martes, 13 de septiembre de 2011

Lush Jabón Cariño he lavado a los niños


Cariño he lavado a los niños, jabón de ducha y manos

Hay artículos que nos atraen por su aspecto, otros lo hacen por una recomendación… En esta ocasión, creo que estaréis de acuerdo conmigo en que lo más llamativo de este jabón es su nombre: Cariño he lavado a los niños (a partir de ahora lo llamaré simplemente Cariño), supongo que inspirado en la película Cariño, he encogido a los niños. En Lush se muestran muy imaginativos y en lugar de llamar a sus productos algo parecido a «Jabón de miel con aloe vera y aceite de coco» optan por nombres concretos y curiosos que no describen tanto la composición del cosmético.

Cariño tiene una estética menos colorida que la de otros jabones de Lush, pues es de un sencillo color beige tirando a marrón clarito. Tiene una textura suave, que nos da pistas de su alto contenido en crema. En su parte externa destaca una capa más dura y oscura, que como comentaré más abajo no me ha gustado nada. Con respecto a su aroma, huele a toffee, una fragancia que nunca me ha entusiasmado aunque sé que tiene muchos fans. Por suerte, aquí el olor es más bien suavecillo y no ha llegado a resultarme molesto. Su ingrediente destacado es la miel —que tiene propiedades calmantes e hidratantes—, pero también contiene aloe vera y aceites de colza y coco, principios que encontramos en casi todos los jabones de la firma.

A pesar de lo que pueda transmitir su nombre, no se trata de un producto ideado únicamente para los niños, por mucho que a estos les llame la atención su particular aroma de caramelo. Los adultos también podemos usarlo y disfrutarlo con tranquilidad. Yo lo he empleado para la ducha, pero también se recomienda como jabón de manos (igual que La Madrina, el primero que probé). Podéis adquirir una porción de 100 gramos (siempre aproximados, ya que cortan el trozo en la tienda y es difícil que quede la cantidad exacta) por 4,95€. No lo considero caro; aun así, reconozco que sale más económico un gel de ducha de supermercado.

Resultados

El jabón Cariño hace mucha espuma y gracias a ello proporciona una gran sensación de limpieza. Ahora bien, esto tiene su inconveniente: al hacer más cantidad de espuma, se gasta enseguida. Lo usé justo después de Lady Catrina —que es todo lo contrario en este aspecto, cunde muchísimo— y noté la diferencia. En este punto, se asemeja bastante a Sultana, uno de los jabones más cremosos y agradables de Lush. Aun así, yo de vosotros no dejaría de interesarme por Cariño por este motivo porque nunca viene mal darse un capricho y os aseguro que este artículo tiene muchas cualidades que compensan su gran fallo.

Hablando de sus virtudes, noto que cuida la piel y, además de dejarla limpia, no la reseca (no me extraña que se recomiende como jabón de manos). Su alto contenido en miel y aceites hace su función, no hay duda. Sé que hasta ahora he dicho lo mismo de todos los jabones de Lush de los que he opinado (La Madrina, Rock star, Sultana, Lady Catrina y creo que ya está) y podría parecer que este efecto se debe más a mi piel que a su efectividad; no obstante, os adelanto que con el que estoy usando ahora no he tenido tanta suerte porque me deja la piel tirante. ¡No todos podían ser perfectos! Ya escribiré la opinión correspondiente más adelante.

Para los amantes del olor a caramelo, lamento deciros que la fragancia apenas se percibe en la piel (era de esperar porque ni siquiera en la pastilla es demasiado intensa). Como os imaginaréis, esto para mí es una ventaja, un aroma más fuerte me empalagaría. Creo que su suavidad lo hace apto para más gente y hasta puede ser una buena opción para regalar junto a otros productos de Lush (todo lo contrario del citado Lady Catrina, cuyo aroma inspirado en un chupito de tequila me pareció fuerte en exceso y no pienso repetir aunque en todo lo demás vaya muy bien).

Antes os decía que la capa externa me ha resultado molesta. Veréis, no sé de qué está hecha exactamente, pero el caso es que tarda más en deshacerse que el jabón en sí y eso tiene un gran inconveniente: la costra rasca la piel de una forma bastante desagradable; al final no me quedó otro remedio que arrancarla. Si solo es un adorno y su presencia no altera las propiedades del jabón, yo optaría por quitarla.

A todo esto, no olvidemos que usar un jabón sólido es mucho más ecológico que comprar el gel de turno. Los envoltorios contaminan bastante y hay gente que todavía no está concienciada con los temas de reciclaje. Con los jabones de Lush solo consumimos el papel con el que nos lo envuelven en la tienda y, si queremos, un poco de papel film para guardarlo en casa. Nada que ver con las típicas botellas de los geles de ducha. Además, una vez te acostumbras, no cuesta nada ducharse con una pastilla de jabón.

