Mostrando entradas con la etiqueta aceite de coco. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta aceite de coco. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de julio de 2011

Lush Jabón Lady Catrina


Lady Catrina, jabón para cuerpo y manos

Cumplo años en fechas cercanas a la noche de Halloween y el año pasado alguien tuvo la ocurrencia de regalarme este jabón, que pertenece a la edición limitada de la colección especial que había en esos momentos. Así pues, solo encontraréis Lady Catrina cuando se acerque el 31 de octubre (eso si lo vuelven a vender, claro). ¿Qué hago hablando de un jabón de otoño en pleno verano?, os preguntaréis. Muy sencillo: su aroma me horrorizó tanto cuando lo saqué del paquetito que he ido retrasando su uso meses y meses (total, por falta de geles y jabones de ducha no será). Al final, sin embargo, decidí cogerlo hace unas semanas porque me empezaba a dar miedo que se estropeara.

Lady Catrina (también lo encontraréis como Lady Katrina, con K) es un jabón muy llamativo a simple vista: base de color morado oscuro y abundantes detalles de colorines por encima. No obstante, ya sabéis que en Lush os cortan la porción en la tienda, de modo que el que os toque un trozo más bonito o feo será cuestión de suerte. El mío es casi todo morado, con un poco de naranja; nada del otro mundo, pero lo que importa es que funcione. El precio para los 100 gramos es de 4,50 €, que no me parece excesivo porque se amortiza.

¿Qué tiene de particular su olor para que me disgustara tanto al principio? Desde mi desconocimiento en materia de fragancias (me encanta todo lo que tenga que ver con la cosmética, pero soy extremadamente torpe para identificar las notas de un perfume) habría dicho que huele a algo especiado, muy fuerte. Al indagar un poco, descubrí que está hecho a base de una planta llamada agave —la misma de la que se hace el tequila—, lima y nerolí. Estamos ante un jabón que huele a chupito. Curioso, ¿verdad? ¡Esto solo lo podían hacer en Lush! Mis gustos suelen tirar por los aromas afrutados, florales o dulces, así que este me produjo un rechazo inmediato, aunque con el tiempo me he acostumbrado a él y puedo usarlo sin problemas.

En apariencia se aleja bastante de los jabones clásicos de Lush (salta a la vista que lleva colorantes y perfume); aun así, sus principios activos son los mismos que anoté en mis comentarios de La Madrina, Rock star y Sultana: aceite de colza, que contiene vitamina E y ácidos grasos; aceite de coco, de sobra conocido por sus propiedades hidratantes, además de ser un limpiador eficaz; y glicerina, la base de cualquier jabón. Además, su composición no contiene ningún ingrediente de origen animal, por lo que es apto para veganos.

Resultados

El jabón limpia la piel estupendamente. Hace bastante espuma, se extiende con facilidad y con una sola pasada te proporciona una gran sensación de limpieza (lo normal, vaya, aunque su aroma de entrada pueda echar para atrás). No es de los más cremosos, pero aun así va genial. Si tuviera que compararlo con los otros que he usado, diría que se parece bastante a La Madrina (fragancia aparte). Rock star y Sultana me parecieron mucho más suaves y untuosos.

Ahora bien, la mejor cualidad de Lady Catrina no es su poder limpiador, sino lo mucho que cunde: cada porción pequeña me da para unas cuantas duchas. Justo antes había usado el jabón Sultana, que se me gastó enseguida, y he valorado mucho que con este no ocurra. Supongo que todo se debe a la cremosidad de uno frente a otro: cuanto más cremoso, menos va a durar (aunque esos tienen la ventaja de ser mucho más agradables al tacto y respetuosos con la piel). Sé que de entrada estos jabones pueden parecer caros al lado de los geles de marca blanca, pero si pilláis uno como este desde luego vais a amortizar el dinero.

Por otro lado, a pesar de que no hidrate como Rock star o Sultana, no he notado que me reseque la piel. Al salir de la ducha la noto normal, ni tirante ni más suave. Digamos que por su aspecto poco natural pensaba que podía fallarme en este punto, y por fortuna no ha sido así. Por mucho que en Lush inventen fragancias estrambóticas y poco corrientes, la base de sus productos sigue siendo la misma y su calidad no baja (al menos con Lady Catrina). De todos modos, nunca está de más usar una crema o loción corporal para hidratarnos mejor.

