martes, 31 de mayo de 2011

Lush Brimstone Exfoliante corporal

Exfoliante Brimstone

El aspecto del exfoliante no es lo que se dice atractivo (de hecho, incluso puede dar asco si no se sabe nada de la filosofía de la marca): un cubo «terroso», de color beige. A diferencia de otros artículos de Lush, viene envuelto en un plástico para evitar que se deshaga (en casa lo podemos retirar, aunque yo he optado por mantenerlo e ir cogiendo producto conforme la pastilla se gasta), y no es posible comprar solo un trozo porque se vende por unidades. Cada una contiene 140 gramos de exfoliante y cuesta 4,95 €. No me parece un precio excesivo.

Brimstone tiene un aroma suave, agradable para mi gusto (me recuerda un poco a los jabones de avena). Sus principios activos son la arcilla china, indicada para regenerar la piel y eliminar las marcas, la sal marina, con efectos exfoliantes, y el aceite de cáñamo, que posee propiedades calmantes. Pese a no ser un producto cien por cien natural, contiene muchos menos químicos que los exfoliantes convencionales que encontramos en supermercados y perfumerías, lo que siempre se agradece. Además, lleva la etiqueta de apto para veganos.

Además de Brimstone, Lush dispone de otros exfoliantes corporales: Glorious Mud (a base de barro), Rub Rub Rub (en formato gel y con acción revitalizante), Stepping Stone (específico para combatir las durezas de los pies), Sugar Babe (de azúcar) y Sugar Scrub (también de azúcar, con ingredientes específicos para la celulitis). A la hora de decantarme por uno u otro, descarté de inmediato Stepping Stone y Sugar Scrub por sus indicaciones concretas y Rub Rub Rub por ser el más caro. De entre los demás, me llamaron la atención Brimstone y Sugar Babe, que además tienen precios asequibles, y finalmente escogí el cubo porque del otro no había leído críticas demasiado entusiastas. Como veis, no hubo ningún motivo especial en mi decisión, ni siquiera el hecho de llevar arcilla, por lo que no descarto probar uno distinto cuando lo termine.

Cómo se usa

En la web de Lush recomiendan retirar el envoltorio de plástico, mojar la barrita y a continuación aplicarla sobre las zonas más secas de nuestro cuerpo. Yo prefiero mantener el exfoliante dentro de su envase (al fin y al cabo, después de usarlo una vez tendríamos que volver a cubrirlo) y, en lugar de coger el cubo entero, lo que hago es mojarlo un poco, coger un poco de producto y frotarlo por la piel. Por fortuna, no tiene una consistencia tan frágil como la del exfoliante Stepping Stone del que os hablé hace unas semanas, por lo que no se deshace al entrar en contacto con el agua. Lo que si ocurre es que esa textura sólida que vemos se vuelve acuosa, en una mezcla que puede resultar un poco asquerosa a la vista (no olvidemos que lleva arcilla, así que, salvando las distancias, es como coger tierra en un día de lluvia). Los exfoliantes de color azul fosforescente son mucho más bonitos, pero también menos naturales.

El proceso de mojar Brimstone y coger producto para extenderlo por la piel se repite todas las veces que sea necesario (cunde bastante, aunque a mi parecer no tanto como un exfoliante convencional). Después, aclaramos la piel y nos lavamos con el gel de ducha o jabón que usemos habitualmente. Una vez el exfoliante restante se ha secado, yo lo tapo con papel film y lo guardo en un cajón para que no le dé la luz. De momento no se me ha estropeado.

Se aconseja usar un exfoliante por todo el cuerpo una vez cada quince días, aproximadamente. Si tenéis alguna zona especialmente seca, podéis insistir ahí con mayor frecuencia.

Resultados

El exfoliante cumple con su función, ni más ni menos. Después de usarlo, noto la piel más suave, incluso las zonas más secas por naturaleza (rodillas y codos). La sal marina elimina las células muertas, y la arcilla estimula la renovación celular, con lo que conseguimos una piel más bonita y agradable al tacto. Evidentemente, no podemos esperar milagros con un solo uso, pero algo hace, y lo sitúo al mismo nivel que los otros exfoliantes corporales que he usado (entre ellos el Exfotonic de L’Oréal, que goza de gran reputación).

A diferencia de otros exfoliantes, en este no está explícito que actúe como limpiador. Por mucho que esta función se sobreentienda en cualquier exfoliante (si renueva la capa externa de la piel, obviamente está limpiando), recomiendo acompañar su uso de un gel o jabón con el fin de conseguir una sensación de limpieza mayor. Brimstone es un poco «guarro» al tacto y, aunque una vez te acostumbras es genial (estoy encantada con su textura), no proporciona el aroma ni la frescura que conseguimos con un producto específico para la ducha.


Por otro lado, al igual que ocurre con cualquier exfoliante efectivo, se supone que activa la microcirculación en las partes aplicadas, con lo que se puede, por ejemplo, combatir la celulitis al usarlo en caderas, glúteos y muslos. De todos modos, yo no os recomiendo comprarlo únicamente con ese fin, ya que hay artículos más específicos para el tema (tanto exfoliantes como cremas y sérums). Lo que sí se observa con facilidad es su acción sobre los pelos enquistados: yo no suelo tener muchos, pero con los pocos que tengo, he observado que los libera.

Finalmente, solo me queda añadir que después de usar un exfoliante (este o cualquiera), se recomienda aplicar una loción o manteca hidratante para compensar un poco el desgaste de piel que se ha producido. La de aceite de oliva de Deliplus, por ejemplo, es barata y nutre la piel en profundiad.

