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martes, 10 de mayo de 2011

Lush Sublime Champú

Lush Champú Sublime

El champú Sublime se presenta en el característico bote de plástico negro minimalista de los productos Lush. Como sabéis, esta firma está muy concienciada con la conservación y el cuidado del medio ambiente, por eso emplea envases reciclables y sencillos con el fin de generar menos residuos. Una unidad contiene 325 gramos de champú, cantidad que no está mal, y cuesta 14,95€. Tanto este como el resto de artículos capilares de Lush me parecen bastante caros (al menos los líquidos, los de formato sólido son otro cantar), pero debemos valorar que se trata de productos con una composición mucho más elaborada y respetuosa para nuestro cabello que los de supermercado.

Una vez destapado el tarro, el aspecto del champú no tiene nada de convencional: su apariencia me recuerda a un helado de limón, con ese color tirando a blanco y una textura cremosa y consistente a la vez. También se parece un poco a un granizado, pues está hecho a base de sal marina y a simple vista se puede confundir con pequeños trozos de hielo. Por cierto, es curioso que un champú lleve sal, ¿verdad? Me imagino que será la responsable de dar brillo al cabello. Por otro lado, lleva aceites de coco, mandarina y neroli (este último se extrae de las flores de naranjo), que hidratan y reparan el cabello. Para el aroma han utilizado flores de naranja, vainilla y lirio blanco, aunque a mí simplemente me parece una fragancia suave y floral. Cabe destacar que no lleva siliconas, como ninguno de los artículos capilares de Lush, y es apto para veganos.

En principio está recomendado para todo tipo de cabellos, aunque ellos especifican que va muy bien para pelo lacio y/o con tendencia al encrespamiento. Haciendo un repaso a todos los champús líquidos de Lush, os recuerdo que disponen de los siguientes: Curly Wirly para cabello rizado o seco; El Patriarca para cabellos grises o claros; Mi Primo Zumo y Sol para pelo graso; ¡A Toda Caña! para controlar los rizos y finalmente Reanimator para cabellos estropeados y faltos de vigor (os hablé de él hace algunas semanas, está bien pero tampoco obtuve resultados espectaculares).


Resultados

Antes de nada, quiero explicar que tengo un pelo complicado: muy largo, fino y seco, con tendencia a verse opaco y sin vida. Desde hace años solo uso productos capilares de farmacia o peluquería, ya que me parece que hay una diferencia abismal con los de supermercado y en cuanto pruebas un champú «de los buenos» no quieres volver nunca más a Pantene, Elvive, Fructis y compañía. Hago este comentario porque me considero bastante exigente en materia de artículos para el cabello; cuesta mucho que mi pelo se vea realmente bien, de modo que cuando encuentro uno que funciona, creo firmemente que se debe a su calidad (no a tener un pelo en el que cualquier producto va bien).

Con Sublime he quedado encantada, a ver cómo os cuento mis impresiones sin quedarme corta. Para empezar, la muestra me ha servido para dos usos, y en ambos lo he usado sin bálsamo ni mascarilla para observar mejor sus efectos. Los resultados han sido inmejorables: pelo muy suave, nutrido perfectamente de la raíz hasta las puntas, aspecto bonito y sano. Hidrata mucho más que un champú cualquiera, actúa como un acondicionador sin necesidad de acompañarlo de otro producto. En definitiva: todo un tratamiento para el cabello.

En segundo lugar, he notado que el champú aporta mucho brillo, ¡incluso me lo han dicho otras personas! Sin duda, este es uno de sus mayores atractivos, al menos para un pelo que tiende a verse apagado como el mío. Cambiando de tercio, al prometer tanta suavidad e hidratación, me daba miedo que disminuyera el poco volumen que tiene mi pelo de por sí, pero por fortuna mis reparos eran totalmente infundados: no me deja el pelo «aplastado» en la cabeza; tampoco se puede decir que dé volumen, aunque aquí hay que tener en cuenta que por mi tipo de cabello es muy difícil que obtenga volumen. Lo que sí aprecio es que le da bastante cuerpo, se ve una melena espesa, agradable al tacto. En definitiva: un cabello mucho más bonito, en todos los sentidos.