Hablemos ahora de su aroma. Antes os lo he descrito, pero ¿qué ha pasado para que haya dejado de disgustarme? Simplemente me acostumbré. Los dos primeros días me producía un rechazo absoluto (incluso lo alterné con un gel de ducha, cosa que no suelo hacer últimamente); después ya no me costó nada cogerlo. Hay que tener en cuenta que, aunque su olor no guste de entrada, no es lo mismo la fragancia de un jabón que la de un perfume o colonia. El perfume es más intenso y lo llevas puesto todo el día, mientras que la fragancia del jabón se nota cuando lo acercas a tu nariz, en la piel es mucho más suave. Gracias a eso puedo sacarle partido, porque como colonia sé que no podría usarlo. A propósito del aroma, se supone que la fragancia va bien para revitalizarse, aunque yo suelo pasar bastante de estas cosas.

Y dicho todo esto, creo que no tengo nada más que añadir sobre Lady Catrina. De nuevo vuelvo a insistir en que no cuesta nada cambiar el gel de ducha por un jabón sólido: al principio choca, y desde luego no es la mejor opción para el uso familiar, pero supone una gran alternativa a los geles envasados que tanto contaminan. Además, en este caso particular, el jabón cunde tanto o más que un producto líquido. Tenemos que concienciarnos más sobre la cosmética natural y el reciclaje.

martes, 24 de mayo de 2011

Lush Sultana Jabón de ducha

Sultana, un jabón de ducha muy especial

La apariencia de Sultana desde luego no es ni mucho menos la más atractiva de entre todos los productos de Lush: un jabón de color muy pálido, prácticamente blanco, con trozos de albaricoques secos y pasas (que haya más o menos dependerá del trozo que os toque), aunque para mí no supone un problema porque me fijé en él gracias a algunas opiniones que había leído. En la superficie se aprecian puntitos marrones de los propios ingredientes, lo que demuestra que estamos ante un artículo mucho más natural que la mayoría de jabones, pues estos suelen ser totalmente lisos, sin imperfecciones. Como sabéis, en Lush casi todo se vende al peso, y en este caso el precio para los 100 gramos de producto se corresponde a 4,50€. No lo considero caro por sí mismo, pero, obviamente, al lado de un gel de ducha de supermercado (que trae mucha cantidad y dura más), sí que supone un gasto mayor.

Por otro lado, uno de los aspectos que más me gusta de Sultana es sin duda su fabulosa fragancia: desprende un aroma suave y agradable, que transmite limpieza y bienestar. No soy capaz de reconocer sus notas, pero tampoco tiene un olor tan «simple» como el de una crema hidratante normal. En la página web dicen que está perfumado con moras, aunque a mí desde luego no me recuerda a los perfumes de esta clase que he usado (y precisamente, colonias de mora he usado unas cuantas). Quizá no huele a nada exótico, ni su fragancia resulta tan exquisita como la de Rock star; no obstante, en gran medida me gusta porque esa falta de extravagancia, tanto en su exterior como en el aroma, ya que consigue parecer más natural que otros. Además, estos rasgos lo convierten en un jabón apto para todos y, por lo tanto, perfecto para regalarlo junto a otros productos de Lush.

En lo relativo a su composición, destacan el aceite de colza (una especie de col) —rico en vitamina E (antioxidante) y ácidos grasos—, y el aceite de coco —buen limpiador y altamente nutritivo y suavizante—, sin olvidarnos de los albaricoques, pasas y grosellas secos como elementos decorativos. Curiosamente, el jabón Rock star también contiene estos dos aceites como ingredientes principales, ¿será por eso que ambos se venden como dos de los más cremosos e hidratantes de Lush? De todos modos, he de decir que estos principios activos también están presentes en otros jabones, por lo que deduzco que son la base de gran parte de la oferta disponible.

Cómo se usa

No me voy a enrollar demasiado porque ya he hablado del tema alguna vez y supongo que, aunque de entrada la idea de emplear un jabón sólido para la ducha no os resultara demasiado familiar, con la fiebre de Lush que tenemos muchas seguramente os habéis empapado de cómo usar sus productos para sacarles el máximo partido. En primer lugar, he de decir que este y cualquier jabón sólido se utiliza frotándolo directamente sobre la piel mojada —vamos, ningún misterio—, aunque yo he encontrado una forma de sacarle más partido: envolverlo en una red de espuma consigue que haga más espuma, valga la redundancia, y que no necesitemos frotar tanto para obtener la ansiada sensación de limpieza. Además, suelo cortar la pastilla en porciones más pequeñas para no tener que cargar con el trozo grande todos los días.

