martes, 29 de marzo de 2011

Lush Rock Star Jabón

Rock Star, el jabón de la estrella

Rock Star es uno de los muchos jabones sólidos que Lush ofrece para la ducha (los jabones son uno de los productos estrella de la firma). Más concretamente, os llamará la atención por su color rosa (mojado se ve de un tono más vivo que en las imágenes) y su superficie lisa, un aspecto bastante distinto al de los jabones de diversos colores y texturas irregulares que también podemos encontrar en la tienda. Asimismo, se trata de uno de los más económicos, pues el precio para 100 gramos (la cantidad mínima que podemos adquirir) se queda en 3,95€. Sale más caro que un gel del Mercadona, sí, pero tampoco tiene un precio prohibitivo y debemos valorar que cunde muchísimo y los ingredientes y la fragancia no son comparables a los de un producto de marca blanca. Con respecto al envasado, en Lush se limitan a envolver la porción de jabón con papel para favorecer el uso de materiales reciclables y evitar generar más recipientes de plástico que tanto contaminan a la larga.

Hablemos de un aspecto importante: el aroma. Casi todos los artículos de Lush han cumplido mis expectativas con creces, de modo que a la hora de probar algunos nuevos tengo muy en cuenta este punto. Rock Star desprende una fragancia dulce, bastante fuerte pero sin llegar a empalagar. ¡Huele que alimentaaaa! A mí me recuerda a una mezcla de vainilla y azúcar, con un claro olor a jabón también (el típico aroma a limpio). Eso sí, si odiáis la vainilla podéis estar tranquilas: el perfume del jabón no tiene nada que ver con el de una colonia de esta fruta, aquí se encuentra mezclado con otras notas, por lo que el resultado no es tan dulzón ni intenso (os lo dice una persona a la que las eau de toilettes de vainilla le resultan tremendamente desagradables). Al igual que La Madrina, otro jabón de Lush, su fragancia pertenece a la gama de dulces y golosos, aunque La Madrina me hacía pensar en una piruleta o una gominola y, en cambio, el olor de Rock Star se me parece más a los típicos caramelos cremosos que suelen gustar más a los adultos que a los niños. En cualquier caso, ambos me encantan porque adoro los aromas de este tipo.

Con respecto a la composición, merecen una mención el aceite de coco —que suaviza la piel en profundidad y la deja muy limpia— y el aceite de colza (la colza es una especie de col) —rico en ácidos grasos y vitamina E (antioxidante) —. También lleva ingredientes no tan naturales, aunque ninguno de ellos proviene de empresas que experimenten con animales.

Hay una leyenda urbana en torno a Rock Star. Según dicen los de Lush, dentro del jabón podemos encontrar una estrella blanca, aunque no se sabe exactamente si es un cuento chino para darle un poco de misterio al asunto o si realmente añaden estrellas al fabricarlo. Al tratarse de un jabón que cortan en la tienda, puede que te toque un trozo con la estrella o no, así que ellos siempre pueden cubrirse las espaldas con la excusa de que tal vez tú no tuviste suerte. En lo que llevo gastado de mi porción no he encontrado nada, conque no puedo daros más información. No obstante, con estrella o sin ella, Rock Star se ha consolidado como uno de los más exitosos de la tienda. ¡Algo tiene que tener para gustar tanto!

Usando el jabón

Mi porción contiene unos 100 gramos de jabón, con lo que tiene un tamaño considerable que resulta poco práctico para la ducha. Se me ocurrió cortarla en cuatro trozos más pequeños, de tal manera que al usarlos uno por uno evito tener que cargar con la porción entera y de paso consigo que dure más porque no todo el jabón entra en contacto con el agua cada vez que me ducho. Antes solo lo hacía con Farmacia de Guardia (un limpiador facial), pero he visto que el truco es de lo más práctico también para el cuerpo, así que os recomiendo que lo hagáis con todos los jabones.

A la hora de usarlo, puede parecer menos cómodo que un gel de ducha, aunque no me cansaré de repetir que todo es cuestión de acostumbrarse. Basta con mojar el jabón y frotarlo por la piel del mismo modo que con una esponja, no tiene más misterio, por mucho que hoy en día se haga raro usar jabones sólidos por todo el cuerpo. Voy a contaros un truco que leí en una opinión de la usuaria Tallulaht y que me ha ido muy bien (espero que no le importe que lo repita, si algún día se pasa por aquí): envolver el jabón con una red de espuma hace que se vuelva más espumoso y cunda más (esto último no es del todo exacto, porque gastar se gasta igual, aunque sí que es cierto que al hacer más espuma tal vez inconscientemente no insistimos tanto al frotarlo por la piel). ¿Y de dónde sacamos la red? Yo la recorté de una especie de esponja que me regalaron en Yves Rocher o Bottega Verde (el típico obsequio cutre al que no sacas partido) y la verdad es que me va muy bien.

Una vez hemos terminado de ducharnos, recomiendo envolver el jabón en papel film o transparente, me lo aconsejaron en la propia tienda de Lush. Os aseguro que el producto se conserva en perfectas condiciones, incluso puedes permitirte alternarlo con un gel y estar varios días sin usarlo. Comento todos estos detalles porque pienso que quien quiera empezar a usar jabones para la ducha se encontrará con pequeñas dudas que no se tienen con un gel líquido (todos sabemos cómo se usa y se guarda), y me parecería una lástima que alguien no se decidiera por algo de esto, por eso he querido comentaros cómo lo hago yo. A partir de ahí, cada una puede experimentar hasta encontrar el método que le parece más cómodo para usarlo, conservarlo y demás.

Resultados

Estoy encantada con el jabón. Proporciona una gran sensación de limpieza sin dejar la piel tirante; solo hay que fijarse en los aceites que contiene, todos ellos con propiedades suavizantes. Los jabones tienen fama de ser más agresivos que los geles, pero los de Lush están formulados para no agredir la piel y mantener su hidratación natural, aunque de todos modos nunca está de más complementar su uso con una crema corporal. También hay que tener en cuenta que Rock Star está indicado para todo tipo de pieles (los hay específicos para pieles grasas o problemáticas, y me imagino que si uno de estos se usara en una piel seca tal vez no daría tan buenos resultados).