Por otro lado, no nos olvidemos de un punto básico: la limpieza. Con los champús que uso habitualmente, a veces me encuentro con el problema de que cuestan de aclarar (es el gran inconveniente de algunos productos para cabello seco) y pensaba que tal vez con este me ocurriría lo mismo. Sin embargo, lo cierto es que me ha ido de maravilla: deja el pelo muy limpio, sin restos de jabón en el cuero cabelludo, y no cuesta nada de aclarar. Me dura limpio el mismo tiempo que siempre, así que no engrasa en absoluto. Su textura tan especial no supone un problema para extenderlo por el pelo y hace la misma espuma que otros champús (lo único que se le puede reprochar es que hay trozos de sal marina que inevitablemente caen por la ducha y se desperdician; es lo malo de no tener la consistencia de un champú al uso). Una vez aclarado, no me he encontrado con grandes problemas para desenredarlo. Es cierto que en esto podría mejorar un poco, pero hay que tener en cuenta que los productos que suelen ayudar en esa parte son los acondicionadores, así que tampoco podemos pedir peras al olmo.

En otras opiniones he leído que destacan el agradable olor que deja en el cabello. Si os soy sincera, yo no lo aprecio tanto: es cierto que queda algo de esa fragancia floral y dulce, pero no lo considero un aspecto reseñable. Los de Klorane, sin ir más lejos, le dan un aroma mucho más intenso (tanto para bien como para mal, pues no todos huelen a rosas).

Antes de terminar, me gustaría explicar que al no llevar siliconas puede que de entrada vuestro cabello no reaccione bien al champú. No os producirá efectos adversos, por eso podéis estar tranquilos, pero quizá necesitaréis un tiempo de adaptación para notar toda esa suavidad y brillo que aporta. Yo no he tenido problemas porque los champús de Klorane que uso desde hace años tampoco contienen estos ingredientes y mi pelo ya estaba acostumbrado, pero dejo el dato para que lo tengáis en cuenta. Pensad que, aunque al principio los resultados no os convenzan, vale la pena ser constante porque a la larga es un beneficio para vuestra salud capilar.

Conclusión

Uno de los mejores champús que he probado (y he probado muchos), el primero que me atrevo a poner a la misma altura que mi querido champú de mango de la marca Klorane. Quizá la textura de Sublime asusta un poco porque no tiene nada que ver con otros productos capilares, pero tranquilos, se extiende bien y hace la misma espuma que un champú cualquiera. Me va de fábula: deja el pelo extra suave, nutrido, limpio, con mucho brillo, y no le resta volumen. Me parece un champú muy completo, pues gran parte de sus efectos se asemejan más a los de un acondicionador o incluso una mascarilla. Puede ser una buena opción para quienes no tengan tiempo para usar las tres cosas (champú, acondicionador y mascarilla), aunque yo os lo recomiendo a todos en general. Da tan buenos resultados que merece la pena darle una oportunidad; esta vez, el precio elevado está más que justificado.

martes, 8 de marzo de 2011

Lush None of your beeswax Bálsamo labial

¿Un bálsamo apto para veganos?

El bálsamo None of your beeswax no es un bálsamo cualquiera: su composición lo hace adecuado para veganos, es decir, personas que no prueban la carne ni ningún producto de origen animal como la miel o la leche. Todos los productos de Lush se pueden considerar vegetarianos porque no experimentan con animales ni, pero gran parte de sus bálsamos labiales contienen cera de

abeja y por ello no resultaban aptos para los vegetarianos estrictos (también conocidos como veganos). De ahí nació la idea de hacer un bálsamo vegano, precisamente su nombre hace referencia a la carencia de este ingrediente: “none of your beeswax” significa literalmente “nada de tu cera de abeja” (ya he comentado alguna vez que las designaciones de los cosméticos de Lush son bastante curiosas).

Reconozco que me llamó la atención por ser apto para veganos, aunque yo no lo soy (no podría vivir sin mis lácteos). Simplemente me hizo gracia la idea de usar un bálsamo con esta formulación y creo que puede haber más consumidores no-veganos que sientan lo mismo, por lo que no considero que su uso esté limitado a los que sí siguen esta dieta. Así pues, el bálsamo no contiene cera de abeja y entre sus ingredientes destacan el aceite virgen extra de coco —rico en ácido laúrico y con propiedades calmantes y suavizantes—, la manteca de murumuru (una especie de palmera) —rica en ácidos oleico y linoleico que restauran la barrera de la piel y tienen cualidades emolientes— y cera de carnaúba (una planta) —importante para dar consistencia al bálsamo en ausencia de la cera de abeja—. También contiene infusión de limón y absoluto de vainilla. Una composición muy cuidada, como siempre que hablamos de Lush.

Cómo es None of your beeswax

En apariencia, None of your beeswax es clavado al resto de bálsamos de Lush: se presenta en una pequeña lata metálica de lo más sencilla, contiene 10 gramos de producto y cuesta 7,95€. Como sabéis, Lush invierte en la calidad del cosmético y busca la presentación más básica posible, ya que los excesivos envases que se fabrican hoy en día generan mucha contaminación. Por otro lado, siempre me decís que 7,95€ para un bálsamo os parece caro, pero estos labiales cunden tanto y me dan tan buenos resultados que a mí el gasto me compensa, claro que yo soy una entusiasta de los protectores y reparadores labiales.