Con respecto a su conservación, yo siempre envuelvo los jabones en papel film o transparente, los guardo en un cajón para que no les dé la luz directamente y hasta ahora no he tenido ningún problema. Me lo aconsejaron en la tienda en una de mis primeras compras, y en efecto los productos se mantienen en perfectas condiciones, aunque duren mucho tiempo (no es el caso de los jabones corporales, pero sí de los faciales, porque obviamente se necesita menos cantidad en cada uso). Hay quienes lo deja tal cual en una jabonera y tampoco les va mal; todo es cuestión de que cada una encuentre el método con el que se sienta más cómoda.

Resultados

Sultana me parece uno de los mejores jabones de Lush (sí, vale, he dicho lo mismo de los otros que he usado, pero es que hasta ahora no les encuentro ni una sola pega en cuanto a su efectividad). Para empezar, es muy, muy cremoso, ¡se asemeja más a una loción que a un producto limpiador!, por lo que resulta sumamente agradable de extender por la piel. Diría que es más cremoso aún que Rock star, y eso que ese lo era bastante.

En segundo lugar, y directamente relacionado con lo anterior, se trata de un jabón que cuida mucho la piel y le aporta hidratación. Evidentemente, no se puede comparar con los efectos de una manteca nutritiva, pero algo hidrata, y no deja esa sensación tirante al salir de la ducha. Aunque por su suave aroma me parece apto para cualquier época del año, en estos momentos lo recomiendo especialmente de cara al verano: en esta época la piel sufre por el sol y otras agresiones externas, y tener un producto bastante natural que la cuide viene genial.

No me quiero olvidar del tema básico, la limpieza: Sultana deja la piel muy limpia, con una agradable sensación de bienestar, a pesar de que su fragancia no se aprecia exactamente igual en nuestro cuerpo (para mi gusto, huele mejor en la porción de jabón, aunque el olor en la piel también dependerá de las características de cada una). Sabía que no me iba a decepcionar; ya hace tiempo que comprobé que, detrás de sus exquisitas fragancias, los artículos de Lush esconden productos de primera calidad en todos los sentidos, y este jabón no es una excepción.

En general, estoy contentísima con el jabón: me encanta que cuide la piel, que se extienda tan bien y proporcione esa maravillosa sensación de limpieza. De todos modos, por mucho que me guste, todo esto que comento también tiene una desventaja importante: al ser tan cremoso, se gasta más rápido que otros. Si del resto de jabones de Lush podía decir que cundían mucho y se amortizaba el dinero invertido en ellos, aquí no puedo declararlo con tanta facilidad, porque lo cierto es que lo estoy gastando a una gran velocidad. Aun así, no me arrepiento de la compra porque los beneficios y sensaciones de Sultana superan con mucho a los geles de supermercado.

martes, 10 de mayo de 2011

Lush Sublime Champú

Lush Champú Sublime

El champú Sublime se presenta en el característico bote de plástico negro minimalista de los productos Lush. Como sabéis, esta firma está muy concienciada con la conservación y el cuidado del medio ambiente, por eso emplea envases reciclables y sencillos con el fin de generar menos residuos. Una unidad contiene 325 gramos de champú, cantidad que no está mal, y cuesta 14,95€. Tanto este como el resto de artículos capilares de Lush me parecen bastante caros (al menos los líquidos, los de formato sólido son otro cantar), pero debemos valorar que se trata de productos con una composición mucho más elaborada y respetuosa para nuestro cabello que los de supermercado.

Una vez destapado el tarro, el aspecto del champú no tiene nada de convencional: su apariencia me recuerda a un helado de limón, con ese color tirando a blanco y una textura cremosa y consistente a la vez. También se parece un poco a un granizado, pues está hecho a base de sal marina y a simple vista se puede confundir con pequeños trozos de hielo. Por cierto, es curioso que un champú lleve sal, ¿verdad? Me imagino que será la responsable de dar brillo al cabello. Por otro lado, lleva aceites de coco, mandarina y neroli (este último se extrae de las flores de naranjo), que hidratan y reparan el cabello. Para el aroma han utilizado flores de naranja, vainilla y lirio blanco, aunque a mí simplemente me parece una fragancia suave y floral. Cabe destacar que no lleva siliconas, como ninguno de los artículos capilares de Lush, y es apto para veganos.