Por otro lado, el aroma se nota en la piel y perdura durante unas horas, que ya es mucho para un producto de estas características. Me encanta poder acercar el brazo a la nariz y apreciar esa fragancia dulce tan especial y única, rara vez el olor se mantiene tanto tiempo. Supongo que el hecho de tratarse de un aroma intenso influye directamente con su fijación, ya lo he notado con otros productos.

Si lo comparo con el otro jabón de Lush que he usado, La Madrina (aquel que olía a golosinas), debo decir que ambos me han encantado y son dignos de una valoración de cinco estrellas: huelen de vicio, limpian de maravilla y respetan la piel. De todos modos, en las características físicas sí que observo algunas diferencias: Rock Star me parece más cremoso y agradable de usar que La Madrina, y además hace una mayor cantidad de espuma''' (incluso sin utilizar la red que os comentaba antes). En definitiva, ambos me parecen cien por cien recomendables por sus resultados, aunque en el tacto me quedo con Rock Star.

jueves, 24 de marzo de 2011

Lush Charity Pot Crema Corporal


La campaña AnimaNaturalis

AnimaNaturalis (AnimaNaturalis.org) es una ONG que tiene como objetivo acabar con la presencia de los animales en el circo. Los animales no son payasos y sufren con estas prácticas, por lo que desde AnimaNaturalis nos animan a no asistir a circos que los utilicen y nos quejemos a nuestro ayuntamiento cuando venga alguno a nuestra localidad. Hasta el momento, más de 40 municipios se han unido a esta campaña y otros tantos están en proceso de hacerlo. Al igual que estamos en contra del maltrato animal en otras vertientes, también podríamos poner nuestro granito de arena para acabar con estas prácticas: un circo puede ser igual de bueno y divertido sin estas criaturas

¿Y qué tiene que ver la campaña AnimaNaturalis con Lush? Como sabéis, esta firma está muy concienciada con los temas de protección de los animales y de vez en cuando colabora con actividades que reivindiquen sus derechos. En este caso, ha creado la crema Charity Pot (el nombre no podría ser más adecuado, pues significa literalmente “tarro solidario”) y los ingresos generados por las ventas del producto se donan íntegramente a AnimaNaturalis (a excepción del IVA). Me parece una iniciativa excelente; un acierto darlo todo y no solamente 1€ o un determinado porcentaje, como hacen otras marcas.

Charity Pot

Al igual que las otras hidratantes corporales de Lush, Charity Pot se presenta en un sencillo tarro de plástico negro, reciclable y minimalista. La crema es de color amarillento y tiene una textura suave, no llega a ser densa-pringosa, aunque tampoco es tan ligera como otras, por lo que tarda un poquito en absorberse del todo. Cada bote contiene 225 gramos y su precio es de 15,95€. Cara, no hay duda, sobre todo si tenemos en cuenta que muchas hidratantes del mercado llevan prácticamente el doble de cantidad y apenas cuestan 5€. De todos modos, es un problema frecuente en las que yo llamo “cremas con aromas exquisitos”, que tal vez no aportan nada nuevo en hidratación pero proporcionan sensaciones olfativas de lo más agradables (que son lo que pagas al final). Además, en este caso se lo podemos perdonar porque el dinero se destina a una buena causa.

En lo relativo a la composición, destacan el aceite de almendras, de sobra conocidos por sus propiedades altamente nutritivas y suavizantes, y la manteca de cacao procedente del comercio justo, una excelente hidratante con cualidades regeneradoras y emolientes. Hay que mencionar que Lush tiene productos más naturales que otros; aun así, lo que es seguro es que en ninguno encontraréis ingredientes de empresas que experimenten con animales.

El aroma

He aquí el problema de esta crema: apesta. Un aroma logrado, sin duda —rasgo común a casi todos los productos de Lush—, pues dura muchísimo (demasiado para mí…) y no tiene nada de común. Me cuesta definir en detalle su fragancia porque ya hace varios días que gasté la muestra, pero digamos que el recuerdo que me quedó fue el de un olor rancio. He husmeado un poco por la red y he podido ver que despierta pasiones y odios: unos opinan que recuerda al aroma de las medicinas y otros lo relacionan con una fragancia dulce, como de chocolate y especias o incluso de mantequilla. Quizá lo que más me inspiró a mí fue esto último, la mantequilla (producto que, a todo esto, me da un asco tremendo). En fin, para mí este es el gran fallo de Charity Pot; no obstante, los gustos son siempre subjetivos (y más si hablamos de una fragancia), así que puede que a vosotras os guste más que a mí. Ya digo que hay opiniones de todo tipo al respecto.

Impresiones

Ante todo, seré sincera: he probado la crema gracias a una muestra (no de las típicas que vienen en sobre, sino que me pusieron una pequeña cantidad en un tarrito de plástico, como suelen hacer en Lush), de modo que no puedo dar muchos detalles con respecto a su efectividad como producto hidratante. De todas formas, me pareció interesante escribir esta opinión porque pienso que la campaña AnimaNaturalis puede llamar la atención de la gente (y nunca está de más dar a conocer una iniciativa de este tipo) y, además, dudo que alguien compre una crema de casi 16€ únicamente por la hidratación. Siempre he pensado que quien se gasta semejantes cantidades en una crema corporal lo hace más por su aroma, que es el aspecto donde los artículos de perfumería o firmas naturales superan a los de supermercado (quien solo busque hidratación, encontrará cientos de cremas baratas y muy eficaces, y de mi opinión sobre el olor ya he hablado.