El bálsamo es de color amarillo claro. Su textura (una vez superada la primera capa, que siempre es un poco más dura) me parece tan cremosa y agradable como la de los otros bálsamos de Lush, así que en este aspecto no se echa de menos la cera de abeja. Hay un detalle que llama la atención: contiene pequeñas bolitas, aunque no llegan a “rascar” como las de un exfoliante (supongo que estas sí se deben a la ausencia del mencionado ingrediente). Su fragancia, al contrario de lo que podría parecer, no es de tipo vegetal: yo definiría el aroma como cítrico, alimonado, así que puede gustaros si os gustan este tipo de olores. Los de Lush dicen que sabe a limón, mandarina y vainilla, pero ya digo que lo que más aprecio es el limón (con un puntillo raro, eso sí, aunque por mí misma no sabría precisar a qué me huele). En fin, no tiene un aroma tan exquisito como los bálsamos Honey Trap y Chocolate Whipstick (que huelen a chocolate blanco y chocolate con naranja, respectivamente), pero tampoco está nada mal, ¿verdad?

Mi experiencia con él

Como ya he comentado alguna vez, mis labios tienen tendencia a secarse con facilidad y por ello desde pequeña tengo la costumbre de llevar encima un cacao o una vaselina y tener otros tantos repartidos por casa, siempre con la intención de mantenerlos perfectamente hidratados en todo momento. Esto da como resultado que he probado una gran cantidad de bálsamos, en todas sus texturas, por lo que considero que tengo una amplia visión a la hora de valorar un producto de este tipo.

Con None of your beeswax solo puedo deshacerme en alabanzas: hidrata los labios en profundidad y los deja muy suaves, incluso cuando me salen las típicas pielecitas. No tiene nada que envidiar a bálsamos y cacaos de farmacia como ChapSan y Neutrógena, que en mi opinión son dos de los mejores. Si alguien se pensaba que por pertenecer a una cadena de perfumerías sería flojo, va errado: el bálsamo no se limita a proteger (como hacen tantos otros), sino que repara y cuida los labios al máximo. Una maravilla, vaya.

Por otro lado, hay algo que he observado en todos los bálsamos de Lush —incluido este— que no deja de sorprenderme para bien: el bálsamo actúa con mucha rapidez y con una sola aplicación es capaz de suavizar unos labios muy secos. Reconozco que a veces no me lo aplico antes de acostarme por pura pereza, y claro, al levantarme los tengo totalmente secos. En ese momento, con una sola pasada de None of your beeswax es suficiente para observar mejoras, aunque habrá que esperar un ratito para que haga efecto. Otro aspecto que destacar es el hecho de que con muy poquita cantidad tenemos más que suficiente para cada aplicación, así que puedo decir con total tranquilidad que esa lata tan pequeña cunde muchísimo.

Con respecto a la sensación que deja sobre los labios, a mí me resulta muy agradable (tanto, que desde que conozco los bálsamos de Lush no uso otra cosa), aunque habrá quien prefiera los cacaos en barra por ser más ligeros. Todo es cuestión de gustos; yo también tuve mi época de barras, así que comprendo perfectamente ese punto de vista. De todos modos, para tengáis una idea mejor de la textura de este bálsamo, puedo deciros que a pesar de presentarse en una lata el bálsamo no es tan “pastoso” como las vaselinas Gal, de modo que no se hace molesto. Tarda un rato en absorberse, pero puedo aseguraros que vale la pena usarlo a pesar de todo. Por cierto, no deja ningún color en los labios, por lo que lo pueden usar hombres y mujeres.

Por último, quiero compararlo con los dos otros bálsamos de Lush que he probado (ya sabéis que me encanta hacer comparaciones): el Honey Trap, de chocolate blanco, y el Chocolate Whipstick, de chocolate con matices de naranja. En las opiniones de ambos me mostré muy entusiasta con sus aromas exquisitos, entusiasmo que no he sentido con None of your beeswax porque, por mucho que su olor cítrico me guste, una es golosa de por sí y tiene debilidad por lo dulzón. Eso sí, salvo este punto, los bálsamos son igual de buenos y dignos de la máxima puntuación. Si alguien pensaba que por ser vegano iba a ser más flojo, se equivoca: None of your beeswax no tiene nada que envidiar a sus “hermanitos” vegetarianos.

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