domingo, 11 de diciembre de 2011

Mi "wishlist" de Fnac

Un año más, Fnac nos da la oportunidad de ganar 2012 € para gastar en productos de su tienda. Hay un concurso para el público en general y otro para blogueros (solo para España), así que he decidido probar suerte con el segundo, que consiste en hacer una lista con los productos que me gustaría que me regalaran estas fiestas, con el enlace correspondiente a su web y con el presupuesto máximo de 2012 €. Como veis, es muy sencillo, así que animo a todos los que cumpláis los requisitos a intentarlo.

Esta es mi wishlist, dividida por secciones (se admiten regalos):

Informática:
Sony Vaio J21M1E/B Sobremesa Todo en uno 21,5" - 899 €
Apple iPad 2 con WiFi 16 GB color negro - 479 €
bq Cervantes 2 - 119 €

Foto y vídeo:
Sony W530 Rosa Cámara Compacta Digital - 119 €

Telefonía, MP3 y GPS:
Apple iPod Nano Multitouch 8 GB Pink - 129 €
Nokia 500 - 215 €

Imagen y sonido:
Sony DVPSR150B Reproductor DVD - 45 €



Total: 2005 €

martes, 18 de octubre de 2011

Clean & Clear Gel facial Morning burst

Después de unas semanas ausente, hoy os escribo sobre un gel limpiador facial de Clean & Clear, el Morning Burst. Lo usé hace años y, aunque ahora no salgo del jabón Farmacia de Guardia de Lush, en su momento fui fiel a este producto y repetí varias veces.

La marca Clean & Clear pertenece a Johnson & Johnson y es de sobra conocida por sus productos de higiene facial, la mayoría de ellos indicados para pieles jóvenes y con problemas de exceso de grasa. Los geles y tónicos que he probado de esta marca me parecen bastante buenos, y además no se trata de una marca cara en exceso. Para mí está bien y me transmite confianza.

La presentación del gel es bastante atractiva para mi gusto: se presenta en un envase de plástico transparente, con forma de botella. Viene con un tapón con dosificador y el plástico transparente nos deja contemplar el color del gel, un naranja que destaca bastante al lado de los envases azules y blancos que suelen tener los productos de Clean & Clear. El gel desprende un olor cítrico, quizá a naranja, suave pero que se aprecia. Me gustan estas fragancias afrutadas. Está indicado para todo tipo de pieles.

El bote contiene un total de 200 ml de gel, que duran y mucho. Con poquita cantidad en cada aplicación es suficiente, así que el bote me puede durar perfectamente unos 5 meses usándolo a diario. Como veis, el precio (menos de diez euros cuando lo compraba yo) se ve perfectamente compensado por el tiempo que dura.

Y os preguntaréis, ¿qué es lo que hace que este gel sea "especial" y vaya tan bien? Pues las partículas energizantes que contiene y que se pueden diferenciar entre el gel. De hecho, visto desde fuera el gel puede parecer un exfoliante, pero en realidad estas partículas no son nada agresivas. Se deshacen al entrar en contacto con la piel y de este modo todo su contenido penetra en el rostro. Las partículas energizantes de este gel contienen vitamina C y ginseng, que revitalizan la piel y eliminan la grasa y la suciedad.

Lo más característico de este gel es la vitalidad que aporta a la piel: es ideal para usarlo cada mañana porque enseguida notas la piel más revitalizada y despierta, no es un simple gel limpiador. Otra cosa que me gusta es que me proporciona una sensación de frescor muy agradable, que también está muy indicada para la mañana, te ayuda a despertar, ¡je, je! En fin, que me encantan los efectos de este gel. Sobra decir que en la limpieza resulta muy efectivo y el rostro se mantiene sin brillos en las horas siguientes.

En definitiva, ¿lo recomiendo? SÍ, totalmente. Me encanta este gel, y aunque no es de los más conocidos de Clean & Clear me parece muy bueno. Si tenéis la oportunidad de probarlo, hacedlo, y ya me contaréis ;)

martes, 13 de septiembre de 2011

Lush Jabón Cariño he lavado a los niños


Cariño he lavado a los niños, jabón de ducha y manos

Hay artículos que nos atraen por su aspecto, otros lo hacen por una recomendación… En esta ocasión, creo que estaréis de acuerdo conmigo en que lo más llamativo de este jabón es su nombre: Cariño he lavado a los niños (a partir de ahora lo llamaré simplemente Cariño), supongo que inspirado en la película Cariño, he encogido a los niños. En Lush se muestran muy imaginativos y en lugar de llamar a sus productos algo parecido a «Jabón de miel con aloe vera y aceite de coco» optan por nombres concretos y curiosos que no describen tanto la composición del cosmético.

Cariño tiene una estética menos colorida que la de otros jabones de Lush, pues es de un sencillo color beige tirando a marrón clarito. Tiene una textura suave, que nos da pistas de su alto contenido en crema. En su parte externa destaca una capa más dura y oscura, que como comentaré más abajo no me ha gustado nada. Con respecto a su aroma, huele a toffee, una fragancia que nunca me ha entusiasmado aunque sé que tiene muchos fans. Por suerte, aquí el olor es más bien suavecillo y no ha llegado a resultarme molesto. Su ingrediente destacado es la miel —que tiene propiedades calmantes e hidratantes—, pero también contiene aloe vera y aceites de colza y coco, principios que encontramos en casi todos los jabones de la firma.

A pesar de lo que pueda transmitir su nombre, no se trata de un producto ideado únicamente para los niños, por mucho que a estos les llame la atención su particular aroma de caramelo. Los adultos también podemos usarlo y disfrutarlo con tranquilidad. Yo lo he empleado para la ducha, pero también se recomienda como jabón de manos (igual que La Madrina, el primero que probé). Podéis adquirir una porción de 100 gramos (siempre aproximados, ya que cortan el trozo en la tienda y es difícil que quede la cantidad exacta) por 4,95€. No lo considero caro; aun así, reconozco que sale más económico un gel de ducha de supermercado.

Resultados

El jabón Cariño hace mucha espuma y gracias a ello proporciona una gran sensación de limpieza. Ahora bien, esto tiene su inconveniente: al hacer más cantidad de espuma, se gasta enseguida. Lo usé justo después de Lady Catrina —que es todo lo contrario en este aspecto, cunde muchísimo— y noté la diferencia. En este punto, se asemeja bastante a Sultana, uno de los jabones más cremosos y agradables de Lush. Aun así, yo de vosotros no dejaría de interesarme por Cariño por este motivo porque nunca viene mal darse un capricho y os aseguro que este artículo tiene muchas cualidades que compensan su gran fallo.