Dicho esto, os hablaré de mi escasa experiencia con ella. Me la apliqué en las piernas y solo me dio para un solo uso. Teniendo esto en cuenta, lo cierto es que no noté ni que la crema fuera especialmente buena, ni tampoco que fuera mala. Los típicos puntos rojos que quedan tras la depilación y denotan sequedad siguen ahí, pero tampoco noto la piel más seca de lo que estaba, digamos que se mantiene igual. Puede que con un uso más continuado deje la piel mejor, o puede que sea una de las tantas hidratantes normalitas que se venden únicamente por su fragancia. Lamento no poder daros más información; en cualquier caso, si os ha llamado la atención la campaña solidaria y creéis que el aroma puede ser de vuestro agrado, os animo a darle una oportunidad. Lo que es seguro es que no me ha causado ninguna irritación ni nada malo, así que por ese lado podéis estar tranquilos.

Con respecto a la duración del aroma en la piel, por un vez puedo decir que perdura muchísimo (demasiado para mi gusto, ¡ja, ja!). El olor todavía se nota con el paso de las horas, no es de los típicos que solo se aprecia con la crema recién aplicada. Me imagino que, más allá de las particularidades de la crema, si la fragancia es fuerte de por sí, lo tiene más fácil para fijarse en la piel y mantenerse.

Hablando del aroma y de su utilidad en esta crema, me gustaría hacer una pequeña reflexión. Ante todo, reitero que cada uno tiene sus gustos y sé que hay y habrá gente que adore la fragancia de Charity Pot. Ahora bien: estamos hablando de una hidratante que se vende con el fin de recaudar fondos para una organización benéfica. En mi opinión, el interés de Lush debería centrarse en el hecho de vender muchas unidades, no tanto en experimentar con notas de mantequilla, especias o lo que sea que lleva la crema. ¿Qué quiero decir con esto? Pienso que hay fragancias que gustan más al público en general, olores básicos como la fresa o la mora, o alguno goloso como el chocolate o la vainilla (sin mezclas extrañas). Creo que, con un aroma de ese estilo, Charity Pot tendría más éxito y llegaría a más gente, que se supone que es lo que interesa a la empresa. En mi caso, saber que colaboro con una campaña es un plus más al comprar algo, pero con esta crema no podré hacerlo porque el olor me resulta muy desagradable. Espero que se entienda lo que quiero decir.

martes, 22 de marzo de 2011

Moschino Cheap & Chic Hippy Fizz

I love Moschino

No me considero una experta en perfumes —ya quisiera yo—, pero reconozco que me gusta probar unos cuantos cada vez que paso por la perfumería y en casa tengo una colección de frascos que no está nada mal. De entre ellos, hay una firma que destaca por encima del resto: Moschino. Tengo nada más y nada menos que tres de sus fragancias, las tres con el frasco inspirado en la silueta de Olivia de Popeye: Cheap & Chic, I love love y la mencionada Hippy Fizz. De estos, el primero es el más intenso porque se trata de una eau de parfum (aunque también tenéis disponible la versión en eau de toilette); no obstante, ninguno de ellos me parece un perfume fuerte. En general, destaco su originalidad y frescura, dos aspectos que valoro muy positivamente en una fragancia (sobre todo si hablamos de perfumes para diario). Además, adoro la alegría que transmiten y el diseño colorido de sus envases (aunque esto irá a gustos, claro está).

Dejando a un lado las fragancias que tengo en casa, hay otras dos de Moschino que he probado y me gustan: Funny, otra colonia chispeante y original que tiene que caer en mis redes sí o sí; y Light Clouds, que hasta donde yo sé es la última “Olivia” que han sacado, algo menos cítrica que Hippy Fizz y I love love pero no por ello menos atrayente. Por supuesto, Moschino también ofrece perfumes de corte más convencional, aunque de estos sí que no puedo deciros nada porque, como podéis ver, mis gustos van por unos derroteros muy distintos.


Presentación de Moschino Hippy Fizz

Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que lo importante de una fragancia es el interior; ahora bien, ¿a quién no se le van los ojos cuando ve un frasco bonito? Si nos fijamos en algunos éxitos de ventas —como la manzana de Nina Ricci o el archiconocido Amor Amor de Cacharel—, veremos que en muchos casos se cumple la premisa de que un envase chulo y llamativo, junto a un perfume agradable, lo tiene más fácil

para convencer al público. Por supuesto, hay muchas excepciones, tanto en un lado como en el otro, pero para mi gusto las fragancias de Moschino encajan perfectamente en los rasgos que acabo de describir.

Me encantan las “Olivias”, su forma esbelta de mujer que culmina en el “moño” del tapón. En cuanto al colorido, diría que Hippy Fizz se lleva la palma (para mi gusto): no soy fan del amarillo, pero me encantan las flores de la etiqueta y el contraste con el fucsia del tapón y las letras. Sin duda, una presentación que entra por los ojos y deja entrever que dentro encontraremos una fragancia juvenil y divertida (luego comentaré si se cumple o no). De todos modos, esto es una apreciación puramente subjetiva; sé que hay gente que piensa que estos frascos son bastante horteras.

Por otro lado, podemos encontrar Hippy Fizz en los tres tamaños habituales: 30 ml, 50 ml y 100 ml. Yo tengo el de 50 ml, que me parece el más adecuado porque no llegas a cansarte de la fragancia como podría ocurrir con el grande y a la vez no dura tan poco como el pequeño. Los precios, como siempre, varían en función del establecimiento. Antes de comprarla, miré en diversas perfumerías físicas y por lo general rondaba los 50€ (el frasco de 50 ml), que para mi economía es bastante caro. Entonces empecé a buscar en Internet, donde hay un montón de tiendas que venden perfumes auténticos a precios mucho más asequibles. Yo os recomendaré dos, las únicas que he probado y que me han dejado satisfecha con la compra: Redperfumes.com (antes Perfumesvalencia.com), donde ahora mismo cuesta 35€ + gastos de envío (el pedido llega en un máximo de dos días); y Fragancex.com, donde lo tendréis por unos 21€, con los gastos de envío gratis pero, ojo, el envío puede tardar hasta 40 días y no se puede hacer el seguimiento desde Internet.