Y creo que no tengo nada más que añadir a la opinión. Estoy satisfecha con el exfoliante: no resulta demasiado suave y sus efectos se notan, con lo que obtengo una piel más suave hasta en las regiones con tendencia a estar más resecas. Aunque la arcilla se pueda relacionar con la piel grasa, Brimstone es apto para todo tipo de pieles y doy fe de que no las daña (la mía es normal/seca). Tened en cuenta que un exfoliante se usa de manera ocasional, por lo que no llega a ser tan agresivo para la epidermis como podría serlo el uso diario de un gel demasiado fuerte para nosotros. No tengo ninguna queja con él, así que no me importaría repetir la compra.

jueves, 26 de mayo de 2011

Lush Spa Acondicionador

Lush Acondicionador Spa

El acondicionador Spa es de color blanco y tiene una textura bastante densa, recuerda más a un suavizante de los de toda la vida que a un acondicionador gelatinoso. En el envase no huele demasiado bien, aunque al no tener un aroma fuerte se soporta sin problemas. Como es habitual en Lush, se presenta en un tarro minimalista de color negro, nada llamativo, y contiene 235 gramos de champú que en mi pelo no cunden demasiado porque lo llevo muy largo. El precio alcanza los 13,70 €. Sí, sin duda demasiado caro para la cantidad que trae, incluso supera a los de Klorane; aun así, si buscamos productos que no lleven siliconas, me da que todos van a tener este problema.

Entre los ingredientes, llaman la atención las infusiones de agar y violeta, la leche de soja, el melón fresco, el yogur natural y los aceites de oliva, aguacate, jojoba y neroli, además de algunos parabenes y absolutos de flores. Algunos de ellos, como los aceites de oliva y de jojoba, son de sobra conocidos por sus beneficios hidratantes para el pelo; otros, en cambio, no son tan frecuentes en este tipo de productos, como el yogur, que le aporta vitaminas. El acondicionador está recomendado para cabellos dañados y promete suavizarlo, nutrirlo y fortificarlo (en palabras de Lush: «alimentar a los cabellos hambrientos con una buena dosis acondicionadora»), incluso lo recomiendan como sustituto de la mascarilla si no tenemos tiempo para aplicárnosla.

Resultados

Antes de nada, quiero recordaros que tengo el pelo largo, muy seco y fino, con tendencia a verse opaco y sin vida. Cuando busco un champú o cualquier producto capilar, me interesa que aporten hidratación y, a ser posible, le den un poco de volumen y brillo. Comprendo que tengo un cabello difícil de cuidar, por lo que a veces puedo parecer bastante exigente con los acondicionadores y demás. Quiero que este punto quede claro porque, aunque a mí Spa se me pueda quedar corto en algunos aspectos, tal vez a alguien con un pelo menos problemático le vaya estupendamente.

Dicho esto, os cuento mi experiencia con él. He de decir que mi miedo principal era que no le diera nada de volumen y, por ello, se me viera aplastado por la cabeza (el efecto «lamido de vaca» que dicen). Yo ya lo tengo bastante chafado de por sí, de modo que no quiero que encima pierda el poco volumen que tiene. En este aspecto, me ha sorprendido para bien: no noto que aporte volumen en la zona de la cabeza, pero tampoco lo quita. Es más, en lo que es la melena, le da bastante cuerpo, se ve bonito.

Por otro lado, aprecio que Spa hidrata en profundidad: el cabello está suave; no con el efecto extremadamente suave de las siliconas del bálsamo de mango de Klorane (que hasta ahora es el que mejor me ha ido), pero bastante bien de todos modos. Con lo seco que lo tengo, estoy más que satisfecha, me cuesta mucho encontrar productos que no se queden cortos en nutrición, y este ha cumplido. Da la sensación de que mi pelo se bebe el acondicionador, se empapa de sus beneficios sin llegar a engrasarlo lo más mínimo, ni siquiera en las raíces.

En lo que se refiere a desenredar, ayuda un poco y con el cabello mojado ya se ve que el acondicionador ha actuado, pero no es el mejor que he probado en este punto. Jungla, un acondicionador sólido de Lush, me iba mejor, aunque el formato no me convenció.

Otro aspecto que merece una mención es su aroma: en el bote la fragancia no me decía nada y, sin embargo, después de usarlo el pelo huele genial (diría que a algo afrutado, pero no me hagáis mucho caso que para identificar notas olfativas soy un poco desastre). Lamentablemente, el aroma dura poco y al día siguiente apenas se nota.

A decir verdad, el único punto reseñable donde no cumple del todo es la luminosidad: el pelo se ve sano, nutrido y con cuerpo, pero quizá le falta un poco de brillo. No voy a condenar el acondicionador por este motivo porque en sus indicaciones en ningún momento hace referencia al tema; no obstante, lo señalo de cara a futuras mejoras en el producto. En mi opinión, si le ponen el nombre de Spa y se vende como el tratamiento capilar más potente de la firma, debería ser eficaz también en el brillo.

En relación con lo anterior, he pensado que podría usarlo junto al champú Sublime. Este sí que da brillo, mucho —gracias a la sal marina, que exfolia y deja una melena radiante—, por lo que combinarlo con un acondicionador que aporte más hidratación estaría genial. Hasta ahora son los dos únicos productos capilares de Lush que me planteo comprar (los otros que he probado, Jungla y Reanimator, no estaban mal, pero no eran los más adecuados para mis necesidades), así que no sería de extrañar que en el futuro este tándem sustituyera al champú y al bálsamo de mango de Klorane que uso habitualmente.

En general, estoy muy satisfecha con el acondicionador. No me parece milagroso y creo que Lush tiene productos mejores; aun así, al valorarlo debemos tener muy en cuenta el tema de las siliconas: un cabello acostumbrado a productos que las llevan tarda más en adaptarse a otro que no contiene, por lo que posiblemente mi experiencia con Spa vaya a mejor si lo uso de forma frecuente. En estas dos aplicaciones de la muestra, la impresión ha sido de lo más positiva, y no le ha restado volumen, que era mi gran temor. De todos modos, nunca hay que olvidar que cada pelo es un mundo, así que antes de recomendarlo encarecidamente os aconsejo que os paséis por otras opiniones para contrastar experiencias y tener una perspectiva más amplia a la hora de tomar una decisión.

martes, 24 de mayo de 2011

Lush Sultana Jabón de ducha

Sultana, un jabón de ducha muy especial

La apariencia de Sultana desde luego no es ni mucho menos la más atractiva de entre todos los productos de Lush: un jabón de color muy pálido, prácticamente blanco, con trozos de albaricoques secos y pasas (que haya más o menos dependerá del trozo que os toque), aunque para mí no supone un problema porque me fijé en él gracias a algunas opiniones que había leído. En la superficie se aprecian puntitos marrones de los propios ingredientes, lo que demuestra que estamos ante un artículo mucho más natural que la mayoría de jabones, pues estos suelen ser totalmente lisos, sin imperfecciones. Como sabéis, en Lush casi todo se vende al peso, y en este caso el precio para los 100 gramos de producto se corresponde a 4,50€. No lo considero caro por sí mismo, pero, obviamente, al lado de un gel de ducha de supermercado (que trae mucha cantidad y dura más), sí que supone un gasto mayor.

