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jueves, 7 de julio de 2011

Lush Jabón Lady Catrina


Lady Catrina, jabón para cuerpo y manos

Cumplo años en fechas cercanas a la noche de Halloween y el año pasado alguien tuvo la ocurrencia de regalarme este jabón, que pertenece a la edición limitada de la colección especial que había en esos momentos. Así pues, solo encontraréis Lady Catrina cuando se acerque el 31 de octubre (eso si lo vuelven a vender, claro). ¿Qué hago hablando de un jabón de otoño en pleno verano?, os preguntaréis. Muy sencillo: su aroma me horrorizó tanto cuando lo saqué del paquetito que he ido retrasando su uso meses y meses (total, por falta de geles y jabones de ducha no será). Al final, sin embargo, decidí cogerlo hace unas semanas porque me empezaba a dar miedo que se estropeara.

Lady Catrina (también lo encontraréis como Lady Katrina, con K) es un jabón muy llamativo a simple vista: base de color morado oscuro y abundantes detalles de colorines por encima. No obstante, ya sabéis que en Lush os cortan la porción en la tienda, de modo que el que os toque un trozo más bonito o feo será cuestión de suerte. El mío es casi todo morado, con un poco de naranja; nada del otro mundo, pero lo que importa es que funcione. El precio para los 100 gramos es de 4,50 €, que no me parece excesivo porque se amortiza.

¿Qué tiene de particular su olor para que me disgustara tanto al principio? Desde mi desconocimiento en materia de fragancias (me encanta todo lo que tenga que ver con la cosmética, pero soy extremadamente torpe para identificar las notas de un perfume) habría dicho que huele a algo especiado, muy fuerte. Al indagar un poco, descubrí que está hecho a base de una planta llamada agave —la misma de la que se hace el tequila—, lima y nerolí. Estamos ante un jabón que huele a chupito. Curioso, ¿verdad? ¡Esto solo lo podían hacer en Lush! Mis gustos suelen tirar por los aromas afrutados, florales o dulces, así que este me produjo un rechazo inmediato, aunque con el tiempo me he acostumbrado a él y puedo usarlo sin problemas.

En apariencia se aleja bastante de los jabones clásicos de Lush (salta a la vista que lleva colorantes y perfume); aun así, sus principios activos son los mismos que anoté en mis comentarios de La Madrina, Rock star y Sultana: aceite de colza, que contiene vitamina E y ácidos grasos; aceite de coco, de sobra conocido por sus propiedades hidratantes, además de ser un limpiador eficaz; y glicerina, la base de cualquier jabón. Además, su composición no contiene ningún ingrediente de origen animal, por lo que es apto para veganos.

Resultados

El jabón limpia la piel estupendamente. Hace bastante espuma, se extiende con facilidad y con una sola pasada te proporciona una gran sensación de limpieza (lo normal, vaya, aunque su aroma de entrada pueda echar para atrás). No es de los más cremosos, pero aun así va genial. Si tuviera que compararlo con los otros que he usado, diría que se parece bastante a La Madrina (fragancia aparte). Rock star y Sultana me parecieron mucho más suaves y untuosos.

Ahora bien, la mejor cualidad de Lady Catrina no es su poder limpiador, sino lo mucho que cunde: cada porción pequeña me da para unas cuantas duchas. Justo antes había usado el jabón Sultana, que se me gastó enseguida, y he valorado mucho que con este no ocurra. Supongo que todo se debe a la cremosidad de uno frente a otro: cuanto más cremoso, menos va a durar (aunque esos tienen la ventaja de ser mucho más agradables al tacto y respetuosos con la piel). Sé que de entrada estos jabones pueden parecer caros al lado de los geles de marca blanca, pero si pilláis uno como este desde luego vais a amortizar el dinero.

Por otro lado, a pesar de que no hidrate como Rock star o Sultana, no he notado que me reseque la piel. Al salir de la ducha la noto normal, ni tirante ni más suave. Digamos que por su aspecto poco natural pensaba que podía fallarme en este punto, y por fortuna no ha sido así. Por mucho que en Lush inventen fragancias estrambóticas y poco corrientes, la base de sus productos sigue siendo la misma y su calidad no baja (al menos con Lady Catrina). De todos modos, nunca está de más usar una crema o loción corporal para hidratarnos mejor.