Cómo es la fragancia

Las notas de cabeza (las que apreciamos nada más pulverizar la fragancia) son el limón, las hojas de frambuesa y la magnolia. Cuando el perfume está más asentado, salen a la luz las notas de corazón: flor de loto, rosa de mayo y violeta. Finalmente, llegan las notas de fondo, las que quedan cuando han pasado unas horas desde que aplicamos Hippy Fizz: musgo, olivo y cedro. Vayamos a la parte práctica, ¿qué noto yo cuando me pongo el perfume? Una fragancia claramente alimonada, en la que apenas distingo las notas florales de su composición. Eso sí, aroma alimonado con matices: pensad por ejemplo en las típicas colonias de Yves Rocher o Mercadona, las que huelen a una única fruta. ¿Lo tenéis? Bien, digamos que en Hippy Fizz destaca un aroma en particular pero hay algo más que si se tratara de una fragancia de limón sin más. Ese algo más no lo puedo determinar, pero se supone que se debe a las notas que he puesto.

Así pues, estamos ante una colonia de tipo cítrico. Este calificativo ya suele llevar implícito que la fragancia es fresca, y por lo que he comprobado Hippy Fizz no es la excepción: su aroma es fresco y, como además se trata de una eau de toilette, podéis estar seguras de que no os resultará pesado o demasiado intenso. Esto de los perfumes es muy subjetivo, pero para mí todo esto que comento supone una ventaja, puesto que prefiero los olores frescos y suaves por delante de los fuertes que pueden llegar a agobiar.

¿La definiría como una fragancia original? Aquí entra un juego un punto importante: la experiencia de cada uno y la cantidad de perfumes que ha probado. Por mi parte, a pesar de que adoro los aromas cítricos, también me gustan los perfumes dulces y digamos que en casa tengo más de estos que de los primeros. Creo que hoy en día es más fácil encontrar fragancias con notas dulces como la vainilla o la rosa, que perfumes cítricos con un punto diferente como Hippy Fizz o los otros de Moschino. De todos modos, tampoco es el colmo de la originalidad, en el sentido de que no huele a nada extravagante o poco conocido.


Lo que me transmite

Sin lugar a dudas, Hippy Fizz me parece una fragancia alegre y optimista, de estas que te transmiten energía positiva y te alegran el día desde el momento en que te las aplicas. Sí, puedo sonar exagerada, pero cuando eres una persona que se fija en los aromas y tiene en cuenta estos detalles para mejorar su propio bienestar, el hecho de pasar de usar una colonia normalita a una señora fragancia con más matices te aporta algo (y no solo por la diferencia de calidad). Si tuviera que identificarla con un perfil determinado, supongo que lo lógico sería relacionarla con una chica extrovertida, divertida y con ganas de comerse el mundo… Pero lo cierto es que yo no concuerdo en absoluto con esa descripción y aun así me encanta. Creo que no importa tanto la personalidad, sino los gustos y el saber encontrar el momento adecuado para usar cada perfume.

Perdurabilidad

Aquí tengo que hacer un inciso: soy una persona a la que no le duran nada las fragancias, me cuesta mucho encontrar alguna que se mantenga durante unas horas. En el caso de las eau de toilettes frescas, el problema se agrava más si cabe. Por todo esto, estoy contentísima de poder decir que Hippy Fizz tiene una fijación excelente, perdura durante horas y al día siguiente todavía se nota en la ropa. De verdad que es una de las fragancias frescas que mejor me ha ido en este aspecto, con mucha diferencia además. Quizá esto suena a chorrada, pero tengo la sensación de que la nota de limón casa bien con mi tipo de piel y por eso me va fenomenal en todos los sentidos (aroma y duración).

Esto último también lo digo porque con I love love (otra eau de toilette cítrica y fresca de Moschino) no noté una fijación tan buena y de hecho este fue el único defecto que le encontré cuando escribí la correspondiente opinión. Se podría pensar que todas las fragancias pertenecientes a una misma línea de perfumes actúan igual en la piel, mas como veis eso no siempre se cumple. En I love love estaba más presente la nota de naranja, que olía de maravilla pero, en efecto, duraba menos.

¿Para quién y cuándo?

A mi parecer, tanto por su estética como por su frescura, diría que la fragancia se dirige a mujeres jóvenes, entre la adolescencia y los cuarenta años aproximadamente. No obstante, aunque se tiende a pensar que a medida que pasan los años nos aficionamos a perfumes más intensos, siempre diré que no se puede sentar cátedra con los gustos personales, de modo que Hippy Fizz me parece recomendable para cualquier mujer, tenga la edad que tenga. Y os puedo poner como prueba que a mi madre le gusta tanto como a mí y no creo que le quede mal para nada. Lo bueno de los aromas afrutados y frescos es que le sientan bien a cualquiera, son olores estándar, por así decirlo.

Por otro lado, aunque por su perdurabilidad se puede usar tranquilamente para una noche de fiesta, la considero una fragancia más adecuada para el día a día. Como todo, irá a gustos, pero yo siempre he relacionado los aromas cítricos y frescos con el sol y la mañana; me reservo los dulces o románticos para la noche. Actualmente la alterno con lo que me queda de I love love y algunas colonias de frutas de Deliplus.

En lo relativo a la época del año, sin duda es una fragancia de primavera-verano: su carácter alegre, el aroma a frutas frescas, el frasco hippy y colorido… Son cosas que todos relacionamos con el buen tiempo. De todos modos, tampoco queda mal usarlo en invierno, ya que, como digo, tiene un aroma estándar que no desentona en ninguna situación. Esto puede parecer una obviedad, pero pensad que si habláramos de un perfume completamente opuesto (una fragancia muy intensa, por ejemplo), no podríamos aplicar lo mismo (ni sería recomendable para todas las edades, ni valdría igual para el día que para la noche, y seguramente sería poco adecuada para el verano, época en la que por lo general nos decantamos más por los aromas suaves y fresquitos).