Hablando de sus virtudes, noto que cuida la piel y, además de dejarla limpia, no la reseca (no me extraña que se recomiende como jabón de manos). Su alto contenido en miel y aceites hace su función, no hay duda. Sé que hasta ahora he dicho lo mismo de todos los jabones de Lush de los que he opinado (La Madrina, Rock star, Sultana, Lady Catrina y creo que ya está) y podría parecer que este efecto se debe más a mi piel que a su efectividad; no obstante, os adelanto que con el que estoy usando ahora no he tenido tanta suerte porque me deja la piel tirante. ¡No todos podían ser perfectos! Ya escribiré la opinión correspondiente más adelante.

Para los amantes del olor a caramelo, lamento deciros que la fragancia apenas se percibe en la piel (era de esperar porque ni siquiera en la pastilla es demasiado intensa). Como os imaginaréis, esto para mí es una ventaja, un aroma más fuerte me empalagaría. Creo que su suavidad lo hace apto para más gente y hasta puede ser una buena opción para regalar junto a otros productos de Lush (todo lo contrario del citado Lady Catrina, cuyo aroma inspirado en un chupito de tequila me pareció fuerte en exceso y no pienso repetir aunque en todo lo demás vaya muy bien).

Antes os decía que la capa externa me ha resultado molesta. Veréis, no sé de qué está hecha exactamente, pero el caso es que tarda más en deshacerse que el jabón en sí y eso tiene un gran inconveniente: la costra rasca la piel de una forma bastante desagradable; al final no me quedó otro remedio que arrancarla. Si solo es un adorno y su presencia no altera las propiedades del jabón, yo optaría por quitarla.

A todo esto, no olvidemos que usar un jabón sólido es mucho más ecológico que comprar el gel de turno. Los envoltorios contaminan bastante y hay gente que todavía no está concienciada con los temas de reciclaje. Con los jabones de Lush solo consumimos el papel con el que nos lo envuelven en la tienda y, si queremos, un poco de papel film para guardarlo en casa. Nada que ver con las típicas botellas de los geles de ducha. Además, una vez te acostumbras, no cuesta nada ducharse con una pastilla de jabón.

En definitiva, Cariño he lavado a los niños me parece un jabón más que recomendable: desprende un aroma que gusta a la mayoría, limpia la piel en profundidad sin resecarla y su formato sólido es más respetuoso con el medio ambiente que los geles líquidos a los que estamos acostumbrados. Me gusta menos que otros de Lush (en estos momentos me sigo quedando con Rock star y Sultana, aunque este último dure tan poco) porque su fragancia no es de mis favoritas, pero no puedo negar que en resultados no tiene nada que envidiarles. Le quitaría la capa externa, eso sí.




martes, 6 de septiembre de 2011

Bottega Verde Piel Pura Gel limpiador con extracto de sauce


Gel limpiador Piel Pura al extracto de sauce de Bottega Verde

El gel limpiador al extracto de sauce de la línea Piel Pura de Bottega verde está indicado para pieles mixtas y grasas con tendencia acneica (si no es vuestro caso pero tenéis la piel mixta, os recomiendo los productos de la línea al extracto de pepino, que cuando no tenía problemas de granitos me fueron muy bien). Más concretamente, nos prometen obtener una piel con menos impurezas, más homogénea, sin resultar agresivo en ningún momento. Cada unidad cuesta 15,49 € sin oferta y contiene 125 ml (una cantidad un poco escasa desde mi punto de vista), pero ya sabéis que en esta tienda hay que aprovechar los descuentos y evitar comprar a precio normal.

Su presentación es idéntica a la del tónico de la misma línea: un sencillo bote de plástico semitransparente con el tapón verde, muy acorde con esa sensación de impregnarnos de naturaleza y bienestar que suelen transmitir los limpiadores faciales. Sabéis que normalmente no me quejo de estas cosas, pero hoy tengo que hacer una excepción: me parece un envase bastante incómodo para un gel. Tiene tapón en rosca (primer fallo: el tipo clic es mucho más práctico) y un orificio muy grande con el que es fácil pasarse con la cantidad. Además, la forma del bote no facilita la salida del producto, de hecho cuando queda poco se hace difícil hacerlo salir (van mejor los envases con soporte sobre su base o los que llevan un dosificador como los jabones de manos).

El gel en sí es de color verde transparente y tiene una textura gelatinosa que se extiende bien por la piel. Desprende un aroma muy agradable para mi gusto, entre floral y vegetal sin oler a ninguna planta conocida en particular. Entre sus principios activos destaca, cómo no, el extracto de sauce que da nombre al producto y contiene ácido salicílico (de un derivado de este se hacen las aspirinas), un ingrediente común en los productos para el acné por su actividad para secar los granitos. También lleva laricyl, una sustancia que se extrae de un hongo y aporta tonicidad e hidratación a la piel con el objetivo de que luzca más bonita. Finalmente, tenemos el antimicrobiano Piroctone Olamine, que según dice combate el acné y la caspa (esto último cuando se encuentra en champús, claro).

Resultados

Cuando busco un gel limpiador (al menos en la época en que no tenía problemas de acné y me iba bien cualquier producto para piel normal) valoro mucho que este proporcione frescor al rostro. Al usarlo de buena mañana, me gusta que me ayude a despejarme, cosa que se suele conseguir con un aroma cítrico revitalizante. En este caso, no hay frutas sino un aroma de tipo floral-vegetal que me encanta, hasta me gustaría para un gel de ducha. No es especialmente fuerte, pero consigue su cometido de refrescar y ayudarnos a empezar el día con buen pie.

En segundo lugar, sí que noto que el gel deja la piel limpia y al pasar el tónico quedan pocos restos de suciedad. Matifica la piel, con lo que aprecio que hay menos brillos, pero resulta demasiado suave para el acné. Hablando claro, que los granitos siguen ahí, ni ayuda a secarlos ni previene su aparición. Curiosamente, creo recordar que el gel limpiador para pieles grasas de Deliplus también lleva ácido salicílico y con él observé los mismos resultados, esto es, piel algo más mate sin ningún cambio en los granos. Salta a la vista que mi problema necesita otros activos para solucionarse, pero he querido hacer esta mención porque sé que hay gente que está encantada con el citado gel de Deliplus y quizá este de Bottega Verde podría interesarles para variar un poco.