Hablemos ahora de su aroma. Antes os lo he descrito, pero ¿qué ha pasado para que haya dejado de disgustarme? Simplemente me acostumbré. Los dos primeros días me producía un rechazo absoluto (incluso lo alterné con un gel de ducha, cosa que no suelo hacer últimamente); después ya no me costó nada cogerlo. Hay que tener en cuenta que, aunque su olor no guste de entrada, no es lo mismo la fragancia de un jabón que la de un perfume o colonia. El perfume es más intenso y lo llevas puesto todo el día, mientras que la fragancia del jabón se nota cuando lo acercas a tu nariz, en la piel es mucho más suave. Gracias a eso puedo sacarle partido, porque como colonia sé que no podría usarlo. A propósito del aroma, se supone que la fragancia va bien para revitalizarse, aunque yo suelo pasar bastante de estas cosas.

Y dicho todo esto, creo que no tengo nada más que añadir sobre Lady Catrina. De nuevo vuelvo a insistir en que no cuesta nada cambiar el gel de ducha por un jabón sólido: al principio choca, y desde luego no es la mejor opción para el uso familiar, pero supone una gran alternativa a los geles envasados que tanto contaminan. Además, en este caso particular, el jabón cunde tanto o más que un producto líquido. Tenemos que concienciarnos más sobre la cosmética natural y el reciclaje.

martes, 1 de febrero de 2011

Lush Whoosh Gelatina de Ducha


Gelatina Whoosh. Presentación

Los productos de Lush se cortan en la tienda según la cantidad que pidas y te las sirven en un envase de plástico desechable parecido a los que se utilizan para mantener los alimentos frescos (aunque en el caso concreto de las gelatinas también existe la posibilidad de comprarlas directamente en un envase convencional que contiene 240 g de producto y cuesta 8,65€). La cantidad mínima que se puede comprar son 100 g y su precio es de 4,35€ para este peso.

Su aspecto es de color azul, mucho más atractivo y llamativo que el de la gelatina Dulce Placer que usé hace unos meses. Yo lo he podido probar mediante una muestra, por lo que mi trozo es mucho más pequeño que los que se pueden adquirir en tienda (y aun así me ha dado para tres usos).

¿Cómo se usa una gelatina de ducha?

Tal y como dice su nombre, la textura del producto es gelatinosa. A simple vista parece igual que las que comemos, pero una vez la hemos toqueteado un poco se puede ver que su consistencia es más dura y no se rompe con tanta facilidad (¡estaríamos apañados!). A grandes rasgos, se puede usar de dos formas: directamente te puedes duchar con el trozo que hayas comprado, o bien puedes optar por cortarla en trozos más pequeños (aunque aviso que cuesta de cortar y es difícil conseguir la medida exacta para una ducha, ya que la gelatina cunde más de lo que parece a simple vista). Yo recomiendo usar el trozo entero: es lo que hice con la Dulce Placer y puedo aseguraros que me duró varias semanas en perfectas condiciones (con Whoosh he hecho lo mismo, pero no lo pongo como ejemplo porque el trozo es considerablemente más pequeño, ¡poco se podía cortar aquí!).

Después de decidir si vamos a emplear el trozo entero o uno más pequeño, solo nos queda entrar en acción: empapamos la gelatina bajo el chorro de agua y frotamos la piel previamente mojada como haríamos con una esponja. Enseguida observaremos que la gelatina deja un rastro blanco sobre la piel, prueba de que verdaderamente contiene agentes limpiadores que nos van a dejar perfectamente aseados. No hay que asustarse: la gelatina no se deshace en los dedos y al terminar la podemos guardar de nuevo en su envase para usos posteriores. Tranquilos, que no se estropea e incluso la podéis alternar con otros geles para no cansaros de la gelatina.