Conclusión

¡Me encanta! No puedo hacerle ninguna crítica negativa, se ha convertido en una de mis fragancias favoritas y no me canso de ella. Adoro su aroma alimonado, su frescura y la energía positiva que me transmite; siempre me han gustado este tipo de olores, están muy bien para usar durante el día y creo que a la mayoría nos quedan bien. Por si fuera poco, tiene una perdurabilidad excelente, cosa rara en mi piel, así que todavía gana más puntos. La recomiendo a todas las amantes de los perfumes cítricos y frescos, independientemente de vuestra edad. Eso sí, si os animáis a comprarla, os aconsejo que miréis los precios en varios sitios, porque la diferencia de precios es impresionante y creo que a nadie le apetece gastar más de la cuenta en los tiempos que corren.

jueves, 10 de marzo de 2011

Sara Simar Crema de manos

Usé esta crema de manos hace años, de modo que no recuerdo su precio pero sé que no era cara, sobre todo para la cantidad que lleva el envase normal (100 ml). La conocí a través de una muestra y me gustó tanto que quise hacerme con ella.

La crema es de color blanco y tiene un olor agradable común, sin nada especial. Su textura fluida se absorbe enseguida, una gran ventaja con respecto a la crema nutritiva de Deliplus que suelo usar ahora. En este aspecto también supera a mi favorita, la crema de Eucerin para pieles sensibles.

La crema está indicada para pieles secas y estropeadas; en especial se recomienda usarla para combatir las agresiones externas como frío, viento y demás. Contiene manteca de karité, glicerina y colágeno, tres ingredientes muy buenos para el cuidado de la piel.

¿Y por qué me gustó tanto? Deja las manos muy hidratadas y suaves, no tiene nada que envidiar a firmas más caras. Después de usarla realmente notas que te has puesto algo porque la piel de las manos está como más resistente. Pocas veces he encontrado cremas tan hidratantes que se absorban tan rápido; en mi opinión, ni siquiera las de Dove llegan a este nivel. De cara al buen tiempo sería una opción estupenda porque aborrezco que las manos estén pringosas durante unos minutos, aunque repito que en invierno también cumple perfectamente.

Lamentablemente, esta crema tiene un problema, y es que es muy difícil de encontrar. Sara Simar es una de las firmas de estética de los Laboratorios RBB y yo la encontré en un centro de belleza hace ya cuatro o cinco años (puede que ahora cueste más todavía dar con ella). Pregunté en otras perfumerías pero no tenían ni idea, así que si os ha llamado la atención os recomiendo que os quedéis con el nombre por si algún día suena la flauta y la veis por casualidad.

martes, 8 de marzo de 2011

Lush None of your beeswax Bálsamo labial

¿Un bálsamo apto para veganos?

El bálsamo None of your beeswax no es un bálsamo cualquiera: su composición lo hace adecuado para veganos, es decir, personas que no prueban la carne ni ningún producto de origen animal como la miel o la leche. Todos los productos de Lush se pueden considerar vegetarianos porque no experimentan con animales ni, pero gran parte de sus bálsamos labiales contienen cera de

abeja y por ello no resultaban aptos para los vegetarianos estrictos (también conocidos como veganos). De ahí nació la idea de hacer un bálsamo vegano, precisamente su nombre hace referencia a la carencia de este ingrediente: “none of your beeswax” significa literalmente “nada de tu cera de abeja” (ya he comentado alguna vez que las designaciones de los cosméticos de Lush son bastante curiosas).

Reconozco que me llamó la atención por ser apto para veganos, aunque yo no lo soy (no podría vivir sin mis lácteos). Simplemente me hizo gracia la idea de usar un bálsamo con esta formulación y creo que puede haber más consumidores no-veganos que sientan lo mismo, por lo que no considero que su uso esté limitado a los que sí siguen esta dieta. Así pues, el bálsamo no contiene cera de abeja y entre sus ingredientes destacan el aceite virgen extra de coco —rico en ácido laúrico y con propiedades calmantes y suavizantes—, la manteca de murumuru (una especie de palmera) —rica en ácidos oleico y linoleico que restauran la barrera de la piel y tienen cualidades emolientes— y cera de carnaúba (una planta) —importante para dar consistencia al bálsamo en ausencia de la cera de abeja—. También contiene infusión de limón y absoluto de vainilla. Una composición muy cuidada, como siempre que hablamos de Lush.

Cómo es None of your beeswax

En apariencia, None of your beeswax es clavado al resto de bálsamos de Lush: se presenta en una pequeña lata metálica de lo más sencilla, contiene 10 gramos de producto y cuesta 7,95€. Como sabéis, Lush invierte en la calidad del cosmético y busca la presentación más básica posible, ya que los excesivos envases que se fabrican hoy en día generan mucha contaminación. Por otro lado, siempre me decís que 7,95€ para un bálsamo os parece caro, pero estos labiales cunden tanto y me dan tan buenos resultados que a mí el gasto me compensa, claro que yo soy una entusiasta de los protectores y reparadores labiales.

El bálsamo es de color amarillo claro. Su textura (una vez superada la primera capa, que siempre es un poco más dura) me parece tan cremosa y agradable como la de los otros bálsamos de Lush, así que en este aspecto no se echa de menos la cera de abeja. Hay un detalle que llama la atención: contiene pequeñas bolitas, aunque no llegan a “rascar” como las de un exfoliante (supongo que estas sí se deben a la ausencia del mencionado ingrediente). Su fragancia, al contrario de lo que podría parecer, no es de tipo vegetal: yo definiría el aroma como cítrico, alimonado, así que puede gustaros si os gustan este tipo de olores. Los de Lush dicen que sabe a limón, mandarina y vainilla, pero ya digo que lo que más aprecio es el limón (con un puntillo raro, eso sí, aunque por mí misma no sabría precisar a qué me huele). En fin, no tiene un aroma tan exquisito como los bálsamos Honey Trap y Chocolate Whipstick (que huelen a chocolate blanco y chocolate con naranja, respectivamente), pero tampoco está nada mal, ¿verdad?