En principio está recomendado para todo tipo de cabellos, aunque ellos especifican que va muy bien para pelo lacio y/o con tendencia al encrespamiento. Haciendo un repaso a todos los champús líquidos de Lush, os recuerdo que disponen de los siguientes: Curly Wirly para cabello rizado o seco; El Patriarca para cabellos grises o claros; Mi Primo Zumo y Sol para pelo graso; ¡A Toda Caña! para controlar los rizos y finalmente Reanimator para cabellos estropeados y faltos de vigor (os hablé de él hace algunas semanas, está bien pero tampoco obtuve resultados espectaculares).


Resultados

Antes de nada, quiero explicar que tengo un pelo complicado: muy largo, fino y seco, con tendencia a verse opaco y sin vida. Desde hace años solo uso productos capilares de farmacia o peluquería, ya que me parece que hay una diferencia abismal con los de supermercado y en cuanto pruebas un champú «de los buenos» no quieres volver nunca más a Pantene, Elvive, Fructis y compañía. Hago este comentario porque me considero bastante exigente en materia de artículos para el cabello; cuesta mucho que mi pelo se vea realmente bien, de modo que cuando encuentro uno que funciona, creo firmemente que se debe a su calidad (no a tener un pelo en el que cualquier producto va bien).

Con Sublime he quedado encantada, a ver cómo os cuento mis impresiones sin quedarme corta. Para empezar, la muestra me ha servido para dos usos, y en ambos lo he usado sin bálsamo ni mascarilla para observar mejor sus efectos. Los resultados han sido inmejorables: pelo muy suave, nutrido perfectamente de la raíz hasta las puntas, aspecto bonito y sano. Hidrata mucho más que un champú cualquiera, actúa como un acondicionador sin necesidad de acompañarlo de otro producto. En definitiva: todo un tratamiento para el cabello.

En segundo lugar, he notado que el champú aporta mucho brillo, ¡incluso me lo han dicho otras personas! Sin duda, este es uno de sus mayores atractivos, al menos para un pelo que tiende a verse apagado como el mío. Cambiando de tercio, al prometer tanta suavidad e hidratación, me daba miedo que disminuyera el poco volumen que tiene mi pelo de por sí, pero por fortuna mis reparos eran totalmente infundados: no me deja el pelo «aplastado» en la cabeza; tampoco se puede decir que dé volumen, aunque aquí hay que tener en cuenta que por mi tipo de cabello es muy difícil que obtenga volumen. Lo que sí aprecio es que le da bastante cuerpo, se ve una melena espesa, agradable al tacto. En definitiva: un cabello mucho más bonito, en todos los sentidos.

Por otro lado, no nos olvidemos de un punto básico: la limpieza. Con los champús que uso habitualmente, a veces me encuentro con el problema de que cuestan de aclarar (es el gran inconveniente de algunos productos para cabello seco) y pensaba que tal vez con este me ocurriría lo mismo. Sin embargo, lo cierto es que me ha ido de maravilla: deja el pelo muy limpio, sin restos de jabón en el cuero cabelludo, y no cuesta nada de aclarar. Me dura limpio el mismo tiempo que siempre, así que no engrasa en absoluto. Su textura tan especial no supone un problema para extenderlo por el pelo y hace la misma espuma que otros champús (lo único que se le puede reprochar es que hay trozos de sal marina que inevitablemente caen por la ducha y se desperdician; es lo malo de no tener la consistencia de un champú al uso). Una vez aclarado, no me he encontrado con grandes problemas para desenredarlo. Es cierto que en esto podría mejorar un poco, pero hay que tener en cuenta que los productos que suelen ayudar en esa parte son los acondicionadores, así que tampoco podemos pedir peras al olmo.

En otras opiniones he leído que destacan el agradable olor que deja en el cabello. Si os soy sincera, yo no lo aprecio tanto: es cierto que queda algo de esa fragancia floral y dulce, pero no lo considero un aspecto reseñable. Los de Klorane, sin ir más lejos, le dan un aroma mucho más intenso (tanto para bien como para mal, pues no todos huelen a rosas).