Por otro lado, uno de los aspectos que más me gusta de Sultana es sin duda su fabulosa fragancia: desprende un aroma suave y agradable, que transmite limpieza y bienestar. No soy capaz de reconocer sus notas, pero tampoco tiene un olor tan «simple» como el de una crema hidratante normal. En la página web dicen que está perfumado con moras, aunque a mí desde luego no me recuerda a los perfumes de esta clase que he usado (y precisamente, colonias de mora he usado unas cuantas). Quizá no huele a nada exótico, ni su fragancia resulta tan exquisita como la de Rock star; no obstante, en gran medida me gusta porque esa falta de extravagancia, tanto en su exterior como en el aroma, ya que consigue parecer más natural que otros. Además, estos rasgos lo convierten en un jabón apto para todos y, por lo tanto, perfecto para regalarlo junto a otros productos de Lush.

En lo relativo a su composición, destacan el aceite de colza (una especie de col) —rico en vitamina E (antioxidante) y ácidos grasos—, y el aceite de coco —buen limpiador y altamente nutritivo y suavizante—, sin olvidarnos de los albaricoques, pasas y grosellas secos como elementos decorativos. Curiosamente, el jabón Rock star también contiene estos dos aceites como ingredientes principales, ¿será por eso que ambos se venden como dos de los más cremosos e hidratantes de Lush? De todos modos, he de decir que estos principios activos también están presentes en otros jabones, por lo que deduzco que son la base de gran parte de la oferta disponible.

Cómo se usa

No me voy a enrollar demasiado porque ya he hablado del tema alguna vez y supongo que, aunque de entrada la idea de emplear un jabón sólido para la ducha no os resultara demasiado familiar, con la fiebre de Lush que tenemos muchas seguramente os habéis empapado de cómo usar sus productos para sacarles el máximo partido. En primer lugar, he de decir que este y cualquier jabón sólido se utiliza frotándolo directamente sobre la piel mojada —vamos, ningún misterio—, aunque yo he encontrado una forma de sacarle más partido: envolverlo en una red de espuma consigue que haga más espuma, valga la redundancia, y que no necesitemos frotar tanto para obtener la ansiada sensación de limpieza. Además, suelo cortar la pastilla en porciones más pequeñas para no tener que cargar con el trozo grande todos los días.

Con respecto a su conservación, yo siempre envuelvo los jabones en papel film o transparente, los guardo en un cajón para que no les dé la luz directamente y hasta ahora no he tenido ningún problema. Me lo aconsejaron en la tienda en una de mis primeras compras, y en efecto los productos se mantienen en perfectas condiciones, aunque duren mucho tiempo (no es el caso de los jabones corporales, pero sí de los faciales, porque obviamente se necesita menos cantidad en cada uso). Hay quienes lo deja tal cual en una jabonera y tampoco les va mal; todo es cuestión de que cada una encuentre el método con el que se sienta más cómoda.

Resultados

Sultana me parece uno de los mejores jabones de Lush (sí, vale, he dicho lo mismo de los otros que he usado, pero es que hasta ahora no les encuentro ni una sola pega en cuanto a su efectividad). Para empezar, es muy, muy cremoso, ¡se asemeja más a una loción que a un producto limpiador!, por lo que resulta sumamente agradable de extender por la piel. Diría que es más cremoso aún que Rock star, y eso que ese lo era bastante.

En segundo lugar, y directamente relacionado con lo anterior, se trata de un jabón que cuida mucho la piel y le aporta hidratación. Evidentemente, no se puede comparar con los efectos de una manteca nutritiva, pero algo hidrata, y no deja esa sensación tirante al salir de la ducha. Aunque por su suave aroma me parece apto para cualquier época del año, en estos momentos lo recomiendo especialmente de cara al verano: en esta época la piel sufre por el sol y otras agresiones externas, y tener un producto bastante natural que la cuide viene genial.

No me quiero olvidar del tema básico, la limpieza: Sultana deja la piel muy limpia, con una agradable sensación de bienestar, a pesar de que su fragancia no se aprecia exactamente igual en nuestro cuerpo (para mi gusto, huele mejor en la porción de jabón, aunque el olor en la piel también dependerá de las características de cada una). Sabía que no me iba a decepcionar; ya hace tiempo que comprobé que, detrás de sus exquisitas fragancias, los artículos de Lush esconden productos de primera calidad en todos los sentidos, y este jabón no es una excepción.

En general, estoy contentísima con el jabón: me encanta que cuide la piel, que se extienda tan bien y proporcione esa maravillosa sensación de limpieza. De todos modos, por mucho que me guste, todo esto que comento también tiene una desventaja importante: al ser tan cremoso, se gasta más rápido que otros. Si del resto de jabones de Lush podía decir que cundían mucho y se amortizaba el dinero invertido en ellos, aquí no puedo declararlo con tanta facilidad, porque lo cierto es que lo estoy gastando a una gran velocidad. Aun así, no me arrepiento de la compra porque los beneficios y sensaciones de Sultana superan con mucho a los geles de supermercado.

jueves, 19 de mayo de 2011

Lush Stepping Stone

Exfoliante Stepping Stone

Esos «pies» verdes que veis en la foto son las pastillas de exfoliante Stepping Stone, una estética de lo más curiosa y llamativa. Mi porción pertenece a una muestra, así que está cortada de una de las barritas y no tiene una forma definida. En la tienda me la guardaron en una bolsa de papel (ya sabéis que aquí todo se hace a favor del reciclaje y la reducción del número de envases de plástico). Cada unidad contiene 75 g de producto (que deben de durar una barbaridad, porque a mí el trozo pequeño me está cundiendo muchísimo) y cuesta 4,35 €. Nada caro: los exfoliantes sólidos son uno de los artículos de Lush que están mejor de precio, igual que los jabones.