Mi experiencia con él

Como ya he comentado alguna vez, mis labios tienen tendencia a secarse con facilidad y por ello desde pequeña tengo la costumbre de llevar encima un cacao o una vaselina y tener otros tantos repartidos por casa, siempre con la intención de mantenerlos perfectamente hidratados en todo momento. Esto da como resultado que he probado una gran cantidad de bálsamos, en todas sus texturas, por lo que considero que tengo una amplia visión a la hora de valorar un producto de este tipo.

Con None of your beeswax solo puedo deshacerme en alabanzas: hidrata los labios en profundidad y los deja muy suaves, incluso cuando me salen las típicas pielecitas. No tiene nada que envidiar a bálsamos y cacaos de farmacia como ChapSan y Neutrógena, que en mi opinión son dos de los mejores. Si alguien se pensaba que por pertenecer a una cadena de perfumerías sería flojo, va errado: el bálsamo no se limita a proteger (como hacen tantos otros), sino que repara y cuida los labios al máximo. Una maravilla, vaya.

Por otro lado, hay algo que he observado en todos los bálsamos de Lush —incluido este— que no deja de sorprenderme para bien: el bálsamo actúa con mucha rapidez y con una sola aplicación es capaz de suavizar unos labios muy secos. Reconozco que a veces no me lo aplico antes de acostarme por pura pereza, y claro, al levantarme los tengo totalmente secos. En ese momento, con una sola pasada de None of your beeswax es suficiente para observar mejoras, aunque habrá que esperar un ratito para que haga efecto. Otro aspecto que destacar es el hecho de que con muy poquita cantidad tenemos más que suficiente para cada aplicación, así que puedo decir con total tranquilidad que esa lata tan pequeña cunde muchísimo.

Con respecto a la sensación que deja sobre los labios, a mí me resulta muy agradable (tanto, que desde que conozco los bálsamos de Lush no uso otra cosa), aunque habrá quien prefiera los cacaos en barra por ser más ligeros. Todo es cuestión de gustos; yo también tuve mi época de barras, así que comprendo perfectamente ese punto de vista. De todos modos, para tengáis una idea mejor de la textura de este bálsamo, puedo deciros que a pesar de presentarse en una lata el bálsamo no es tan “pastoso” como las vaselinas Gal, de modo que no se hace molesto. Tarda un rato en absorberse, pero puedo aseguraros que vale la pena usarlo a pesar de todo. Por cierto, no deja ningún color en los labios, por lo que lo pueden usar hombres y mujeres.

Por último, quiero compararlo con los dos otros bálsamos de Lush que he probado (ya sabéis que me encanta hacer comparaciones): el Honey Trap, de chocolate blanco, y el Chocolate Whipstick, de chocolate con matices de naranja. En las opiniones de ambos me mostré muy entusiasta con sus aromas exquisitos, entusiasmo que no he sentido con None of your beeswax porque, por mucho que su olor cítrico me guste, una es golosa de por sí y tiene debilidad por lo dulzón. Eso sí, salvo este punto, los bálsamos son igual de buenos y dignos de la máxima puntuación. Si alguien pensaba que por ser vegano iba a ser más flojo, se equivoca: None of your beeswax no tiene nada que envidiar a sus “hermanitos” vegetarianos.

jueves, 3 de marzo de 2011

Lush Vanishing Cream Crema Facial

Vanishing Cream

Como es habitual en Lush, el producto no lleva por nombre algo así como “crema ultraligera al extracto de pomelo y manteca de karité para piel grasa”, sino que se han limitado a llamarla Vanishing Cream, con lo que resulta mucho más fácil identificar el producto y a la vez consiguen un punto de originalidad. La explicación de este nombre se encuentra en el significado del verbo “vanish”: desaparecer (la crema que desaparece, en referencia a su textura ligera y de rápida absorción).

Se presenta en un envase de plástico blando y negro, bastante más sencillo que los tarros de cristal habituales en las cremas faciales. En la tienda no pueden vender la crema al peso como ocurre con los jabones, pero al menos mantienen su respeto por el medio ambiente con este envoltorio reciclable. Cada tarro contiene 45 g de crema (más o menos la cantidad que traen todas) y su precio es de 24,95€. Alto aquí: sé que en comparación con Deliplus y los descuentos de Bottega Verde puede parecer cara, pero recordemos que las cremas de farmacia de gama media suelen rondar todas los 20€, y ya no entro en firmas de alta cosmética en las que los precios se disparan. No voy a decir que me parece una crema barata porque no es así, pero tampoco es carísima: está en la media, por mucho que nos hayamos acostumbrados a los precios low cost.

La crema es de color blanco, no huele a nada especial y ciertamente tiene una textura ligera que se absorbe rápido en la piel. Eso sí, tanto como para darle el nombre y venderse por esta característica… No lo tengo muy claro. Al lado de las cremas de pepino y sauce de Bottega Verde (por citar dos con unas indicaciones similares a esta), Vanishing Cream me parece mucho más liviana; no obstante, si la comparo con el fluido hidratante para piel grasa de Deliplus o el gel Control shine! de Nivea Visage, la crema de Lush no destaca precisamente por ligera. Supongo que en mis impresiones influye directamente el hecho de estar acostumbrada a usar geles y cremas faciales indistintamente: probablemente, la Vanishing Cream tiene una textura ligera muy lograda para ser eso, una crema, pero al lado de un gel o un fluido sale perdiendo en este punto.

Indicaciones y composición

Entre los ingredientes de la crema, destacan la manteca de karité, con propiedades hidratantes y regeneradoras; la rosa, altamente nutritiva y conocida por su poder para combatir el envejecimiento prematuro de la piel; la lavanda, útil para aliviar o evitar picores y otras afectaciones del rostro; hamamelis, conocido por su poder astringente; y aceites bajos en grasa de manzanilla, jojoba y pomelo, que destacan por calmar la piel, controlar el acné y los excesos de grasa, respectivamente. Curiosamente, hace un tiempo usé un aceite de jojoba para los granitos y una crema al extracto de pomelo, aunque ninguno de los dos cosméticos consiguió solucionar el problema.

