingredientes artificiales, de modo que es natural, valga la redundancia, que el color de la gelatina no sea especialmente llamativo. De todas formas, cuando un producto vale la pena lo de menos es su apariencia externa, y eso es algo que quienes hemos caído en las redes de esta firma sabemos muy bien.

¿Gelatina de ducha?

Ni gel ni jabón: la textura de este producto es gelatina pura y dura, como la que tomamos de postre. Bueno, a decir verdad, la gelatina de Lush es más consistente y no se deshace en la mano cuando la aprietas con los dedos, aunque en el tacto y el movimiento resbaladizo son totalmente iguales. Nunca había usado un producto para la ducha en este formato y lo cierto es que me atraía y me daba respeto a partes iguales: por una parte, me gusta la textura de la gelatina y me parecía un formato curioso; por otra, me daba miedo que fuera más una monería que un producto eficaz para lavarse. Al final ha cumplido todas mis expectativas, pero de eso os hablaré más abajo.

Además de la gelatina Dulce Placer, en Lush encontramos otras gelatinas, como la relajante Whoosh! y la divertida Joy of Jelly. Antes se me olvidó comentar que los nombres de los artículos de esta marca son muy divertidos y bien escogidos. A estas gelatinas debemos añadirles las que pertenecen a colecciones especiales y sólo se encuentran disponibles durante una época del año (ahora mismo están a la venta las de Halloween). Yo todavía no he probado ninguna de ellas porque primero quería asegurarme de que el formato gelatina me va bien, pero estoy tan satisfecha con la experiencia que espero poder probar las otras gelatinas en el futuro

Cómo se usa

Ante todo, que no cunda el pánico: usar una gelatina de ducha no tiene ninguna dificultad. Un aspecto importante a destacar es que si todo el rato estoy empleando la coletilla “de ducha” no es por casualidad: esta gelatina está diseñada para usarla cuando nos duchemos, no para el baño, lo cual me parece una ventaja en todos los sentidos: es más cómodo y ahorramos agua. Algunos productos de Lush (y de marcas de jabones en general) tienen la pega de que sólo sirven para el baño, como las burbujas o las bombas. Y digo que es una pena porque estos productos tienen muy buena pinta pero yo soy más de ducha que de baño y tengo claro que no los voy a usar. Siempre he tenido la sensación de que los jabones y productos ‘chachis’ son sólo para el baño, así que me alegra descubrir que Lush nos ofrece estas gelatinas.

En primer lugar, os recomiendo que no intentéis cortar la gelatina en trozos más pequeños con el objetivo de usar cada porción en una ocasión diferente. Os lo aconsejo porque yo lo intenté y no me sirvió de nada: me costó muchísimo cortarla (ya os he dicho que esta gelatina tiene más consistencia que las que comemos), y cuando al fin lo conseguí, ni siquiera gasté todo el trozo pequeño en la ducha. Me imaginaba que la gelatina se iba a deshacer al entrar en contacto con el agua y por ello me daba miedo usarla entera, pero nada más lejos de la realidad: debemos usar el trozo de gelatina entero e ir frotándonos con ella, como si se tratara de una esponja. La gelatina se va gastando, pero lentamente: no se deshace en las manos ni al entrar en contacto con el agua, por lo que da para varios usos.

Lo primero que sorprende es que la gelatina va dejando un rastro de jabón blanco en la piel, un detalle que demuestra que realmente es un producto limpiador y no una monería que simplemente huele bien. Todo esto, sin olvidar lo agradable y divertido que es pasarse una gelatina por la piel. Agradable porque a mí su textura me lo parece y además es una forma de variar de las esponjas de siempre. Divertido porque tienes la sensación de que va a escurrirse e inevitablemente se te escapa la risa… ¡Una buena forma de empezar el día! A la hora de conservarla para la siguiente ducha, basta con volver a ponerla en su envase y guardarlo en un sitio donde no le dé la luz directamente (lo normal, vaya). En la etiqueta se indica que debe gastarse en los 12 meses siguientes a su compra, así que tranquilos que no se va a estropear si la tenéis guardada unos días o semanas, aunque por su aspecto parezca un cosmético delicado.

El aroma

Si me decanté por esta gelatina y no por otra es sin duda por su exquisito aroma: me pierden las fragancias dulces. Las notas de la fragancia de esta gelatina se inspiran en el olor de los donuts y pasteles de cereza: grosella negra, cereza y ciprés. A eso se le añade una infusión de cereza agria y un toque cítrico amargo. El resultado es fabuloso: tiene un aroma dulce, pero sin resultar empalagoso. Yo aprecio las notas de cereza, pero al mismo tiempo es un olor mucho más elaborado y agradable que el aroma a cereza sin más. En fin, siempre es difícil describir un aroma, así que me limitaré a decir que si os gustan los aromas dulces sin coco ni vainilla, es muy probable que este os guste.