Porque, en efecto, Stepping Stone es un exfoliante sólido. ¿Y qué tiene esto de particular? Si un exfoliante normal se caracteriza por mezclar gel (o algo parecido) con partículas exfoliantes, cuando hablamos de uno sólido nos encontramos con que el exfoliante está hecho a base de gránulos que se encargan de suavizar la piel, sin ningún líquido que facilite su deslizamiento por nuestro cuerpo. Esto tiene sus pros y sus contras, que ya analizaré más abajo. Por lo demás, está hecho a base de sal marina y piedra pómez para exfoliar, manteca de cacao y aceite de jojoba para aportar suavidad, y polvo de licopodio (una planta) para desodorizar. Sus partículas son más pequeñas que las de un exfoliante corporal, pero se notan. Es apto para veganos, y desprende un aroma ligeramente mentolado.

Cómo se utiliza

Los exfoliantes se utilizan sobre la piel mojada, así que lo más recomendable es reservar su uso para la ducha (o para los momentos en los que tengáis los pies hechos polvo y los pongáis en un barreño con agua fría/caliente, que no sé vosotros pero yo suelo hacerlo siempre que camino mucho). Algunos también funcionan como gel limpiador, pero no es el caso de este de Lush, así que aseguraos de usar un producto que limpie la piel igualmente (da igual que lo hagáis antes o después del exfoliante, aunque yo prefiero esto último para retirar posibles restos de exfoliante que quedaran por ahí).

Dicho esto, hay varias formas de utilizar el Stepping (es lo bueno de los productos «naturales» y puros como los de Lush, que generalmente permiten varias formas de aplicación, al gusto de cada compradora). Una es la que nos sugieren ellos: cortar un trozo de la pastilla (o directamente coger la pastilla entera) y frotarla sobre los pies húmedos. Insistir en las zonas con más durezas, y a continuación aclarar. ¿Problemas que le veo yo? La pastilla es sumamente frágil, y a la mínima que la frotes, se rompe y deja caer muchísimo «polvillo» del propio exfoliante, a veces pasa con solo cogerla, sin necesidad de restregarla. Estos restos también sirven para exfoliar, así que si se os caen en la mano los podéis guardar; lo malo es cuando se depositan en la bañera, porque además lo dejan todo perdido.

¿Qué solución he encontrado yo para sacarle más partido? Para empezar, olvidaos de coger la pastilla y frotar: es mucho mejor coger el polvillo que va soltando, porque además se necesita muy poquita cantidad para exfoliar y con eso podemos ir tirando perfectamente. Seguidamente, podemos hacer dos cosas: o frotar las partículas directamente sobre el pie mojado, o mezclar el exfoliante con gel de ducha sobre la esponja y emplearlo como un producto convencional. Este último método va genial: no se desperdicia nada, y además se extiende mucho mejor por la piel gracias a la presencia del fluido. Es casi como tener un exfoliante normal, vaya.

Si lo mezcláis con gel, además, puede serviros como exfoliante corporal, ya que ahora las partículas no actúan de forma tan «dura» como si se frotara la pastilla sobre la piel. Es cierto que algunos de sus ingredientes se relacionan más con el cuidado de los pies y lo ideal sería tener un exfoliante para cada cosa (pies y cuerpo); no obstante, puede ser una idea para salir de un apuro, como me ha pasado a mí. 

Importante: en NINGÚN CASO metáis la pastilla bajo el grifo, o ya le podéis decir adiós porque con se deshará en un santiamén.

Después de usarlo, envuelvo el exfoliante con papel film o transparente (nada de la bolsa de papel en la que venía, porque quedaría más exfoliante suelto por ahí que en la pastilla). Vale la pena esmerarse y guardarlo bien, no vaya a ser que luego nos encontremos el cajón de color verde… ¡Ah! Y no olvidéis aplicar una buena crema hidratante en la zona para completar el tratamiento.

Resultados

La verdad es que estoy muy satisfecha con el Stepping Stone. Para haberlo probado a través de una muestra —de otro modo difícilmente me habría fijado en él, porque todavía tengo un tubo de exfoliante para pies de Deliplus, y no es que lo use mucho—, sin esperar nada especial de él, he quedado bastante contenta y no descarto repetir en el futuro (un futuro muy lejano, porque anda que no cunde).

El exfoliante realmente cumple con su función: suaviza las durezas y mejora el aspecto de los pies. Con un solo uso se aprecian mejoras, pero si vuestras durezas son severas tendréis que ser constantes para acabar con ellas del todo. Hay mucha gente que se queja de los cosméticos y dice que no hacen nada, pero luego ves que los usan de uvas a peras y claro, milagros tampoco van a hacer. En los productos para pies (exfoliantes, cremas o lo que sean), la constancia es importantísima, ¡usarlos una vez al mes no sirve de nada! Con respecto a sus propiedades desodorantes, yo no noto nada porque no tengo problemas de sudor excesivo, pero si ese es vuestro caso podéis tener el dato en cuenta. 

El único problema que me he encontrado con el Stepping son los inconvenientes que conlleva un exfoliante sólido (al menos este): no es tan cómodo de aplicar como uno normal, es frágil, se desperdicia producto, ensucia el baño… De todos modos, también tiene sus ventajas: un formato más ahorrador, no solo por el tema del envoltorio, sino porque a mi parecer cunde más que otros exfoliantes. Y por si fuera poco, su composición también es mucho más natural que la media. Ya he dicho que no me importaría adquirirlo de nuevo, así que con esto queda claro que he logrado acostumbrarme a su textura y no me supone un engorro utilizarlo.

Si lo comparo con los otros exfoliantes para pies que he probado, la verdad es que, más allá del tema sólido vs. líquido/cremoso, Stepping Stone no tiene nada que envidiarles. He usado los de Vichy Podexine y Deliplus (ambos muy recomendables), que también me suavizaban las durezas en la primera aplicación pero, como es obvio, requerían cierta constancia para eliminarlas. Ahora mismo, si me pidieran que recomendase un exfoliante específico para pies, aconsejaría este Stepping Stone o el de Deliplus (para quien no tenga una tienda de Lush cerca), pues los dos tienen un precio asequible y, lo más importante, funcionan.

martes, 17 de mayo de 2011

Lush Snow Fairy Lip Tint

Lush Snow Fairy

Snow Fairy se presenta en la pequeña lata metálica que comparten todos los bálsamos de Lush, un envase sencillo y discreto que cumple perfectamente con su función de preservar las propiedades del producto. Cada unidad contiene 10 g, que a mí me duran unos tres meses con un uso muy frecuente, y su precio es de 7,95€, igual que los demás labiales. Siempre digo que no los considero caros porque ofrecen mucho más que el protector medio; no obstante, como en este caso no ha cumplido mis expectativas, sí que puedo decir que Snow Fairy tiene un coste un poco elevado.