Vanishing Cream está especialmente indicada para pieles grasas: sus principios activos combaten el acné y los poros dilatados en la zona T. Además, esta formulación especialmente cuidada la hace apta para pieles sensibles, de modo que si padecéis ambos problemas esta crema puede ser una opción viable para vosotras. Otro aspecto que destacar es su mínimo contenido de grasa (incluso han sustituido la habitual manteca de cacao por la de karité para que el producto resulte más adecuado para pieles grasas), de ahí que el nombre haga mención a su ligereza y rápida absorción. Como aspecto negativo, conviene decir que no hay ninguna referencia a un FPS, así que deduzco que no tiene protección solar. Este dato puede ser un inconveniente importante de cara al verano, aunque yo ya he pensado que la usaré de noche y buscaré otra que sí lleve protección para la mañana.

Resultados

Los que me leéis desde hace tiempo sabéis que desde hace unos cuantos meses tengo los granos bajo control gracias al fabuloso jabón Farmacia de Guardia de Lush. Sin embargo, a pesar de su eficacia a veces se le escapa algún granito y no está de más complementar su uso con un tónico y una crema adecuados. Hasta ahora usaba el tónico de Deliplus (que por sí solo no combate el acné ni nada) y la crema al extracto de sauce de Bottega Verde (que está bien en cuanto a hidratación pero tampoco elimina los granos). En este sentido, con Vanishing Cream he mejorado muchísimo: la crema elimina el acné, ¡y de verdad! No sé qué tal funcionará con otros geles limpiadores, pero junto al jabón que he comentado no hay grano que se les resista, hacen una combinación perfecta y mi piel ha mejorado muchísimo.

Al contrario de lo que se podría pensar, pese a ser tan eficaz contra el acné la crema no reseca en absoluto la piel (y eso que la he usado en pleno invierno, la época en que tiende a secarse más fácilmente) y además la hidrata en profundidad. También reduce el tamaño de los puntos negros (aunque siguen estando ahí) y controla los brillos, por lo que tengo la piel mate y mucho mejor. Los resultados no tardan demasiado en verse: a los dos o tres días ya me veía la piel mejor y estaba encantada con la crema en sí (su textura, esa ligereza), y por fortuna con el paso de los meses los efectos siguen al mismo nivel. En fin, me veo la piel estupenda, incluso más luminosa y sana. Vanishing Cream es de esas cremas que consigue que te veas mejor. Puede parecer una afirmación un poco exagerada para una simple crema facial, pero tened en cuenta que he probado muchas cremas y geles para el acné y ninguno me ha ido ni la mitad de bien que esta.

Puedo comparar la crema con la de extracto de sauce de Bottega Verde, que la usé durante mucho tiempo y también está indicada para combatir el acné: dicha crema tiene una textura mucho más densa, aunque me iba bien a la hora de regular el sebo e hidratar la piel. Fallaba en el tema granitos, donde me resultó totalmente ineficaz. Por otro lado, el fluido para piel grasa de Deliplus del que había leído opiniones muy positivas, me decepcionó bastante: ni combatía el acné, ni hidrataba en condiciones, ¡incluso se me llegó a resecar la piel! Con estos precedentes se puede entender mejor mi satisfacción con la Vanishing Cream, aunque de todos modos nunca me cansaré de repetir que cada piel es un mundo y lo que a mí me va bien a otra persona puede irle fatal. El acné tiene causas muy diversas, no hay una solución eficaz para todo el mundo, así que al comprar un producto para eliminarlo siempre se corren riesgos, por muy bien que lo pongan las reseñas.

En general, salvo el tema del FPS, no tengo ninguna queja con la crema. Me va bien para mi problema, hidrata mucho sin engrasar y me deja la piel estupenda. ¿Que no es barata? Cierto, pero yo soy de la opinión de que cuando algo te va bien no importa el precio que cueste, sobre todo si hablamos de algo tan delicado como el acné, puesto que no todos los días una descubre una crema que lo combate de verdad (en una loción corporal, por ejemplo, nunca jamás me gastaría este dineral, pero entendería que las personas con pieles atópicas u otras molestias sí lo hicieran). Pienso seguir fiel a Vanishing Cream, y con esto dejo claro que me parece un producto totalmente recomendable.

martes, 1 de marzo de 2011

Lush Jungla Acondicionador


Jungla, mi primer producto capilar de Lush

Jungla se trata de un acondicionador en formato sólido que destaca por su color verde y un fuerte aroma vegetal (en la web de la firma dicen que huele de maravilla, aunque para mi gusto tienen fragancias muchísimo más agradables). Os recuerdo que su forma puede variar en función de la pastilla original y el corte que hagan en la tienda, puesto que los productos de Lush están hechos a mano y resulta difícil darles uniformidad. En mi caso, me dieron un trozo rectangular aunque enseguida se partió en dos. El precio por cada 55 gramos es de 4,30€; no recuerdo qué cantidad me dieron a mí porque tiré la etiqueta. Teniendo en cuenta que cunde mucho, no lo considero caro en absoluto.

Con respecto a su composición, debemos destacar que contiene un cinco por ciento de frutas tropicales frescas, entre ellas plátano e higos, kumgquat, furta de la pasión y aguacate. Sus propiedades aportan suavidad, brillo y proteínas para el cabello. Además, también lleva lecitina de soja, que se caracteriza por sus proteínas reparadoras. En principio está indicado para todo tipo de cabello, aunque en sus indicaciones se centran principalmente en su poder desenredante e hidratante, por lo que parece bastante adecuado para cabellos secos y rebeldes.