Volviendo a los resultados, aunque la piel está más limpia tampoco llega a ser algo extraordinario. No veo ninguna acción destacable sobre los puntos negros (eso sí, aquí también hay que decir que, en general, ningún gel consigue reducirlos, como mucho algunos exfoliantes y mascarillas), a pesar de que en la etiqueta aseguran que minimizan su dilatación. Ay, señores de Bottega Verde, en lugar de hacer tantas promesas adicionales deberían centrarse en hallar una fórmula más eficaz para las impurezas, que para limpiar y refrescar me quedo con un limpiador para piel normal.

No hace falta que diga que no es agresivo y no me ha provocado ninguna reacción alérgica. El eterno problema de los productos anti-acné: unos se quedan cortos y otros provocan escozor y picores insoportables (yo me he visto en ambos casos, en los últimos años más en el primero), ¡cuesta tanto dar con la solución! Por fortuna, los que me leéis ya sabéis que al poco tiempo de usar esta línea de Bottega Verde encontré la mía: el jabón sólido Farmacia de Guardia, de la marca Lush. No es milagroso y algún granito siempre se escapa, pero es el único con el que mi piel ha mejorado de forma notable y de hecho casi no me salen granos grandes de esos tan molestos (antes eran una constante en mi rostro).

En definitiva, no puedo decir que sea malo (cada piel es un mundo y al menos me ha gustado que sea fresquito y controle los brillos), pero me ha resultado inútil usarlo porque no cumple la promesa de reducir las impurezas y dotar la piel de un aspecto más uniforme. Y esto se puede extrapolar a los otros dos productos de la línea al extracto de sauce que he probado: el tónico no hace absolutamente nada y la crema, aunque matifica, por sí sola tampoco combate el acné, algo parecido a lo que le ocurre al gel. Con todo esto, podéis suponer que por mi parte no lo recomiendo.

martes, 30 de agosto de 2011

Klorane Mascarilla a la manteca de mango

Mascarilla nutritiva a la manteca de mango de Klorane

La mascarilla a la manteca de mango se vende en una sencilla caja de cartón que contiene un tarro de plástico semitransparente, con el tapón de color blanco. Este, a su vez, lleva un papel protector para asegurarnos que no se ha abierto y el producto se conserva en las condiciones idóneas. Se parece a la presentación de sus homólogas de supermercado, aunque en este caso es mucho más discreta (en Klorane miran más por el interior y la calidad que por una imagen llamativa). Contiene 150 ml (me gustaría que llevara más cantidad) y el precio, por lo que he podido comprobar después de varios años comprándola, oscila entre 18 y 25 euros según la farmacia o la parafarmacia donde la compréis. Vale la pena preguntar en unas cuantas antes de tomar la decisión, vaya (y aun así, me sigue pareciendo carísima).

En segundo lugar, la mascarilla es de color naranja, a juego con el resto de productos de la línea y con la fruta que le da nombre. Tiene una textura densa, como si fuera una manteca. Huele claramente a mango, una fragancia que perdura en el cabello una vez aclarado (ni me entusiasma ni me resulta desagradable, aunque con el tiempo me he acostumbrado a ella. El principio activo se extrae de las almendras del mango, que son ricas en ácidos grasos y aportan nutrición al cabello.

Sin embargo, esta mascarilla tiene una pega importante en su composición: contiene siliconas. ¿Y qué son? Unas sustancias que hacen que tu pelo luzca más bonito pero, ojo, solo en apariencia (se pueden identificar por las terminaciones -cone, -xane y –conol, en esta mascarilla en concreto aparecen tres). Se adhieren al cabello, reducen su tacto seco, pero no lo tratan en profundidad. Tampoco hacen daño (así que si usáis champús que las lleven no os tenéis que preocupar), pero si queréis tener un pelo mucho más sano es recomendable pasarse a los productos que no las llevan, como los de Lush, por ejemplo. En la red encontraréis mucha información sobre el tema.

Volviendo a la mascarilla, como se puede deducir por las propiedades de su ingrediente estrella, está indicada para cabellos secos y estropeados. En el envase nos prometen reparar el pelo, nutrirlo en profundidad y darle fuerza para resistir mejor frente a las agresiones externas. De todos modos, al tratarse de un producto para usar una vez a la semana o cada quince días, no me parece una mala opción para cabellos normales, pues un extra de hidratación y cuidado capilar nunca está de más.

Modo de aplicación

Al igual que la mayoría de mascarillas capilares, esta se aplica después de lavar el pelo y aplicarle el acondicionador correspondiente (en caso de que uséis, claro). Se extiende sobre el pelo mojado, se deja actuar durante 5 minutos y se aclara con agua. No obstante, si tenéis el pelo muy estropeado o simplemente queréis que los resultados sean mejores, envolved el cabello en una toalla y esperad 20 minutos para que haga más efecto (yo suelo dejarla unos 15). A continuación, podemos peinarnos y/o secar el pelo como de costumbre.

Resultados

Ya he contado más de una vez que tengo un cabello bastante delicado (muy largo, seco, fino, con tendencia a verse opaco y sin vida), así que cuando afirmo que esta mascarilla es una verdadera maravilla no lo digo en vano. Cumple todo lo que se espera de ella y más: hidrata el cabello a fondo, le aporta mucha suavidad y hace que se vea sano y bonito, incluso más fuerte. Puede pareceros cara, pero os aseguro que los resultados compensan cada euro que cuesta: es un verdadero tratamiento para el cabello, da mil vueltas a las mascarillas de supermercado (esas que consideraba buenas hasta que descubrí Klorane…).

Uno de los temores que tengo a menudo con las mascarillas reparadoras se debe al hecho de que, a veces, con tanta nutrición acaban aplastando (y hasta alisando) el pelo. Está bien que esté suave, pero un pelo sin volumen y apagado pierde toda la gracia. Por suerte, con esta mascarilla eso no ocurre: nutre sin restar volumen al cabello, la podemos usar con total tranquilidad. Ahora mismo me viene a la cabeza la Absolut Repair de L’Oréal Professionnel (una mascarilla reparadora que se vende en peluquerías y tiendas específicas, de muy buena fama en general), que a diferencia de esta sí que me aplastó el pelo y por ello no repetí.