Antes de terminar, me gustaría explicar que al no llevar siliconas puede que de entrada vuestro cabello no reaccione bien al champú. No os producirá efectos adversos, por eso podéis estar tranquilos, pero quizá necesitaréis un tiempo de adaptación para notar toda esa suavidad y brillo que aporta. Yo no he tenido problemas porque los champús de Klorane que uso desde hace años tampoco contienen estos ingredientes y mi pelo ya estaba acostumbrado, pero dejo el dato para que lo tengáis en cuenta. Pensad que, aunque al principio los resultados no os convenzan, vale la pena ser constante porque a la larga es un beneficio para vuestra salud capilar.

Conclusión

Uno de los mejores champús que he probado (y he probado muchos), el primero que me atrevo a poner a la misma altura que mi querido champú de mango de la marca Klorane. Quizá la textura de Sublime asusta un poco porque no tiene nada que ver con otros productos capilares, pero tranquilos, se extiende bien y hace la misma espuma que un champú cualquiera. Me va de fábula: deja el pelo extra suave, nutrido, limpio, con mucho brillo, y no le resta volumen. Me parece un champú muy completo, pues gran parte de sus efectos se asemejan más a los de un acondicionador o incluso una mascarilla. Puede ser una buena opción para quienes no tengan tiempo para usar las tres cosas (champú, acondicionador y mascarilla), aunque yo os lo recomiendo a todos en general. Da tan buenos resultados que merece la pena darle una oportunidad; esta vez, el precio elevado está más que justificado.

martes, 29 de marzo de 2011

Lush Rock Star Jabón

Rock Star, el jabón de la estrella

Rock Star es uno de los muchos jabones sólidos que Lush ofrece para la ducha (los jabones son uno de los productos estrella de la firma). Más concretamente, os llamará la atención por su color rosa (mojado se ve de un tono más vivo que en las imágenes) y su superficie lisa, un aspecto bastante distinto al de los jabones de diversos colores y texturas irregulares que también podemos encontrar en la tienda. Asimismo, se trata de uno de los más económicos, pues el precio para 100 gramos (la cantidad mínima que podemos adquirir) se queda en 3,95€. Sale más caro que un gel del Mercadona, sí, pero tampoco tiene un precio prohibitivo y debemos valorar que cunde muchísimo y los ingredientes y la fragancia no son comparables a los de un producto de marca blanca. Con respecto al envasado, en Lush se limitan a envolver la porción de jabón con papel para favorecer el uso de materiales reciclables y evitar generar más recipientes de plástico que tanto contaminan a la larga.

Hablemos de un aspecto importante: el aroma. Casi todos los artículos de Lush han cumplido mis expectativas con creces, de modo que a la hora de probar algunos nuevos tengo muy en cuenta este punto. Rock Star desprende una fragancia dulce, bastante fuerte pero sin llegar a empalagar. ¡Huele que alimentaaaa! A mí me recuerda a una mezcla de vainilla y azúcar, con un claro olor a jabón también (el típico aroma a limpio). Eso sí, si odiáis la vainilla podéis estar tranquilas: el perfume del jabón no tiene nada que ver con el de una colonia de esta fruta, aquí se encuentra mezclado con otras notas, por lo que el resultado no es tan dulzón ni intenso (os lo dice una persona a la que las eau de toilettes de vainilla le resultan tremendamente desagradables). Al igual que La Madrina, otro jabón de Lush, su fragancia pertenece a la gama de dulces y golosos, aunque La Madrina me hacía pensar en una piruleta o una gominola y, en cambio, el olor de Rock Star se me parece más a los típicos caramelos cremosos que suelen gustar más a los adultos que a los niños. En cualquier caso, ambos me encantan porque adoro los aromas de este tipo.

Con respecto a la composición, merecen una mención el aceite de coco —que suaviza la piel en profundidad y la deja muy limpia— y el aceite de colza (la colza es una especie de col) —rico en ácidos grasos y vitamina E (antioxidante) —. También lleva ingredientes no tan naturales, aunque ninguno de ellos proviene de empresas que experimenten con animales.