La lata lleva una etiqueta de color fucsia, a juego con el color del labial. Tiene una textura menos pastosa que la de las vaselinas Gal, aunque de todos modos me resulta un poco más densa que la de los otros bálsamos de Lush. No es desagradable en los labios, pero tampoco especialmente agradable, no sé si me explico. Está hecho a base de aceite de coco, agua, mantecas de karité, murumuru y cupuacu, azúcar glasé y algunas ceras —algunos de estos principios se conocen por sus funciones hidratantes y calmantes—. Para el sabor, destaco que han utilizado frambuesas secas, entre otros. Se trata de un producto apto para veganos, según se indica en la pegatina posterior.

Hablemos ahora del olor que desprende, una exquisita fragancia a algodón de azúcar o chicle de fresa, según las impresiones de cada una. Un aroma logradísimo, dulzón, que puede resultar demasiado fuerte si no sois fans de las fragancias dulces. Yo no tengo ese problema, porque adoro todo lo dulzón y goloso, y este labial me enamoró en cuanto lo abrí. Forma parte de la colección de Navidad, en la que también se lanzaron otros artículos con el mismo nombre y perfume (entre ellos, un gel de ducha que también tengo y del que espero hablaros en el futuro), por lo que forma parte de una edición limitada y en estos momentos no podréis encontrarlo en la tienda. Con suerte, en diciembre lo volveréis a tener ahí.

Lip tint vs. lip balm

Como veis, en el nombre del producto no reza «bálsamo labial», sino «lip tint», o lo que es lo mismo, «tinte labial». Creo que hasta ahora nunca me había parado a explicar las diferencias entre la oferta de labiales de Lush, así que lo haré ahora: por un lado, hay bálsamos de toda la vida, es decir, productos hidratantes y nutrientes, sin color, que pueden ser usados por ambos sexos; en segundo lugar, y con un envase idéntico a los citados bálsamos, hay tintes labiales, artículos que dejan color en los labios aunque tampoco son como barras permanentes; finalmente, ofrecen exfoliantes labiales, como el Bubblegum del que os hablé hace unas semanas.

Así pues, no podemos esperar lo mismo de Snow Fairy que de Honey Trap o cualquier otro de los bálsamos de los que he opinado por aquí. Reconozco mi metedura de pata al comprarlo, porque no me di cuenta de esa sutil diferencia hasta que lo empecé. A pesar de todo, quiero que quede bien claro que el nombre de «tinte labial» no me parece del todo apropiado: no tiene tanta fijación como un labial de larga duración, y su color tampoco es muy notable (para que os hagáis una idea, se parece al tono rosado que deja la barra protectora Liposan de ese color). Hay que tener en cuenta que Lush es una marca de cosmética general, no está especializada en maquillaje. Snow Fairy se encuentra a medio camino entre una barra de color y un bálsamo, sin destacar en ningún aspecto, aunque en esto ya me explayo en el apartado siguiente.

Impresiones

Los que me leéis sabéis que soy una gran fan de Lush, y concretamente de sus bálsamos labiales. Los tres que he usado (Honey Trap, de chocolate blanco y miel; Chocolate Whipstick, de chocolate y naranja; y None of your beeswax, un bálsamo vegano con olor cítrico) me han parecido excepcionales, unos productos realmente eficaces para combatir la sequedad de los labios. Al empezar Snow Fairy sabía que no podía exigir las mismas cualidades que en uno de sus bálsamos hidratantes; no obstante, aun así me decepciona que hayan creado un producto tan mediocre en todos los sentidos.

Para empezar, la definición de tinte labial no es en absoluto apropiada a lo que hay en su interior. Se supone que un tinte debe impregnar los labios con un color muy cubriente, y este simplemente deja un tono rosadito bastante natural, que no se parece en nada el fucsia que vemos en el envase. El tono es bonito y me parece favorecedor, ojo, pero pienso que quien lo compre esperando un tinte labial querrá algo más que eso. En segundo lugar, la duración es normalita, apenas una hora. Perdura igual que un bálsamo —en eso sí se parece a sus «hermanos» de Lush—, nada que ver con esas barras que prometen varias horas en su sitio.

Si en los aspectos de colorido y fijación no convence, con los efectos relativos a la nutrición ocurre otro tanto de lo mismo. Snow Fairy hidrata muy poco, incluso noto los labios más secos después de usarlo. Sé que no se le puede pedir que sea tan hidratante como uno de los bálsamos, pero tengo barras normales con color de otras marcas que me aportan más hidratación que esto, así que creo que se lo podrían haber currado más. No hace absolutamente nada contra las pielecitas, de modo que si tenéis tendencia a tener los labios secos como yo, no os lo recomiendo para nada. Quizá puede servirle a alguien que no tenga tantos problemas de sequedad, eso sí.

En definitiva, un producto que ya de entrada no se sabe exactamente qué es (un tinte labial, vale, pero esa presentación tipo bálsamo hace dudar) y una vez usado se demuestra que tampoco cumple en nada. Para dar color a los labios, prefiero comprarme una barra; y para nutrirlos, me quedo con los bálsamos. Un artículo como Snow Fairy no me aporta nada. Su única baza es el olor, y creo firmemente que si no fuera por eso no tendría ningún éxito. ¡Qué pena que hayan empleado una fragancia tan deliciosa en un labial que deja tanto que desear!