El único pero que le puedo poner es que no noto que dé mucho brillo y quizá podrían mejorarla en ese aspecto. Aun así, como las indicaciones principales del producto no se centran en ello, no se lo tengo muy en cuenta (las líneas específicas para dar luminosidad al cabello son las de pulpa de cidra y camomila —a propósito del tema, he usado ambas y me quedo con la segunda). Para compensarlo, podemos usarla junto al champú Sublime de Lush, que me parece de lo mejorcito para dar brillo al cabello.

En definitiva, me parece una mascarilla digna de un sobresaliente. Además de ser sumamente eficaz a la hora de reparar y cuidar el cabello, no lo apelmaza y se extiende con facilidad. Si voy a dejar de usarla es solo por el tema de las siliconas, porque creo que a la larga mi pelo estará más sano con productos que no las lleven. En caso de que a vosotros no os importe, os la recomiendo encarecidamente. A los que estáis como yo, os aconsejo las mascarillas de Lush (en concreto, la H’Suan Wen Hua es una excelente alternativa a esta de manteca de mango y además sale mejor de precio).


martes, 23 de agosto de 2011

Klorane Bálsamo a la manteca de mango

Bálsamo de manteca de mango de Klorane

Este bálsamo de manteca de mango se presenta en un sencillo tubo de plástico transparente, con soporte sobre su base. Al ser una marca de farmacia (y parafarmacia), Klorane invierte más en la calidad de sus productos y no tanto en un envase llamativo, todos sus envoltorios son de lo más básicos. Cada unidad contiene 150 ml (me gustaría que llevara más cantidad, aunque lo que hay, se aprovecha) y el precio ronda los 7 euros y pico, que puede variar un poco en función del establecimiento. Teniendo en cuenta que hace años que no uso productos capilares de supermercado y me voy a opciones más específicas (farmacia, peluquería, perfumería), este no me parece de los más caros.

Pese a llamarse «bálsamo», en realidad no deja de ser un acondicionador de los de toda la vida: es de color naranja suave, con una textura gelatinosa que se extiende muy bien por el pelo. Se usa después del champú y necesita aclarado con agua. Este en concreto está indicado para cabellos secos y sus funciones destacadas son nutrir y reparar el pelo. La manteca de mango que le da nombre se obtiene por presión en frío de almendras, cuyos ácidos grasos destacan por sus propiedades nutritivas y desenredantes, entre otras. Con tanto poder hidratante, se aconseja no aplicarlo en el cuero cabelludo, pues se corre el riesgo de engrasarlo. Su olor, como no podía ser de otro modo, es de mango puro y perdura en el cabello (a mí me parece una fragancia agradable, sin ser de mis favoritas).

La única pega que puedo ponerle al bálsamo, aquí y en los resultados, es que contiene siliconas (las identificaréis por sus terminaciones en -cone, -xane y –conol). Os recuerdo que estos ingredientes no dañan el cabello, así que al leerme no tenéis que volveros locos para comprar otros productos. Su particularidad consiste en que no reparan la fibra capilar, sino que se pegan a ella para hacerla más bonita a nuestros ojos y al tacto. La inmensa mayoría de productos capilares del mercado las contienen, de modo que si hasta ahora no os habíais preocupado por ello, no debéis descartar este bálsamo de Klorane por ese motivo. En fin, en la red encontraréis mucha información sobre el tema, listas de las marcas que las llevan y las que no, etc.

Cambiando de tercio, dentro de la misma línea de manteca de mango he usado el champú y la mascarilla. Ambos me parecen muy buenos: el primero deja el cabello limpio y suave, sin restarle volumen, mientras que la mascarilla lo repara en profundidad y supone un buen tratamiento para los cabellos más encrespados y castigados. Los dos, junto al bálsamo, merecen la pena. Los considero una gran opción para este tipo de cabellos, incluso me gustan más que los de algunas marcas más populares, como L’Oréal Professionnel o Kérastase

Resultados

El primer efecto digno de mención se aprecia antes de secar el pelo: el bálsamo ayuda muchísimo a desenredar, vamos, que no me hace falta complementarlo con un acondicionador sin aclarado. Yo siempre he llevado el cabello muy largo (y además lo tengo fino y seco, ¡todos los puntos para que se encrespe!) y sé muy bien lo que es lidiar con una melena llena de enredos, por eso valoro tanto este aspecto. Es realmente eficaz, se nota desde el primer uso.

Una vez seco, el cabello luce bien bonito: el producto lo hidrata en profundidad, le aporta toda la nutrición que necesita. Mi pelo está suave, con cuerpo, y se ve sano. Quizá podría dar más brillo, pero como no se vende como un artículo específico para eso, no puedo ponerlo como pega (si vosotros sí que buscáis luminosidad, os remito a mis opiniones del champú de camomila y la crema iluminadora de esa misma gama de Klorane, y del champú Sublime y la mascarilla Marilyn de Lush). Puedo decir que cumple todas sus promesas, que no es poco.

Con los productos para cabello seco se suele tener el temor de que engrasen o apelmacen el pelo. Y es que, en ocasiones, tanta nutrición resulta excesiva, o tal vez solo se necesita de vez en cuando, por eso procuro alternar tratamientos para este tipo de pelo con otros que tengan unas indicaciones distintas, como dar brillo o volumen. Aun así, este bálsamo de manteca de mango se puede usar varias veces a la semana con total tranquilidad: no apelmaza ni engrasa, en este sentido me deja el cabello igual que antes. Con lo que tendríais que tener más cuidado es con la mascarilla que, como es lógico, tiene un poder reparador más intenso.

Antes os he hablado del champú de la misma línea, porque en efecto los he usado juntos muchas veces. Sin embargo, el bálsamo también se puede complementar con un champú de otra índole: con el citado de camomila me va muy bien, porque uno le aporta brillo y el otro lo nutre a fondo. También forma un buen tándem con el champú de almendras de Klorane, indicado para fortalecer el pelo y darle volumen. En definitiva, aunque yo siempre cuente maravillas de la línea de mango en su conjunto, los productos de esta por separado también os darán buenos resultados.