Las impresiones que nos deja una fragancia es algo muy personal, pero a mí Dulce Placer me inspira sensualidad. Supongo que es una gelatina perfecta para usar con tu pareja, je, je. Me daba un poco de miedo que el aroma fuera demasiado fuerte y pesado, pero para nada es así. Da gusto usar la gelatina y oler durante un ratito su exquisito perfume. Lógicamente, en la piel pierde intensidad y acaba desapareciendo por completo con el paso de las horas, pero con este tipo de productos ya se sabe. Al menos podemos disfrutar del dulce placer mientras estamos en la ducha…

Resultados

En primer lugar, tal y como os he comentado me daba un poco de miedo que la gelatina fuera un producto que sirve para que la piel huela bien y poco más. Por suerte, ese rastro de jabón blanco que deja a medida que nos la frotamos es un indicativo de que el producto también limpia, ¡y vaya si lo hace! La gelatina Dulce Placer deja la piel muy limpia, al salir de la ducha te sientes tan limpio como si hubieras usado un gel. En ese sentido no noto la diferencia entre usar un producto u otro, así que bien por Lush.

Puesto que al final no he cortado la gelatina en trozos y he estado usando el mismo cada vez que me duchaba, se me ocurre que alguien puede pensar que es poco higiénico frotarse la piel con el mismo producto una y otra vez. No os preocupéis: una gelatina es una gelatina, no es lo mismo que una toalla o una esponja. No quedan restos de suciedad en ella y, por si acaso, siempre le doy una pasada de agua antes de guardarla para que se conserve bien. Podéis estar tranquilos: la gelatina se conserva en perfectas condiciones y os irá igual de bien el primer día que el quinto.

Hablemos ahora de ese aroma tan fabuloso que tiene. La realidad es que mientras te duchas va dejando ese olor en la piel, pero al terminar y secarte la fragancia es mucho más leve. Algo se nota, pero con el paso de las horas desaparece por completo. Es una pena porque el aroma me encanta, pero esto sucede con la gelatina y con cualquier producto de ducha, así que no voy a señalarlo como un inconveniente. Siempre he tenido muy claro que si deseo que mi piel huela a algo especial debo aplicar una crema corporal con ese olor o directamente una colonia o perfume.

Con respecto a la hidratación, tengo que decir que la gelatina cuida la piel, ya que no la he notado más tirante ni reseca después de usarla (y eso que más de un día prescindí de la leche corporal). Yo tengo la piel seca, así que es de agradecer que respete este tipo de pieles. Quizá al ser un formato distinto y al tener que poner la gelatina en contacto directo con la piel podría parecer un poco agresivo, pero en absoluto es así. La gelatina respeta la piel y no la agrede en absoluto, más bien todo lo contrario. Se nota que en Lush cuidan mucho la composición de sus productos y no se limitan a crear artículos con fragancias agradables, como sucede con otras firmas.

Antes os decía que la gelatina tiene purpurina. Al principio me dio un poco de miedo que la purpurina se pegara a la piel (en tal caso el uso de la gelatina sería muy restringido, para fin de año, Carnaval y poco más, al menos en mi caso), pero por suerte es un elemento decorativo más que otra cosa: la purpurina no se pega a la piel, ni durante la ducha ni después. De hecho, cuando has usado la gelatina un par de veces te olvidas de que la lleva, je, je.

Por último, quiero hablar de lo que cunden 100 gramos de gelatina en relación con un gel de ducha normal y corriente. A día de hoy todavía no he gastado mi trozo de gelatina, lo he usado 4 ó 5 veces y todavía queda una buena cantidad, aunque es difícil precisar cuántos usos más dará. En cualquier caso, es evidente que no cunde tanto como un gel de ducha de 500 ml, y si comparamos precios podemos ver que en tal caso la gelatina sale cara (si la comparamos con un gel de marca blanca tipo Deliplus). Es por todo esto que la gelatina me parece más un capricho que un producto para usar a diario, aunque de todas formas no tiene un precio prohibitivo y digamos que es un capricho asequible a cualquier bolsillo. Yo la recomiendo: hay geles que salen mucho más baratos y cunden más, pero la gelatina tampoco es cara y vale la pena descubrir este formato de producto para la ducha.

2 comentarios:

LAKY dijo...

éste tiene una pinta... que una no sabe si aplicárselo sobre la piel o si comérselo!

xiqueta dijo...

Yo todavía no la he usado. Ahora voy a intentarlo pero quiero compartirla con mi madre y quisiera saber si puedo cortarla en trozos.

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