Por todas estas características, pienso que Snow Fairy podría ser adecuado para niñas y adolescentes que empiezan a sentir interés por el maquillaje. El labial les dejará algo de color en los labios, pero sin que parezcan payasos, por lo que podrán usarlo con tranquilidad. Además, el aroma y el color rosa les encantarán. Sinceramente, es el único sector en el que pienso que un producto de este tipo puede funcionar; entre las adultas, lo dicho: para dar color, una barra, y para hidratar, un buen bálsamo.

martes, 10 de mayo de 2011

Lush Sublime Champú

Lush Champú Sublime

El champú Sublime se presenta en el característico bote de plástico negro minimalista de los productos Lush. Como sabéis, esta firma está muy concienciada con la conservación y el cuidado del medio ambiente, por eso emplea envases reciclables y sencillos con el fin de generar menos residuos. Una unidad contiene 325 gramos de champú, cantidad que no está mal, y cuesta 14,95€. Tanto este como el resto de artículos capilares de Lush me parecen bastante caros (al menos los líquidos, los de formato sólido son otro cantar), pero debemos valorar que se trata de productos con una composición mucho más elaborada y respetuosa para nuestro cabello que los de supermercado.

Una vez destapado el tarro, el aspecto del champú no tiene nada de convencional: su apariencia me recuerda a un helado de limón, con ese color tirando a blanco y una textura cremosa y consistente a la vez. También se parece un poco a un granizado, pues está hecho a base de sal marina y a simple vista se puede confundir con pequeños trozos de hielo. Por cierto, es curioso que un champú lleve sal, ¿verdad? Me imagino que será la responsable de dar brillo al cabello. Por otro lado, lleva aceites de coco, mandarina y neroli (este último se extrae de las flores de naranjo), que hidratan y reparan el cabello. Para el aroma han utilizado flores de naranja, vainilla y lirio blanco, aunque a mí simplemente me parece una fragancia suave y floral. Cabe destacar que no lleva siliconas, como ninguno de los artículos capilares de Lush, y es apto para veganos.

En principio está recomendado para todo tipo de cabellos, aunque ellos especifican que va muy bien para pelo lacio y/o con tendencia al encrespamiento. Haciendo un repaso a todos los champús líquidos de Lush, os recuerdo que disponen de los siguientes: Curly Wirly para cabello rizado o seco; El Patriarca para cabellos grises o claros; Mi Primo Zumo y Sol para pelo graso; ¡A Toda Caña! para controlar los rizos y finalmente Reanimator para cabellos estropeados y faltos de vigor (os hablé de él hace algunas semanas, está bien pero tampoco obtuve resultados espectaculares).


Resultados

Antes de nada, quiero explicar que tengo un pelo complicado: muy largo, fino y seco, con tendencia a verse opaco y sin vida. Desde hace años solo uso productos capilares de farmacia o peluquería, ya que me parece que hay una diferencia abismal con los de supermercado y en cuanto pruebas un champú «de los buenos» no quieres volver nunca más a Pantene, Elvive, Fructis y compañía. Hago este comentario porque me considero bastante exigente en materia de artículos para el cabello; cuesta mucho que mi pelo se vea realmente bien, de modo que cuando encuentro uno que funciona, creo firmemente que se debe a su calidad (no a tener un pelo en el que cualquier producto va bien).

Con Sublime he quedado encantada, a ver cómo os cuento mis impresiones sin quedarme corta. Para empezar, la muestra me ha servido para dos usos, y en ambos lo he usado sin bálsamo ni mascarilla para observar mejor sus efectos. Los resultados han sido inmejorables: pelo muy suave, nutrido perfectamente de la raíz hasta las puntas, aspecto bonito y sano. Hidrata mucho más que un champú cualquiera, actúa como un acondicionador sin necesidad de acompañarlo de otro producto. En definitiva: todo un tratamiento para el cabello.

En segundo lugar, he notado que el champú aporta mucho brillo, ¡incluso me lo han dicho otras personas! Sin duda, este es uno de sus mayores atractivos, al menos para un pelo que tiende a verse apagado como el mío. Cambiando de tercio, al prometer tanta suavidad e hidratación, me daba miedo que disminuyera el poco volumen que tiene mi pelo de por sí, pero por fortuna mis reparos eran totalmente infundados: no me deja el pelo «aplastado» en la cabeza; tampoco se puede decir que dé volumen, aunque aquí hay que tener en cuenta que por mi tipo de cabello es muy difícil que obtenga volumen. Lo que sí aprecio es que le da bastante cuerpo, se ve una melena espesa, agradable al tacto. En definitiva: un cabello mucho más bonito, en todos los sentidos.

Por otro lado, no nos olvidemos de un punto básico: la limpieza. Con los champús que uso habitualmente, a veces me encuentro con el problema de que cuestan de aclarar (es el gran inconveniente de algunos productos para cabello seco) y pensaba que tal vez con este me ocurriría lo mismo. Sin embargo, lo cierto es que me ha ido de maravilla: deja el pelo muy limpio, sin restos de jabón en el cuero cabelludo, y no cuesta nada de aclarar. Me dura limpio el mismo tiempo que siempre, así que no engrasa en absoluto. Su textura tan especial no supone un problema para extenderlo por el pelo y hace la misma espuma que otros champús (lo único que se le puede reprochar es que hay trozos de sal marina que inevitablemente caen por la ducha y se desperdician; es lo malo de no tener la consistencia de un champú al uso). Una vez aclarado, no me he encontrado con grandes problemas para desenredarlo. Es cierto que en esto podría mejorar un poco, pero hay que tener en cuenta que los productos que suelen ayudar en esa parte son los acondicionadores, así que tampoco podemos pedir peras al olmo.

En otras opiniones he leído que destacan el agradable olor que deja en el cabello. Si os soy sincera, yo no lo aprecio tanto: es cierto que queda algo de esa fragancia floral y dulce, pero no lo considero un aspecto reseñable. Los de Klorane, sin ir más lejos, le dan un aroma mucho más intenso (tanto para bien como para mal, pues no todos huelen a rosas).

Antes de terminar, me gustaría explicar que al no llevar siliconas puede que de entrada vuestro cabello no reaccione bien al champú. No os producirá efectos adversos, por eso podéis estar tranquilos, pero quizá necesitaréis un tiempo de adaptación para notar toda esa suavidad y brillo que aporta. Yo no he tenido problemas porque los champús de Klorane que uso desde hace años tampoco contienen estos ingredientes y mi pelo ya estaba acostumbrado, pero dejo el dato para que lo tengáis en cuenta. Pensad que, aunque al principio los resultados no os convenzan, vale la pena ser constante porque a la larga es un beneficio para vuestra salud capilar.