En general, estoy muy contenta con este bálsamo, solo tengo palabras de elogio para él. He decidido dejarlo atrás y reemplazarlo por uno de Lush (en estos momentos, el Spa) porque ahora me fijo en el tema de las siliconas, pero insisto: si a vosotros os da igual, este acondicionador puede ser una opción fantástica. No he sido fiel a él durante años en vano (eso sí, reconozco que mi pelo se corresponde al cien por cien a las características que describe Klorane, en otro tipo de cabello no sé qué tal funcionaría). Y si, como yo, os fijáis en las siliconas, puedo deciros que el champú de la misma línea no lleva, así que si os pica la curiosidad podéis descubrir los beneficios de la manteca de mango con él.


martes, 16 de agosto de 2011

Lush H'Suan Wen Hua Mascarilla

H’Suan Wen Hua, la mascarilla más vegetal de Lush

H’Suan Wen Hua es una de las mascarillas capilares más exitosas de Lush. Se presenta en un tarro de plástico negro con capacidad para 225 g de producto y cuesta 12,95 €, un precio un poco elevado para quienes estén acostumbrados a los artículos de supermercado, pero al lado de la mascarilla de farmacia que usaba anteriormente me sale bastante más barato. Su presentación no tiene nada de singular, sigue el mismo estilo que el resto de tratamientos para el cabello de la firma.

Una vez abierto el tarro (o en mi caso, el envase de la muestra) nos encontramos con una mascarilla de color beige y textura cremosa, fácil de untar por el cabello. Con el olor, hay opiniones encontradas: el aroma está inspirado en una ensalada, pero no en una ensalada con lechuga, tomate y vinagre, sino a una con plátano y otros ingredientes. A decir verdad, por mí misma no habría dicho que huele a ensalada, ni siquiera destacaría el plátano. Su fragancia me hace pensar en comida sana, pero no en una mezcla que coma habitualmente (supongo que no le pusieron un nombre oriental en vano). Y he de decir que me encanta, me resulta muy agradable. Sin embargo, en otras reseñas he encontrado que hay mucha gente que lo considera un punto negativo. Cuestión de gustos (y total, al aclarar ya no se nota).

Con respecto a su composición, contiene berro, que le aporta vitaminas; huevos frescos, que de toda la vida se ha dicho que van fenomenal para el pelo por su proteína; pasta de plátanos, de alto poder hidratante; aceite de oliva, muy nutritivo también, y otros ingredientes dignos de una ensalada como vinagre, aguacate y soja. Al llevar huevos, no puede ser un producto vegano, aunque sí es vegetariano (como todo lo de Lush, por otra parte). También tiene algunos componentes menos naturales, pero aun así da gusto aplicarse una mascarilla con tantos alimentos que nos resultan familiares, ¿verdad?

Por otra parte, todos los productos capilares de Lush se caracterizan por no llevar siliconas. ¿Qué son las siliconas? A grandes rasgos, las podemos definir como unos ingredientes que hacen que tu pelo luzca más bonito pero, eso sí, solo en apariencia (se pueden identificar por las terminaciones -cone, -xane y –conol). Se adhieren a él y lo suavizan externamente, pero no lo tratan en profundidad. Tampoco hacen daño (así que si usáis champús que las lleven no os tenéis que preocupar), pero si queréis tener un pelo mucho más sano es recomendable pasarse a los productos que no las llevan. En la red encontraréis mucha más información sobre sus características (ha sido uno de los temas cosméticos del año).

Volviendo a H’Suan Wen Hua, está mascarilla se recomienda para todo tipo de cabellos, aunque al ser tan nutritiva e hidratante me parece especialmente tentadora para cabellos secos y normales. De todos modos, a nadie le viene mal un extra de hidratación cada cierto tiempo. Si aun así no os convence, os recuerdo que en Lush también podéis encontrar la mascarilla Marilyn (da mucho brillo y desenreda el cabello, se aconseja para cabellos rubios y castaños), la Hair Doctor (indicada para desengrasar el cuero cabelludo y revitalizar las melenas apagadas), la Jasmin & Henna Fluff-Eaze (para pelos encrespados), la R&B (adecuada para cabellos rizados y ondulados) y finalmente una llamada Caricias (mima los cabellos más estropeados y apagados).

Modo de aplicación

Las mascarillas de Lush tienen una particularidad, y esta H’Suan Wen Hua no es una excepción: se aplica antes de lavar el pelo, es lo que se llama una mascarilla prelavado. Hay que extenderla generosamente por la melena seca (yo siempre paso el peine, así se reparte mejor) y dejarla actuar unos veinte minutos antes de aclarar. Supongo que habrá gente que la deje más rato, como con las mascarillas convencionales, aunque yo con un cuarto de hora tengo más que suficiente para observar resultados. Después de eso, podemos lavarnos el pelo con normalidad, con nuestros champú y acondicionador habituales. Lo recomendable es usarla de forma periódica, una vez a la semana si tenéis el cabello seco, y una vez cada quince días si lo tenéis normal, por ejemplo.

Resultados

Al principio no me hacía mucha gracia esto de aplicar la mascarilla antes de lavar el pelo, por el simple hecho de que no me gusta que me cambien los hábitos y llevo toda la vida liándome la toalla a la cabeza durante un ratito al salir de la ducha. No obstante, y como ya me ocurrió con Marilyn, he descubierto que el formato prelavado es mucho más cómodo que el convencional. Al aplicarla antes, cuando terminas de ducharte ya estás de verdad, no tienes que volver a aclararte el pelo. Me he acostumbrado rápido a este procedimiento y, sinceramente, ahora no me apetece volver a las mascarillas de siempre.

Antes de comentaros los resultados que observé tras su uso, quiero puntualizar una cosa: cuando pedí muestras, me llenaron tres vasitos de plástico (con el dineral que gasté ese día ya podían, ya…). Los he usado del siguiente modo: el primer día, solo gasté uno, por lo que el cabello no quedó del todo impregnado. La segunda vez decidí gastar los dos restantes, con el propósito de comprobar si así hidrataba más (aunque también corría el riesgo de que me lo engrasara). Así pues, os comentaré mis impresiones en cada caso, usando poca cantidad o mucha:

En el primer caso, la mascarilla me dejó el pelo bastante bien, pero no llegó a parecerme un producto de cinco estrellas (se habría quedado en un notable). Lo hidrató en profundidad, me facilitó el proceso de desenredado y le proporcionó buen aspecto en general. Sin embargo, la promesa de reparar puntas y asemejarse a un tratamiento capilar profesional no se cumplió del todo.