En definitiva, Cariño he lavado a los niños me parece un jabón más que recomendable: desprende un aroma que gusta a la mayoría, limpia la piel en profundidad sin resecarla y su formato sólido es más respetuoso con el medio ambiente que los geles líquidos a los que estamos acostumbrados. Me gusta menos que otros de Lush (en estos momentos me sigo quedando con Rock star y Sultana, aunque este último dure tan poco) porque su fragancia no es de mis favoritas, pero no puedo negar que en resultados no tiene nada que envidiarles. Le quitaría la capa externa, eso sí.




martes, 6 de septiembre de 2011

Bottega Verde Piel Pura Gel limpiador con extracto de sauce


Gel limpiador Piel Pura al extracto de sauce de Bottega Verde

El gel limpiador al extracto de sauce de la línea Piel Pura de Bottega verde está indicado para pieles mixtas y grasas con tendencia acneica (si no es vuestro caso pero tenéis la piel mixta, os recomiendo los productos de la línea al extracto de pepino, que cuando no tenía problemas de granitos me fueron muy bien). Más concretamente, nos prometen obtener una piel con menos impurezas, más homogénea, sin resultar agresivo en ningún momento. Cada unidad cuesta 15,49 € sin oferta y contiene 125 ml (una cantidad un poco escasa desde mi punto de vista), pero ya sabéis que en esta tienda hay que aprovechar los descuentos y evitar comprar a precio normal.

Su presentación es idéntica a la del tónico de la misma línea: un sencillo bote de plástico semitransparente con el tapón verde, muy acorde con esa sensación de impregnarnos de naturaleza y bienestar que suelen transmitir los limpiadores faciales. Sabéis que normalmente no me quejo de estas cosas, pero hoy tengo que hacer una excepción: me parece un envase bastante incómodo para un gel. Tiene tapón en rosca (primer fallo: el tipo clic es mucho más práctico) y un orificio muy grande con el que es fácil pasarse con la cantidad. Además, la forma del bote no facilita la salida del producto, de hecho cuando queda poco se hace difícil hacerlo salir (van mejor los envases con soporte sobre su base o los que llevan un dosificador como los jabones de manos).

El gel en sí es de color verde transparente y tiene una textura gelatinosa que se extiende bien por la piel. Desprende un aroma muy agradable para mi gusto, entre floral y vegetal sin oler a ninguna planta conocida en particular. Entre sus principios activos destaca, cómo no, el extracto de sauce que da nombre al producto y contiene ácido salicílico (de un derivado de este se hacen las aspirinas), un ingrediente común en los productos para el acné por su actividad para secar los granitos. También lleva laricyl, una sustancia que se extrae de un hongo y aporta tonicidad e hidratación a la piel con el objetivo de que luzca más bonita. Finalmente, tenemos el antimicrobiano Piroctone Olamine, que según dice combate el acné y la caspa (esto último cuando se encuentra en champús, claro).

Resultados

Cuando busco un gel limpiador (al menos en la época en que no tenía problemas de acné y me iba bien cualquier producto para piel normal) valoro mucho que este proporcione frescor al rostro. Al usarlo de buena mañana, me gusta que me ayude a despejarme, cosa que se suele conseguir con un aroma cítrico revitalizante. En este caso, no hay frutas sino un aroma de tipo floral-vegetal que me encanta, hasta me gustaría para un gel de ducha. No es especialmente fuerte, pero consigue su cometido de refrescar y ayudarnos a empezar el día con buen pie.

En segundo lugar, sí que noto que el gel deja la piel limpia y al pasar el tónico quedan pocos restos de suciedad. Matifica la piel, con lo que aprecio que hay menos brillos, pero resulta demasiado suave para el acné. Hablando claro, que los granitos siguen ahí, ni ayuda a secarlos ni previene su aparición. Curiosamente, creo recordar que el gel limpiador para pieles grasas de Deliplus también lleva ácido salicílico y con él observé los mismos resultados, esto es, piel algo más mate sin ningún cambio en los granos. Salta a la vista que mi problema necesita otros activos para solucionarse, pero he querido hacer esta mención porque sé que hay gente que está encantada con el citado gel de Deliplus y quizá este de Bottega Verde podría interesarles para variar un poco.

Volviendo a los resultados, aunque la piel está más limpia tampoco llega a ser algo extraordinario. No veo ninguna acción destacable sobre los puntos negros (eso sí, aquí también hay que decir que, en general, ningún gel consigue reducirlos, como mucho algunos exfoliantes y mascarillas), a pesar de que en la etiqueta aseguran que minimizan su dilatación. Ay, señores de Bottega Verde, en lugar de hacer tantas promesas adicionales deberían centrarse en hallar una fórmula más eficaz para las impurezas, que para limpiar y refrescar me quedo con un limpiador para piel normal.

No hace falta que diga que no es agresivo y no me ha provocado ninguna reacción alérgica. El eterno problema de los productos anti-acné: unos se quedan cortos y otros provocan escozor y picores insoportables (yo me he visto en ambos casos, en los últimos años más en el primero), ¡cuesta tanto dar con la solución! Por fortuna, los que me leéis ya sabéis que al poco tiempo de usar esta línea de Bottega Verde encontré la mía: el jabón sólido Farmacia de Guardia, de la marca Lush. No es milagroso y algún granito siempre se escapa, pero es el único con el que mi piel ha mejorado de forma notable y de hecho casi no me salen granos grandes de esos tan molestos (antes eran una constante en mi rostro).

En definitiva, no puedo decir que sea malo (cada piel es un mundo y al menos me ha gustado que sea fresquito y controle los brillos), pero me ha resultado inútil usarlo porque no cumple la promesa de reducir las impurezas y dotar la piel de un aspecto más uniforme. Y esto se puede extrapolar a los otros dos productos de la línea al extracto de sauce que he probado: el tónico no hace absolutamente nada y la crema, aunque matifica, por sí sola tampoco combate el acné, algo parecido a lo que le ocurre al gel. Con todo esto, podéis suponer que por mi parte no lo recomiendo.

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