Hay una leyenda urbana en torno a Rock Star. Según dicen los de Lush, dentro del jabón podemos encontrar una estrella blanca, aunque no se sabe exactamente si es un cuento chino para darle un poco de misterio al asunto o si realmente añaden estrellas al fabricarlo. Al tratarse de un jabón que cortan en la tienda, puede que te toque un trozo con la estrella o no, así que ellos siempre pueden cubrirse las espaldas con la excusa de que tal vez tú no tuviste suerte. En lo que llevo gastado de mi porción no he encontrado nada, conque no puedo daros más información. No obstante, con estrella o sin ella, Rock Star se ha consolidado como uno de los más exitosos de la tienda. ¡Algo tiene que tener para gustar tanto!

Usando el jabón

Mi porción contiene unos 100 gramos de jabón, con lo que tiene un tamaño considerable que resulta poco práctico para la ducha. Se me ocurrió cortarla en cuatro trozos más pequeños, de tal manera que al usarlos uno por uno evito tener que cargar con la porción entera y de paso consigo que dure más porque no todo el jabón entra en contacto con el agua cada vez que me ducho. Antes solo lo hacía con Farmacia de Guardia (un limpiador facial), pero he visto que el truco es de lo más práctico también para el cuerpo, así que os recomiendo que lo hagáis con todos los jabones.

A la hora de usarlo, puede parecer menos cómodo que un gel de ducha, aunque no me cansaré de repetir que todo es cuestión de acostumbrarse. Basta con mojar el jabón y frotarlo por la piel del mismo modo que con una esponja, no tiene más misterio, por mucho que hoy en día se haga raro usar jabones sólidos por todo el cuerpo. Voy a contaros un truco que leí en una opinión de la usuaria Tallulaht y que me ha ido muy bien (espero que no le importe que lo repita, si algún día se pasa por aquí): envolver el jabón con una red de espuma hace que se vuelva más espumoso y cunda más (esto último no es del todo exacto, porque gastar se gasta igual, aunque sí que es cierto que al hacer más espuma tal vez inconscientemente no insistimos tanto al frotarlo por la piel). ¿Y de dónde sacamos la red? Yo la recorté de una especie de esponja que me regalaron en Yves Rocher o Bottega Verde (el típico obsequio cutre al que no sacas partido) y la verdad es que me va muy bien.

Una vez hemos terminado de ducharnos, recomiendo envolver el jabón en papel film o transparente, me lo aconsejaron en la propia tienda de Lush. Os aseguro que el producto se conserva en perfectas condiciones, incluso puedes permitirte alternarlo con un gel y estar varios días sin usarlo. Comento todos estos detalles porque pienso que quien quiera empezar a usar jabones para la ducha se encontrará con pequeñas dudas que no se tienen con un gel líquido (todos sabemos cómo se usa y se guarda), y me parecería una lástima que alguien no se decidiera por algo de esto, por eso he querido comentaros cómo lo hago yo. A partir de ahí, cada una puede experimentar hasta encontrar el método que le parece más cómodo para usarlo, conservarlo y demás.

Resultados

Estoy encantada con el jabón. Proporciona una gran sensación de limpieza sin dejar la piel tirante; solo hay que fijarse en los aceites que contiene, todos ellos con propiedades suavizantes. Los jabones tienen fama de ser más agresivos que los geles, pero los de Lush están formulados para no agredir la piel y mantener su hidratación natural, aunque de todos modos nunca está de más complementar su uso con una crema corporal. También hay que tener en cuenta que Rock Star está indicado para todo tipo de pieles (los hay específicos para pieles grasas o problemáticas, y me imagino que si uno de estos se usara en una piel seca tal vez no daría tan buenos resultados).

Por otro lado, el aroma se nota en la piel y perdura durante unas horas, que ya es mucho para un producto de estas características. Me encanta poder acercar el brazo a la nariz y apreciar esa fragancia dulce tan especial y única, rara vez el olor se mantiene tanto tiempo. Supongo que el hecho de tratarse de un aroma intenso influye directamente con su fijación, ya lo he notado con otros productos.

Si lo comparo con el otro jabón de Lush que he usado, La Madrina (aquel que olía a golosinas), debo decir que ambos me han encantado y son dignos de una valoración de cinco estrellas: huelen de vicio, limpian de maravilla y respetan la piel. De todos modos, en las características físicas sí que observo algunas diferencias: Rock Star me parece más cremoso y agradable de usar que La Madrina, y además hace una mayor cantidad de espuma''' (incluso sin utilizar la red que os comentaba antes). En definitiva, ambos me parecen cien por cien recomendables por sus resultados, aunque en el tacto me quedo con Rock Star.

Related Posts with Thumbnails