Con una aplicación generosa, los resultados me parecieron sublimes: cabello altamente hidratado y nutrido, muy suave y desenredado, con cuerpo y vitalidad, sin nada de grasa. Además, en un aspecto me sorprendió para bien: tal y como dicen, repara las puntas, las tenía mejor después de aplicar la mascarilla que antes (un efecto extraordinario, si me lo permitís). No noto que dé demasiado volumen ni brillo (en esto último me sigo quedando con Marilyn) pero, en relación con sus efectos hidratantes, creo que he encontrado la sustituta perfecta para la mascarilla de mango de Klorane que he usado durante años (y que tiene siliconas…).

Hablando de las siliconas, os recuerdo que si hasta ahora siempre habéis usado productos que las lleven es probable que necesitéis un periodo de adaptación para que vuestro pelo se acostumbre a no tenerlas. O en otras palabras, puede que de entrada los artículos sin siliconas no os den muy buenos resultados. Es cuestión de tener paciencia, pensad que a la larga vuestro pelo ganará en salud. Por mi parte, ya llevo unos meses alternando productos con y sin siliconas, así que mi melena se ha adaptado bastante rápido a estos productos y no he llegado a experimentar esta sensación de tener el pelo peor de lo que estaba antes.

En definitiva, una mascarilla maravillosa, me gusta incluso más que Marilyn, que es la que tengo ahora (cuando la termine compraré H’Suan Wen Hua, lo tengo clarísimo). Considero que cumple a la perfección lo que necesita mi pelo (que, como sabéis, es bastante seco): nutrición, suavidad y, sobre todo, ese efecto reparador de puntas y de todo el cabello en general. Vuelvo a destacar que, pese a haberla aplicado en abundancia, no me engrasó lo más mínimo y el pelo me duró limpio el mismo tiempo que siempre. Me parece una mascarilla cien por cien recomendable.


martes, 9 de agosto de 2011

Lush Cupcake Mascarilla fresca

Cupcake, una mascarilla facial de chocolate

Cuando entramos en la pubertad nos decían que no comiésemos chocolate porque nos saldrían granos. Craso error: en aquella época yo apenas lo probaba y tenía la cara como una paella. La conexión entre el chocolate y el acné no deja de ser otra de esas leyendas urbanas sin mucho fundamento pues, como me he hartado de repetir, este problema de la piel está causado por diversos factores e incluso la persona con una alimentación más sana puede llegar a padecerlo. No obstante, esta vez la relación entre ambos no es de causa-efecto, sino justo al revés: Lush nos ofrece una máscara facial de chocolate para combatir el acné. Quién lo habría dicho hace unos años, ¿eh?

La mascarilla Cupcake se presenta en el típico tarrito negro minimalista de Lush. Cada unidad contiene 75 g (que cunden mucho) y su precio es de 8,75 € (algo caro para mi economía, aunque va en sintonía con otros productos similares). Todo esto sería fantástico si no fuera porque la máscara caduca en aproximadamente tres semanas y hay que darse prisa para gastarla. Yo suelo aplicarme la mascarilla de turno una vez por semana o cada quince días, pero con esta tengo que hacerlo con una frecuencia mayor para que no se estropee. Esta me parece su gran desventaja: preferiría que se vendiera en envases más pequeños y tuviera un coste menor.

Por otro lado, el aspecto de Cupcake no podría ser más apetitoso: color marrón chocolate, textura de mousse cremosa… ¡Y además se conserva en la nevera! Como podéis suponer, aplicarla es un gustazo, sobre todo en esta época en la que lo fresquito nos viene tan bien. El aroma también cumple las expectativas: huele a chocolate puro, ¡dan ganas de coger la cuchara y comérsela! Además, es apta para veganos. Siempre he dicho que Lush tiene productos muy golosos, y esta mascarilla es un ejemplo estupendo de ello.

Con respecto a su composición, lleva barro Rhassoul, que limpia en profundidad y además tiene propiedades bactericidas y antisépticas; aceite esencial de menta y hierbabuena, para refrescar y estimular la piel; infusión de linaza y aceite de sándalo para suavizarla, y por supuesto manteca de cacao, que aunque parezca una contradicción por ser un ingrediente graso, según nos dicen va bien para tratar el acné. Así pues, se trata de una máscara indicada para pieles grasas con tendencia acneica.

Aplicación

Cupcake se aplica como cualquier otra mascarilla facial: la extendemos por el rostro (hay que evitar las zonas de los contornos de ojos y labios) dando un suave masaje y la dejamos puesta unos 20 minutos, hasta que se seque. También se puede aplicar en el cuello, el escote y la espalda, sobre todo si en estas partes también tenéis granitos (por una vez no pasa nada si gastamos demasiado, porque para lo que va a durar…). A continuación, la aclaramos con agua abundante y nos ponemos el tónico y/o la crema hidratante que usemos habitualmente. Toda una experiencia spa en casa, con el poder olfativo del chocolate. ¡Recordad que al terminar debéis guardar el tarro en la nevera!


Resultados

Ante todo, reconozco que esta mascarilla gana puntos en mi ranking de cosméticos preferidos por sus características externas. No lo puedo remediar, me encanta el chocolate y esa textura de mousse fresquita es una verdadera delicia para la piel. Se unta con mucha facilidad, y una vez aplicada el olor se sigue notando (incluso se pega a la ropa y a los objetos que tengamos cerca). Eso sí, es un poco guarra, al llevar barro es de las que lo ensucian todo y al terminar tendremos que limpiar bien el lavabo. Aun así, las maravillosas sensaciones que produce esta máscara compensan todas las desventajas que pueda tener, incluso las relativas a su efectividad.

Después de aclarar la Cupcake, noto los mismos resultados que con cualquier mascarilla efectiva (La Máscara de Lush, las de Rilanja de Schlecker…), esto es, zona T sin brillos, poros más limpios, piel resplandeciente, suave y tersa («resplandeciente» en este caso no es sinónimo de grasa). Da muy buen aspecto, de eso no hay duda. Al secarse quizá no se adhiere tanto a la piel como las máscaras de arcilla, pero aun así la deja mate y perfectamente limpia. También merece una mención su poder revitalizante, en gran medida gracias a su conservación en frío.

El problema viene al día siguiente. Yo suelo aplicarme las mascarillas por la noche, un rato antes de acostarme y, aunque soy consciente de que sus efectos no durarán eternamente, sí que espero que por la mañana mi piel se vea igual de bien. En gran medida es así: la suavidad y la luminosidad se mantienen hasta veinticuatro horas después, pero no sucede lo mismo con los puntos negros, que enseguida vuelven a estar como antes (incluso cuando he utilizado la mascarilla junto a un exfoliante). De todos modos, eso no es lo peor: he notado que después de usarla me salen algunos granitos. No aparecen de inmediato, así que no creo que sean consecuencia de la máscara ni una reacción alérgica, pero los considero una prueba de que no es lo suficientemente efectiva para el acné.

