
La apariencia de Sultana desde luego no es ni mucho menos la más atractiva de entre todos los productos de Lush: un jabón de color muy pálido, prácticamente blanco, con trozos de albaricoques secos y pasas (que haya más o menos dependerá del trozo que os toque), aunque para mí no supone un problema porque me fijé en él gracias a algunas opiniones que había leído. En la superficie se aprecian puntitos marrones de los propios ingredientes, lo que demuestra que estamos ante un artículo mucho más natural que la mayoría de jabones, pues estos suelen ser totalmente lisos, sin imperfecciones. Como sabéis, en Lush casi todo se vende al peso, y en este caso el precio para los 100 gramos de producto se corresponde a 4,50€. No lo considero caro por sí mismo, pero, obviamente, al lado de un gel de ducha de supermercado (que trae mucha cantidad y dura más), sí que supone un gasto mayor.
En lo relativo a su composición, destacan el aceite de colza (una especie de col) —rico en vitamina E (antioxidante) y ácidos grasos—, y el aceite de coco —buen limpiador y altamente nutritivo y suavizante—, sin olvidarnos de los albaricoques, pasas y grosellas secos como elementos decorativos. Curiosamente, el jabón Rock star también contiene estos dos aceites como ingredientes principales, ¿será por eso que ambos se venden como dos de los más cremosos e hidratantes de Lush? De todos modos, he de decir que estos principios activos también están presentes en otros jabones, por lo que deduzco que son la base de gran parte de la oferta disponible.
Cómo se usa
Con respecto a su conservación, yo siempre envuelvo los jabones en papel film o transparente, los guardo en un cajón para que no les dé la luz directamente y hasta ahora no he tenido ningún problema. Me lo aconsejaron en la tienda en una de mis primeras compras, y en efecto los productos se mantienen en perfectas condiciones, aunque duren mucho tiempo (no es el caso de los jabones corporales, pero sí de los faciales, porque obviamente se necesita menos cantidad en cada uso). Hay quienes lo deja tal cual en una jabonera y tampoco les va mal; todo es cuestión de que cada una encuentre el método con el que se sienta más cómoda.
Resultados
En segundo lugar, y directamente relacionado con lo anterior, se trata de un jabón que cuida mucho la piel y le aporta hidratación. Evidentemente, no se puede comparar con los efectos de una manteca nutritiva, pero algo hidrata, y no deja esa sensación tirante al salir de la ducha. Aunque por su suave aroma me parece apto para cualquier época del año, en estos momentos lo recomiendo especialmente de cara al verano: en esta época la piel sufre por el sol y otras agresiones externas, y tener un producto bastante natural que la cuide viene genial.
En general, estoy contentísima con el jabón: me encanta que cuide la piel, que se extienda tan bien y proporcione esa maravillosa sensación de limpieza. De todos modos, por mucho que me guste, todo esto que comento también tiene una desventaja importante: al ser tan cremoso, se gasta más rápido que otros. Si del resto de jabones de Lush podía decir que cundían mucho y se amortizaba el dinero invertido en ellos, aquí no puedo declararlo con tanta facilidad, porque lo cierto es que lo estoy gastando a una gran velocidad. Aun así, no me arrepiento de la compra porque los beneficios y sensaciones de Sultana superan con mucho a los geles de supermercado.
2 comentarios:
Dónde se compra la red de espuma para meter el jabón? me da la sensación de que sólo frotando el jabón por el cuerpo no voy a conseguir una limpieza suficiente.
@Anónimo. Yo no la compré, recorté un trozo de una especie de esponja de las que regalan a veces en tiendas tipo Yves Rocher y Bottega Verde. Algo de este tipo:
http://www.linternaute.com/femmes/beaute/diaporama/0708-salle-de-bain/images/4-yves-rocher-douche.jpg
(Se desmonta y ahí tienes red)
Lamento no poder ayudarte más.
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