Conclusión

Uno de los mejores champús que he probado (y he probado muchos), el primero que me atrevo a poner a la misma altura que mi querido champú de mango de la marca Klorane. Quizá la textura de Sublime asusta un poco porque no tiene nada que ver con otros productos capilares, pero tranquilos, se extiende bien y hace la misma espuma que un champú cualquiera. Me va de fábula: deja el pelo extra suave, nutrido, limpio, con mucho brillo, y no le resta volumen. Me parece un champú muy completo, pues gran parte de sus efectos se asemejan más a los de un acondicionador o incluso una mascarilla. Puede ser una buena opción para quienes no tengan tiempo para usar las tres cosas (champú, acondicionador y mascarilla), aunque yo os lo recomiendo a todos en general. Da tan buenos resultados que merece la pena darle una oportunidad; esta vez, el precio elevado está más que justificado.

jueves, 5 de mayo de 2011

Deliplus Crema Nutritiva con Aceite de Oliva


Crema nutritiva corporal con aceite de oliva de Deliplus

Como se puede ver en la imagen, esta crema se presenta en un sencillo tarro de plástico y no en los habituales tubos alargados. A simple vista parece más incómodo, pero si lo pensamos bien en el fondo el envase en tarro es el único que permite aprovechar al máximo la crema. Cada unidad contiene 200 ml y cuesta exactamente 1,60€. Está muy bien de precio, aunque en comparación con las lociones corporales que llevan el doble de cantidad puede parecer cara. De todos modos, como comentaré más abajo, en mi opinión esta nutritiva no está indicada para lo mismo que un bodymilk, así que entiendo perfectamente que lleve menos producto.

La crema tiene un aspecto muy sencillo, pues es de color blanco y desprende la típica fragancia agradable que yo siempre denomino «aroma a limpio». Tiene una textura pastosa y densa (de ahí que me parezca más una manteca que una crema o loción al uso). Aun así, no penséis que resulta incómoda de aplicar: he probado muchos artículos corporales, y esta crema proporciona una sensación muy agradable al untarla por el cuerpo, no tiene nada que ver con las que te hacen sentir pegajosa o se extienden mal. Eso sí, tampoco podemos negar lo evidente: tarda un poco en absorberse, no se puede comparar con una hidratante más ligera.

En lo relativo a su composición, naturalmente destaca el aceite de oliva, un principio activo conocidísimo por sus propiedades nutritivas y calmantes (más allá de los cosméticos, diría que es uno de los productos que más se emplean para preparar mascarillas y tratamientos naturales, tanto para la piel como para el cabello). También lleva karité, otro activo altamente hidratante que se ha ganado un puesto destacado dentro de la industria cosmética; glicerina, la base de cualquier crema; y vitamina E, con poder antioxidante. Nuevamente os recuerdo que Deliplus no experimenta con animales, un dato más que tener en cuenta a favor de esta marca.

En el envase se explica que la crema está indicada para pieles muy secas. Sin ir más lejos, no la definen como una simple crema, sino que dicen textualmente «tratamiento intensivo enriquecido con aceite de oliva que regenera y nutre la epidermis con suavidad. Gracias a su contenido en karité y vitamina E ayuda a combatir la sequedad cutánea y a proteger la piel frente a las agresiones externas.». Por lo tanto, podemos decir que está recomendada para quienes sufran de una gran sequedad en la piel y busquen algo que no solo aporte una hidratación básica, sino que constituya todo un procedimiento para mejorar el estado de la piel en pocos usos.

Mi experiencia

La crema cumple sus promesas: hidrata en profundidad e incluso las pieles más secas como la mía notan mejoras en dos o tres aplicaciones. No solo es eficaz en las partes que normalmente son más fáciles de nutrir, sino que actúa también en aquellas zonas que tienden a resecarse enseguida, como los codos o las rodillas. La hidratación que aporta se mantiene con el paso de las horas, no sucede lo que ocurre con otras cremas, que al principio tienes la sensación de que te dejan la piel más hidratada pero al cabo de un rato vuelve a estar igual.

Pero las virtudes de la crema no solo se limitan a lo que es la hidratación en sí. A mí me encanta usarla después de la depilación pues, además de nutrir la piel, me da la impresión de que la calma y además le da cierta frescura (no como un gel de efecto frío, pero sí que la noto fresquita al tacto). Me depilo las piernas con una silk-épil, y las que uséis el mismo método ya sabréis que al terminar quedan muchísimos puntos rojos. Esta crema me va muy bien para mejorar su aspecto; obviamente no hace milagros con una sola aplicación, pero proporciona una sensación agradable y si sois constantes seguro que en pocos días veréis cómo los puntitos desaparecen.

En relación con lo anterior, la crema también me parece eficaz como aftersun o producto para usar después de tomar el sol. En su descripción no hace ninguna referencia al tema, pero esa frescura, esa sensación calmante, puede ayudar a las pieles que en un determinado momento se ven afectadas por las agresiones externas. El simple hecho de untarla por la piel ya produce un gran alivio, aunque una vez absorbida se puede comprobar que el aceite de oliva y la manteca de karité que componen sus principios activos han hecho su función a la perfección.

Cuando la compré por primera vez tenía la costumbre de aplicármela por todo el cuerpo al salir de la ducha (el momento en el que me suelo aplicar el producto hidratante que toque), y claro, así el tarro se gastaba enseguida. Ahora he encontrado una forma mejor de usarlo: como en los brazos y el tronco no necesito una manteca nutritiva porque no tengo la piel tan seca, he limitado su uso a las piernas, que son las que más sufren por las consecuencias de la mencionada depilación. Así, tengo el producto en la mesilla de noche y procuro aplicarme la crema en las piernas antes de ponerme el pijama. De este modo mato dos pájaros de un tiro: por un lado, me dura más y la concentro a aquella zona que más la necesita; por el otro, no importa que tarde en absorberse porque en ese momento no me tengo que vestir para salir a la calle (diría que hasta proporciona cierto gustito hidratarse antes de meterse en la cama).