Usando el acondicionador

A pesar de tener un formato sólido, el tipo de pastilla no es exactamente igual a la de un jabón. El acondicionador es más suave al tacto, incluso más ligero, y no deshace del mismo modo al entrar en contacto con el agua. Usarlo no es difícil pero requiere cierta práctica: una vez nos hemos lavado el pelo y lo tenemos mojado, procedemos a frotar la pastilla por la melena y el cuero cabelludo (sí, como si estuviéramos lavando una prenda a mano). Es un poco bruto, y al principio tienes la sensación de que no estás haciendo nada porque el acondicionador no desprende la espuma típica de los jabones. Sin embargo, sí que deja una especie de rastro verde. ¿Alguna vez os habéis revolcado sobre el césped, con el consiguiente guarreo en el pelo? Pues es una sensación parecida, con el olor herbal incluido. Lo dejamos un par de minutos y aclaramos con agua. A continuación podemos usar mascarilla o cualquier producto que nos apliquemos normalmente.

Explicado así parece sencillo —y realmente dificultad no tiene—; no obstante, digamos que no me parece tan cómodo como un acondicionador o bálsamo normal. No sé si ocurre con todos los productos capilares sólidos o solamente con este, pero me da bastante rabia que cueste tanto que el acondicionador se deje ver en el cabello. Hay que insistir e insistir, si no es como si no te hubieras puesto nada. Si a esto le añadimos que el pelo me cubre toda la espalda, os podéis imaginar el rato que me tiro para pasar la pastilla por todo el cabello. No, sin duda no es el formato más adecuado para mí: no se pueden comparar los segundos que tardo en extender un acondicionador normal con toda la pericia y tiempo que requiere este. Tengo muy claro que si repito con los capilares de Lush me decantaré por texturas de toda la vida. De todos modos, una persona con el pelo más corto lo tendrá más fácil, así que si es vuestro caso no tengáis muy en cuenta lo que digo en este párrafo.

A la hora de conservarlo en las mejores condiciones, hago lo mismo que con los jabones para el cuerpo: envuelvo la pastilla en papel film y la guardo en un cajón para que no le dé la luz directamente. Alguien podría pensar que es un poco irónico que en Lush eviten usar envases de plástico para luego recomendarte envolver los artículos en este papel, pero no se puede negar que un pequeño trozo de papel transparente gasta y contamina mucho menos que el envase de un champú o un gel, así que seguimos cuidando del planeta. Se recomienda gastar el acondicionador en los doce meses siguientes a la compra del producto.

Resultados

En primer lugar, quiero destacar que nada más aclarar el pelo ya se aprecia que este está mucho más desenredado: alguna vez lo he usado con el pelo fatal, unos enredos terribles, y he sido la primera sorprendida al ver mi melena tan lisa al salir de la ducha. El peine pasa muy fácilmente, el acondicionador deja el pelo muy desenredado, no he necesitado usar productos sin aclarado para conseguir dejarlo bien ni he tenido que dar tirones para peinarlo. En este aspecto lo sitúo al mismo nivel que el bálsamo de manteca de mango de Klorane, que va de maravilla para desenredar aunque es bastante más caro que Jungla.

En segundo lugar, aunque el rastro del acondicionador en el pelo sea prácticamente imperceptible, lo cierto es que cumple con sus funciones hidratantes y nutritivas: el cabello está suave y con buen aspecto, se ve sano. Noto la diferencia con respecto a cuando he usado el champú solo porque el grado de hidratación del acondicionador es mayor y la melena está mucho más suave al tacto, además de otros efectos que ahora comentaré.

Por otro lado, he observado que mi pelo está más suelto (a pesar de su tendencia a pegarse a la cabeza, el eterno problema de los cabellos largos y finos), hasta tiene un poco más de volumen. Normalmente tarda unos cuantos días a ensuciarse porque lo tengo seco tanto en el cuero cabelludo como en lo que es la melena, pero diría que con este acondicionador aguanta más tiempo aún. Este es uno de los efectos que más me gustan del acondicionador, junto con su poder desenredante: el pelo se ve más suelto y fuerte, con lo que a simple vista también parece más sano. También le aporta brillo, aunque no tanto como los productos específicos para eso.

En general, los resultados del acondicionador son prácticamente de diez: hidrata el cabello seco sin engrasarlo, facilita el proceso de desenredar y le da más cuerpo y fuerza. No tiene nada que envidiar a los productos de Klorane, marca capilar de farmacia a la que soy fiel desde hace años. Desconozco qué tal irá en un cabello distinto al mío, pero desde luego me parece muy recomendable para personas con el cabello seco y fino, el típico pelo que tiende a volverse lacio y apagado. Con Jungla observaréis mejoras.

Ventajas y desventajas del formato sólido

Al tratarse de un acondicionador un tanto especial, he querido añadir este apartado para comentar los puntos fuertes y los inconvenientes que supone el uso de un artículo sólido para el cabello. Entre las ventajas, destaco que me parece muy útil para los viajes, puesto que ocupa poco espacio y pesa menos que una botella de acondicionador convencional. No obstante, yo no suelo viajar, así que en este aspecto no me aporta nada. En lo que sí me gusta es en el hecho de ser un formato ahorrador y pertenecer a una firma muy concienciada con los temas del medio ambiente y el respeto por los animales, con lo que nos aseguramos una composición cuidada y sin todos los ingredientes químicos de los acondicionadores de supermercado y demás.

Por el contrario, a pesar de los buenos resultados que da, no puedo pasar por alto lo pesado que se me hace aplicarlo, tardo más que con un acondicionador cremoso y sin duda es mucho más incómodo de usar (por no hablar de la sensación de no estar echándote nada hasta que le pillas el truco). Con un acondicionador normal, lo extiendes en un visto y no visto y no hay que esmerarse tanto como con la pastilla. Si os soy sincera, no creo que lo compre (ni este ni ningún producto capilar en formato sólido); por muy bueno que sea no me compensa, y también hay acondicionadores líquidos/cremosos buenos. De todos modos, mi opinión no quita que a alguien le haya podido llamar la atención esta textura, así que si os animáis a darle una oportunidad puede que vuestras impresiones no coincidan con las mías en este punto.

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