En definitiva, tengo sensaciones encontradas con esta máscara. Por un lado, me fascina su olor a chocolate, es una de las más agradables de aplicar que he encontrado y de veras me veo más atractiva después de usarla, gracias al buen aspecto que da. Sin embargo, siendo realista veo que no es la mejor opción para quienes tenemos problemas de granitos, ya que a la mañana siguiente me volvió a salir alguno y creo que su poder bactericida debería aguantar por lo menos un día. Además, hay máscaras no específicas para piel grasa que me aportan lo mismo que esta.

¿La recomiendo o no? En general, sí, porque a pesar de sus indicaciones creo que la puede usar cualquiera (salvo que tengáis la piel muy seca, claro). Eso sí, si tenéis acné, yo no me haría ilusiones. El jabón Farmacia de Guardia y la crema Vanishing Cream por sí solos me ayudan más que esta mascarilla Cupcake, en ese sentido no me ha aportado gran cosa. De todas formas, he disfrutado mucho de su textura y su chocolaaaate, por lo que no tengo una mala opinión de ella y no me importaría repetir en el futuro. No será mi remedio contra los granos, pero es perfecta para aplicar antes de una noche de fiesta.

martes, 2 de agosto de 2011

Lush Champú ¡A Toda Caña!

Champú ¡A Toda Caña! de Lush

Al igual que la gran mayoría de champús de Lush, ¡A Toda Caña! se presenta en una sencilla botella de plástico transparente, con su correspondiente etiqueta negra, todo muy sencillo. Lo tenemos disponible en tres tamaños: 100 g por 6,25 €, 250 g por 12,50 € y 500 g por 18,95 €. Me parece bastante caro, aunque si se compra en el formato grande hay champú para rato. Yo lo he descubierto a través de una muestra, que como sabéis en Lush consisten en unos pequeños tarros de plástico en los que te sirven una cantidad suficiente para probar el producto en condiciones (nada que ver con los típicos sobres rácanos de otras marcas).

Tengo que reconocer que el aspecto de ¡A Toda Caña! no es lo que se dice atractivo (vale, es un champú, no hace falta que sea una maravilla). Es de color marrón oscuro, muy líquido (recuerda al champú de quinina de Klorane), y ahora viene lo malo: su aroma es muy fuerte, aunque al aclararlo yo apenas lo noto en el pelo (y lo usé sin acondicionador ni nada). Yo no sabría definir la fragancia, pero en Lush dicen que lleva cerveza negra, así que ahí lo dejo. A propósito de su composición, por lo visto la cebada sirve para dar brillo, domar los cabellos rebeldes y aportar fuerza y vitalidad a los más lacios. Es apto para veganos y no contiene siliconas.

Como consecuencia de las características que he comentado, el champú se recomienda para pelos rizados o rebeldes en general. De todos modos, no hagáis mucho caso: la dependienta escogió la muestra expresamente para mí y no tengo el cabello rizado, sino más bien ondulado tirando a liso. Desde mi punto de vista, y como comentaré más abajo, es un producto adecuado para todo tipo de cabellos (siempre y cuando no sufran de grandes problemas de sequedad o exceso de grasa, claro).

Resultados

Sobra decir que el champú se usa como cualquier otro y lo podéis emplear a diario sin ningún tipo de problema. Con respecto a los resultados observados, en primer lugar destaco que deja el pelo muy limpio y no cuesta de aclarar (eso sí, no llega al nivel de limpieza del Sublime, que además de limpiar exfolia el cuero cabelludo). No engrasa nada el cabello, aunque como he dicho muchas veces yo no soy una buena referencia para esto porque tengo el pelo seco y es muy raro que un producto capilar me lo engrase. En cualquier caso, para mí ¡A Toda Caña! cumple su función básica perfectamente.

En segundo lugar, el champú me gusta porque aporta cuerpo al cabello y gracias a eso luce mejor. Tengo el pelo muy fino, con tendencia a verse apagado y sin volumen, y me gusta cómo me lo deja este ¡A Toda Caña! Lo considero una buena opción para cabellos lacios como el mío, por eso antes os decía que no únicamente sirve para gente con mucha cantidad de pelo rebelde. Tampoco esperéis un volumen extraordinario ni un cabello fortalecido en cuatro días, porque milagros tampoco hace, pero me va bastante bien y creo que podría ser un buen champú de uso frecuente.

En cuanto a la nutrición, lo veo bien: mi pelo está suave, hidratado de la raíz hasta las puntas. Si bien es cierto que no es el champú más hidratante del mercado, tampoco se vende como tal y al menos llega al mínimo exigido. Cuando digo que podría ser una buena opción para usar a menudo no lo digo por decir: con los champús para cabello seco se corre el riesgo de que a la larga el pelo se vea apelmazado y sin vida, y por muy suave que esté, ese aspecto tampoco es bonito. Creo que ¡A Toda Caña! se podría combinar de manera ocasional con acondicionadores y mascarillas más nutritivos. Con eso los resultados serían estupendos.

Por otro lado, eso de que la cerveza da brillo no lo he notado demasiado. En ese punto veo mi pelo más o menos como siempre, para darle luminosidad prefiero el champú Sublime de Lush o el de camomila de Klorane, además de la mascarilla Marilyn, también de Lush. En cualquier caso, la apariencia general del cabello es bonita, de manera que mi opinión global del champú no se ve afectada por este tema.

En general, me parece un buen champú. Salvo que tengáis algún problema específico, pienso que puede ser una buena opción para todos los tipos de cabellos: hidrata sin engrasar ni resecar, le aporta cuerpo y buen aspecto, la melena se ve bonita. No me ha conquistado como el Sublime y algunos de la marca Klorane, pero lo considero un producto de notable y una opción más que recomendable para quienes me leáis. Estoy satisfecha con los resultados y no descarto adquirirlo en el futuro.

martes, 26 de julio de 2011

Bottega Verde Crema corporal de vainilla y cardamomo

Crema corporal con vainilla y cardamomo de Bottega Verde

A estas alturas no es ningún secreto que me encanta cuidarme y siempre tengo algún potingue en el punto de mira. No pretendo que hagan milagros ni me considero una persona que vive para su físico, más bien se trata de una afición. Al igual que unos disfrutan con los videojuegos, el ciclismo o el dibujo (por decir los primeros ejemplos que me vienen a la cabeza), yo me siento feliz con mis cremitas, mi maquillaje y demás. Me gusta comparar las fragancias de los cosméticos, buscar cuál se adecúa más a mi tipo de piel, etc. Pequeños gestos para verme (y sentirme) mejor. Entre ellos, no puede faltar la crema hidratante corporal: mi piel tiende a estar seca, y me parece importante compensar las agresiones externas con una pequeña ayuda después de la ducha.