En definitiva, esta crema al aceite de oliva de Deliplus me parece un producto básico que no debería faltar en la mesilla (o el cajón, o el armario…) de cualquier persona, independientemente de que esté acostumbrado a usar potingues o no. Aunque yo misma insisto en definirla como básica, en el fondo la crema aporta cosas que no son tan simples, pues esa sensación balsámica después de la depilación no la siento con todas las cremas. Ni falta hace que diga que no me ha producido ninguna reacción alérgica, por lo que supongo que su formulación está más cuidada que la de las otras lociones de la marca. No tengo ni una sola crítica negativa que hacerle, estoy encantada con mi cremita de aceite de oliva.

martes, 3 de mayo de 2011

Deliplus Exfoliante Desincrustante Piel Grasa

Exfoliante desincrustante para pieles grasas de Deliplus

El exfoliante se presenta en un tubo de plástico blanco con una imagen azul, que a su vez viene dentro de una caja de las mismas tonalidades. Una presentación sencilla y básica, pero práctica porque la forma del envase facilita la salida del producto cuando queda poca cantidad. Contiene 75 ml de exfoliante, que dicho así parece poco, aunque puedo aseguraros que cunden muchísimo y cada unidad me dura meses. No recuerdo su precio exacto porque hace tiempo que compré el último, pero vamos, es económico, supongo que ronda los 3-4€.

Al igual que la mayoría de productos similares, este exfoliante tiene textura tipo gel, aunque un poco más cremosa que estos. Es de color blanco y a simple vista se distinguen las partículas exfoliantes de color azul (los colores que transmiten limpieza por excelencia) y se extiende bastante bien por la piel. (Esto no viene muy a cuento, pero hace poco he probado uno de Lush en formato sólido y, a pesar de que cumple su función, he echado de menos la consistencia untuosa a la hora de aplicarlo). No huele a nada especial, como mucho a limpio, un aroma que siempre me ha parecido agradable sin más.

De su composición, conviene destacar el ácido salicílico, conocido por sus propiedades para combatir el exceso de grasa, los granitos y los puntos negros; mientras que las citadas partículas exfoliantes limpian las impurezas de la piel, estimulan su regeneración y en general le aportan suavidad y buen aspecto. También lleva un complejo seborregulador (no nos dan más detalles) que como su propio nombre indica controla los niveles de grasa y previene la aparición de puntos negros; y vitamina E, de gran poder antioxidante. En el envase se puede ver, además, un círculo naranja que nos informa de que el producto no lleva aceite ('''oil free'''), esto es, que las personas con piel grasa pueden usarlo con total tranquilidad. Y para quien le interese, esta empresa no experimenta con animales al elaborar sus productos.


Resultados

Limpieza
Como no podía ser de otra manera, el exfoliante limpia la piel en profundidad. Yo suelo usarlo (este o el que corresponda) una vez por semana, el día de mi rutina cosmética «a fondo», ya que deja unos resultados mucho más espectaculares que el jabón que uso a diario (y hablando de la rutina cosmética, recomiendo usarlo antes de aplicar una mascarilla facial, con el objetivo de potenciar los efectos de esta). La piel se ve muy limpia, al pasar el algodón con el tónico no quedan restos de suciedad y en general se ve más «seca», en el sentido de que se encuentra libre de brillos. Nada que objetar en este punto, pues.

Puntos negros
Ante todo, hay que ser realista y no esperar milagros: mientras no te hagas limpiezas de cutis periódicamente y cuides mucho, mucho, este problema, los puntos negros no se irán. Lo máximo que podemos conseguir con un exfoliante es limpiarlos hasta el punto de que apenas se noten; pero eso sí, solo es un efecto temporal. Hablando del exfoliante de Deliplus, tengo que decir que me ha parecido uno de los más eficaces en este aspecto: los puntos negros están mucho más limpios, algunos casi no se notan, y el resultado se mantiene durante unas horas. Está al nivel del exfoliante específico para puntos negros de Clean & Clear, del que os hablé hace bastante tiempo. Considero que este efecto está más que bien para lo que esperaba de él.

Acné
Más de lo mismo: el acné no se irá con un exfoliante que utilizas una vez a la semana, hay que cuidar todo lo que nos ponemos a diario y si hace falta acudir a un especialista para que nos diga qué es lo mejor en nuestro caso (porque esa es otra, el acné está causado por causas diversas y por este motivo cuesta tanto encontrar un producto que funcione a todo el mundo). Dicho esto, después de usar el exfoliante he notado que apenas me salen granitos, cosa que no pude decir en su momento del limpiador facial de esta misma línea, por lo que deduzco que el exfoliante es más potente. De todos modos, insisto en que el exfoliante por sí solo no solucionará el problema del acné, pero como complemento junto a otros cosméticos (en mi caso, el jabón Farmacia de Guardia y la crema Vanishing Cream, ambos de Lush) puede valer perfectamente. Ni se os ocurra usar el exfoliante a diario para combatir el acné: os destrozaríais la piel y a la larga sería mucho peor.

Suavidad
¡Mal iríamos si un exfoliante no dejara la piel suave! Las partículas «rascan» y cumplen su función de eliminar impurezas y regenerar la piel, por lo que el resultado final es una piel mucho más suave y bonita. También me parece de los mejores en este tema, hace tiempo probé algunos que tenían las partículas más pequeñitas y prácticamente no se notaba la diferencia entre el exfoliante y un gel limpiador corriente. En fin, que este de Deliplus está muy bien para las que tenemos la piel grasa.

Aspecto general
El aspecto general del rostro después de usar este exfoliante desincrustante de Deliplus es muy bueno: piel muy limpia, libre de grasa, más suave y bonita, incluso más clara y luminosa (prueba de que el exfoliante combate las posibles marcas que podamos tener de granos y demás). Realmente me veo con mejor aspecto tras su uso, por lo que he quedado satisfecha con la compra. Naturalmente, los efectos duran unas horas y al día siguiente volvemos a estar igual en temas de grasa y puntos negros (salvo que tengamos otros productos adecuados para mantenerlos a raya), pero eso pasa con este y con cualquier otro, no podemos pedir que la piel se mantenga así eternamente.

Por último, me gustaría poner énfasis en el hecho de que no tiene nada que envidiar a otros exfoliantes más caros, de marcas que en teoría gozan de mejor reputación y hacen promesas más específicas. Aunque en determinados momentos pueda apetecerme variar para probar otras firmas y variedades, no tengo nada que objetar sobre este, así que quiero que quede claro que como opción barata y básica vale muchísimo la pena.

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