Ducharse con una gelatina es una experiencia difícil de describir; lo mejor sin duda es probarlo uno mismo. Creo que tiene que ser una de esas sensaciones que amas u odias: a mí me encanta notar la textura gelatinosa y suave sobre mi piel, me parece agradable y “chachi”, pero puede que a otras personas les dé grima. Todo es cuestión de gustos. Eso sí, si os decidís a probarla, tened cuidado: ¡no veáis con qué facilidad se escurre! De todos modos, me parece un invento bastante divertido y vale la pena probarlo para salir de la monotonía de los geles y jabones.

El aroma

Si en la gelatina Dulce Placer destacaba la dulzura y la sensualidad de su fragancia, Whoosh tiene un aroma bastante más convencional y apto para masas: huele a cítricos, concretamente a limón, lima y pomelo. Me recuerda al mítico Calipo verde de lima limón, ¿os acordáis? Una fragancia muy fresca, perfecta para empezar el día de buen humor. Personalmente, adoro este tipo de aromas en un producto para la ducha: animan mucho y, aunque luego en la piel apenas se noten, me siento bien al notar su perfume por el cuarto de baño.

Además, la gelatina contiene aceites esenciales de romero y geranio, que supuestamente tienen propiedades revitalizantes. En la web recomiendan usar la gelatina como antídoto para el jet lag (aunque ahora digo yo: una gelatina no me parece lo más práctico para llevar en el neceser cuando viajas) o sencillamente para cuando hayas dormido poco y quieras mantenerte despierto (con esto seguro que nos identificamos todos, ¿eh?). Yo lo coloco dentro del grupo de los geles revitalizantes con aromas cítricos, como puede ser por ejemplo el gel revitalizante de Deliplus (que huele a naranja) o alguno de Bottega Verde.

Resultados

La gelatina deja la piel muy limpia y con una agradable sensación de frescura. Recuerdo que antes de probar las gelatinas me daba miedo que fueran el típico producto que huele muy bien pero luego deja bastante que desear en calidad, pero ya os digo que no es el caso, al menos no el de las de Lush. Tanto esta como la Dulce Placer me han dejado la piel estupenda y desde el primer momento en que el producto entra en contacto con la piel se aprecia el resto de espuma que deja, que en cierto modo se puede considerar una prueba de su eficacia.

En segundo lugar, destaco que el aroma de la gelatina me encanta: fresco, cítrico, ni demasiado intenso ni demasiado suave… ¡Perfecto! La típica fragancia que transmite alegría y optimismo (por lo menos a mí, que soy una amante de los olores cítricos como este). Ahora bien, no todo son flores: después de ducharnos, el aroma prácticamente no se nota en la piel (por no decir que no se nota nada…). No obstante, y como digo siempre, esto no me parece un inconveniente porque de un gel de ducha no se espera que deje la piel perfumada. Para eso utilizo una crema hidratante con olor o directamente un perfume.

Por otra parte, en cuestión de hidratación no noto que la gelatina hidrate la piel ni tampoco que la reseque, por lo que podemos decir que cumple con su papel de respetar la piel y no la deja tirante, aunque luego nunca está de más aplicar una loción corporal para mantenerla más suave y nutrida. Debo decir que hasta este momento todos los productos de Lush me han dado buenos resultados en este sentido: aunque a priori un jabón sólido o una gelatina puedan parecer más agresivos que un gel líquido, los de esta firma son respetuosos con la piel y la mantienen cuidada. De hecho, el único producto de Lush que no me ha convencido es un gel antigranos, que ya se sabe que en general suelen ser flojitos, independientemente de su marca. En todo lo demás no tengo ninguna queja, y ya son unos cuantos productos probados.

Finalmente, solo me queda añadir que estoy satisfecha con la gelatina y no descarto comprarla en un futuro. No se puede negar que cunde menos que un gel, pero aun así da para bastantes usos y es una gozada ducharse con aromas tan agradables como el de Whoosh. Por no hablar de la experiencia de frotarse con una gelatina, ¡comodísimo y divertidísimo! Si os habéis unido a la fiebre por Lush, os animo a probar alguna de ellas: seguro que no os defrauda y, si esta en concreto no os atrae demasiado, a bien seguro encontraréis otra variedad que sea de vuestro agrado. Son productos que lo tienen todo: cumplen con su función básica de limpiar la piel, tienen aromas exquisitos y además apuestan por un formato distinto y divertido. ¿Qué más se puede pedir?

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