Por otro lado, aunque escribo esta opinión en verano, en realidad la crema apareció por primera vez en una colección especial de Navidad que salió hace algunos años. No obstante, tuvo tanto éxito que pasó a formar parte de la oferta permanente de Bottega Verde y ahora mismo podéis haceros con ella en cualquier momento del año (aun así, hay que reconocer que los aromas dulzones y de vainilla en particular suelen sentar mejor en invierno, sin el calor que a veces nos hace aborrecer las fragancias intensas).

La crema en cuestión se presenta en el típico envase que emplea la firma para las cremas corporales: un tubo de plástico, esta vez de color beige y decorado con motivos granates que en efecto sugieren Navidad y fiestas. Se soporta sobre su base, lo que facilita la salida del producto cuando queda poca cantidad. La unidad contiene 200 ml, que me parecen pocos pero es la cantidad habitual de las cremas de Bottega Verde. Su precio sin descuentos es de 12,49 € (caro, sin duda, aunque ya sabéis que en esta marca las ofertas están a la orden del día y por ello no recomiendo comprar nada a su precio normal).

Pese a su exterior beige y su fragancia de vainilla, la crema en sí es de un color blanco muy corriente. Su textura me parece más bien ligera y de rápida absorción (eso sí, sin llegar a parecer un gel o un fluido), cosa que agradezco porque no soporto sentirme pringosa o pegajosa después de aplicarme un producto de estas características. Aprovecho para comentar que cunde bastante, no hace falta aplicar mucha crema porque esta se extiende muy bien por la piel y los resultados no tardan en verse. Sigo pensando que podría traer más cantidad, pero al menos lo que hay se amortiza.

El principio activo estrella de esta crema de vainilla y cardamomo no es otro que la manteca de karité (procedente de agricultura ecológica), que como sabéis se trata de un ingrediente muy empleado en cosmética gracias a sus múltiples propiedades: nutre la piel en profundidad, le aporta elasticidad y tonicidad, la calma y la suaviza. En definitiva, toda una barrera reparadora y protectora frente a las agresiones externas a las que nos vemos sometidos día tras día. Con esto, podéis suponer que es una buena aliada para las pieles secas, aunque Bottega Verde la recomienda para todo tipo de pieles.

Su aroma

Antes de nada, debo advertiros que soy un poco especial para la vainilla. En ocasiones me encanta, es la nota de algunos de mis perfumes preferidos; sin embargo, otras veces me resulta empalagosa y no la puedo soportar. Depende mucho de los otros olores con los que se mezcle. Cuando compré la crema de vainilla y cardamomo lo hice a través de su tienda online y sin haber probado muestras previamente, por lo que soy consciente de que me arriesgué bastante cuando la añadí al carrito. Aun así, me había llamado la atención y preferí no quedarme con el gusanillo dentro.

¿El resultado? No me gusta nada su aroma. Me parece una mezcla de vainilla y caramelo, una combinación que me disgusta muchísimo, aunque soy consciente de que a otras personas les entusiasmará porque por separado son dos notas que suelen funcionar. No es que sea demasiado fuerte o empalagoso (hay fragancias intensas y dulzonas que me encantan), sino que esta mezcla en particular me resulta desagradable. Bottega Verde nos dice que la nota de salida es de limón y cardamomo, pero yo no noto la frescura y el carácter afrutado del primero por ninguna parte. El cuerpo, en efecto, es de vainilla y caramelo, y el fondo de almizcles.

Mi experiencia

Ante todo, digo que mi experiencia está directamente condicionada por su aroma. Siempre he creído que las cremas hidratantes de precio algo elevado se compran por su olor, no tanto por sus propiedades nutritivas (en el supermercado las hay muy buenas y más baratas), de modo que si la fragancia en cuestión no cumple tus expectativas, el producto no puede convencerte. Aun así, y si alguien no está de acuerdo conmigo, al menos dejo la explicación para justificar mi valoración antes de que saltéis a decirme que la crema os parece fantástica.

En cuestión de hidratación, la crema está bastante bien, le daría un notable. Pese a tener una textura ligera y de rápida absorción, sus efectos se notan y no es la típica crema que la piel se bebe enseguida y al rato vuelve a estar como si no te hubieras puesto nada. Tampoco es la mejor del mercado (en este aspecto, me quedo, entre otras, con la nutritiva de aceite de oliva de Deliplus), pero lo dicho: me parece una crema digna de notable en este aspecto. Lástima que en mi caso haya tenido que relegar su uso a las piernas porque no soporto su olor y esta es la única manera de notarlo menos (porque anda que no se sigue apreciando en la piel…).

Si la tengo que comparar con otras cremas, la primera que me viene a la cabeza es la de ámbar de Bottega Verde. Al igual que esta de vainilla y cardamomo, apareció por primera vez en una colección de Navidad y se ha convertido en uno de los artículos fijos de la marca. Las dos tienen envases similares y se caracterizan por sus aromas dulzones y elaborados, aunque para mi gusto me quedo con la de ámbar por mucho. A la hora de cumplir su función, ambas son cremas que se extienden con facilidad y, además de perfumar la piel, la nutren de verdad.

En definitiva, ni la recomiendo ni la dejo de recomendar por diversos motivos. De entrada, porque el tema de los olores es algo muy subjetivo. Creo que la fragancia de esta crema es de las que amas u odias, sin término medio, así que seguro que habrá personas a las que les encante y en tal caso puede ser una opción que tener en cuenta, pues como digo sus propiedades hidratantes cumplen lo que prometen. Sin embargo, si no sois entusiastas de la vainilla o sencillamente os da igual el aroma de las cremas, considero que tenéis opciones mejores y más asequibles. Sin ir más lejos, la citada crema de aceite de oliva de Deliplus o la Babysmile de Schlecker.

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